Así fue la secreta reunión de gabinete en la que Salazar repartió retos para todos sus funcionarios
El sábado hubo reunión de gabinete ampliado en La Casona 1830. El intendente les pidió a todos que los medios no se enteraran, por lo que el miércoles, cuando La Opinión reveló con precisión los detalles del encuentro, todos se miraron entre sí en busca del "traidor". Durante el encuentro, Salazar retó a los funcionarios, sobre todo a Camilletti y a Chiarella, y les dijo que todos son "fusibles" camino a las elecciones, en las que espera vencer con comodidad.
Este miércoles, La Opinión reveló en exclusiva detalles de la reunión de gabinete ampliado del sábado en La Casona 1830 donde funciona la Dirección de Turismo, encuentro que el gobierno esperaba mantener en secreto, a juzgar por el pedido explícito que hizo el intendente de que no contaran nada a la prensa.
En el encuentro hubo tonos elevados de voz, dedos levantados, recriminaciones y retos varios. Estaban todos los funcionarios, los concejales oficialistas y los referentes de Cambiemos, y aunque Salazar pidió que nadie cuente nada, La Opinión logró reconstruirlo con tanta fidelidad, que el miércoles todos se miraron entre sí en busca del "traidor".
Salazar comenzó la reunión pidiendo resultados de algunos temas que vienen retrasados. Casi a los gritos, preguntó: “¿Quién es el encargado?” de tal o cual cosa. Alfredo Camilletti y Karina Chiarella fueron los principales blancos de su bronca.
Es que las obras del año pasado no se hicieron y las de 2017 no comenzaron. La publicación de La Opinión de la semana pasada respecto al proyecto para el barrio Obrero fue uno de los temas. Camilletti sólo atinó a decir que estaban por llegar los materiales y el intendente le recriminó que no se ocupe personalmente de exigirle a Coopser que ponga manos a la obra.
Peor fue cuando le preguntó a Chiarella, cuya área no hizo relevamiento alguno y en el “diagnóstico de situación” escribieron generalidades vacías de contenido. La respuesta fue que una vecina le había “comentado” que “pasaron preguntando algunos datos”. La sorpresa fue mayúscula. Salazar levantó la voz para decirle que no quiere a las trabajadoras sociales detrás del escritorio.
“Fue humillante”, contó un participante del encuentro. “Está blindada, a mí me dice algo así, le grito de todo y me voy”, dijo una mujer que estuvo allí y que recordó el affaire Prez, que se fue del Ejecutivo no sin denunciar al intendente por maltrato de género y malversación de fondos públicos.
Salazar recriminó a sus funcionarios que hablen en primera persona cuando son entrevistados en los medios. “Yo, yo, yo; acá todos dicen ‘conseguí esto, conseguí aquello’”, se quejó. Además de lo habitual –a Sánchez Negrete le gusta hablar así y se lo marcaron varias veces, al punto de que empezó a ser cuidadoso al respecto–, algo pasó durante el temporal, cuando Desarrollo Social envió un camión con elementos para los damnificados: hubo varios que se adjudicaron la gestión que hizo el propio intendente vía telefónica con el jefe de gabinete del ministerio.
Cecilio les advirtió que octubre será crucial, lo que da cuentas de que al menos hasta las elecciones no habría expulsiones. Les pidió hacer “una gran elección” y les recordó que el resultado depende de ellos, que serán “los fusibles”. “El único contento es Sánchez Negrete, porque tiene la caja llena, pero eso es así porque la plata que hay es de las obras que no se hacen”, les dijo.