Falsos policías, asalto comando, tumberas y comerciantes que resisten la inseguridad
Una preocupante ola de hechos delictivos ocurrió la última semana en San Pedro. En medio de la incertidumbre que vive la Policía por la inminente partida de Carlos Pérez y la llegada del reemplazo de Dante Paolini, que finaliza su licencia hoy, los casos se multiplican. Además, reaparecieron los piratas del asfalto, esta vez, vestidos de policías.
Los casos se multiplican y preocupan. El viernes, mientras la cúpula policial viajaba a Pueblo Doyle para oficiar la presentación de la nueva patrulla (ver foto) con la que contará la Policía Rural, un empleado de un productor batatero que regresaba del mercado central junto a su hijo fue abordado por delincuentes vestidos como policías en el kilómetro 152 de la Ruta N° 9.
Los cuatro ladrones se movían en un automóvil Volkswagen gris. En otro vehículo, un Ford, viajaban otros cómplices. Los redujeron y los golpearon para robarles una fuerte suma de dinero que llevaban consigo, que rondaría los 200.000 pesos.
El sábado, alrededor de las 02.00, personal de seguridad de la empresa Maxiconsumo –ubicada sobre ruta 1001–, dos hombres de 53 y 37 años, fueron sorprendidos por tres encapuchados, con armas de fuego, que los golpearon y los dejaron atados.
Violentaron una caja de seguridad y se llevaron una importante suma de dinero. Una de las víctimas fue hospitalizada producto de los golpes.
El mismo sábado, por la tarde, comerciantes resistieron un robo en un autoservicio ubicado en 3 de Febrero y calle 48. Dos delincuentes con un arma casera intentaron reducir a los presentes, mientras que un carnicero y un personal de seguridad resistieron a palazos y obligaron a los delincuentes a escapar.
Antes, habrían asaltado una ferretería ubicada en Oliveira Cézar al 700. El arma casera, tipo “tumbera” (ver foto), fue secuestrada por la Justicia, pero los delincuentes continúan prófugos.
A estos hechos denunciados, se suman robos a una forrajería –dos asaltos el mismo día– que no fueron denunciados por sus propietarios y otra serie de robos cuyas víctimas, quizá por temor, también optaron por no radicar la denuncia.