Evolucionar
La evolución del ser humano y su pensamiento fue un fenómeno muy marcado en el siglo XIX. Siguió en el siglo XX y ¿se estancó en el XXI? En aquel siglo 19 estuvieron Darwin con su evolución de las especies, Augusto Comte con la incorporación de la sociología y, los aportes esenciales en lo socio-político de Engel y Carlos Marx. Las Universidades, hasta ese siglo reservadas a una población de élite, se fueron abriendo a sectores novedosos, ello gracias a la irrupción de una nueva clase social: la clase obrera. En los “burgos” (ciudades) se fueron instalando fábricas con la característica de albergar cientos de trabajadores en el mismo edificio. Estas empresas fueron las reemplazantes de los antiguos talleres que estaban constituidos generalmente por un maestro, un oficial, un medio oficial, aprendices y aspirantes. Esta denominación se aplicaba a todos los oficios: sastres, zapateros, carpinteros, albañiles, etc. Hoy quedó reservada casi exclusivamente al trabajo de albañilería. – Por supuesto que con las empresas aparece el capitalismo, la burguesía, el liberalismo individualista que muestra sólo afán de obtener más y más capital y dinero.
En nuestro país en ese siglo aparecen las estancias, campos de grandes extensiones que criaban miles de cabeza de ganado al cuidado sólo por algunos peones, la agricultura no tenía desarrollo. El origen “legal” de las estancias es siempre discutible. Se sabe que Julio A. Roca otorgó a sus oficiales del ejército miles de hectáreas a precio vil. También sucesivos gobiernos otorgaron tierras a comerciantes o inmigrantes españoles, italianos o de otro origen.
La explotación del peón de campo fue un hecho común y “normal”. Recién fue reparado con el Estatuto del Peón, dictado cuando el entonces Coronel Perón estaba a cargo de la famosa Secretaría de Trabajo y Previsión, creada a la sazón el 27 de noviembre de 1943. No obstante y a más de sesenta años vemos, con profunda tristeza y desazón, que aún se sigue explotando a los “cabecitas negras”, peones del norte argentino, bolivianos, paraguayos, etc. Escuchar a un “dueño” que se rasgaba las vestiduras ante un reportaje radial, alegando ignorancia y desconocimiento de lo que sucedía en su propiedad y lo que hacía su “contratista”, me causó, sinceramente, repulsión, una sensación de asco y bronca… Casi la misma que me causa Roberto Calvet y sus “socios” municipales con el tema del Tiro Federal. ¿No evolucionamos nada? Explotación, corrupción, las mismas patologías que denunciaban los pensadores que menciono al principio a casi dos siglos!!!