Estafas telefónicas con acento cordobés
Una vez más, varios sampedrinos fueron estafados a través de presuntos premios de cuya noticia se enteran por mensajes de texto y llamadas que provienen de la provincia de Córdoba. Autos, motos, dinero en efectivo, son parte de los anzuelos con que construyen el relato para envolver a sus víctimas. Muchos han depositado 2.500, 3.000, 6.000 y hasta 25.000 pesos. Hay denuncias penales en San Pedro y la capital cordobesa. El “escribano” Olave no existe.
Cada tanto, las estafas telefónicas vuelven. Se repiten las modalidades y las víctimas se ven envueltas en un discurso rápido, preciso, avasallante, que informa de manera atropellada que se han ganado un auto, una camioneta, una moto, un televisor gigante o la suma de 100 mil pesos. Siempre piden plata. Un depósito bancario, envío a través de correo o abono vía empresas como Rapipago o Pagofácil. Siempre es mentira.
Desde la semana pasada, La Opinión recibió múltiples y diversas historias de estas características, como la de Yolanda, una vecina del humilde barrio La Tosquera que envió 2.500 pesos vía Western Union a una mujer de nombre Gisela Yanet Suárez, porque le dijeron que se había ganado una moto y hasta la amenazaron con “cartas documento, denuncias”.
Se asustó cuando le exigían más dinero y este semanario dialogó con el cordobés que se supone le traía la moto. Dijo estar “en la ruta”, con “la policía caminera y la Afip”, porque había “un convenio multilateral” mediante el que había que pagar unos 12.000 pesos más para que la moto pudiera ser liberada y llegar a San Pedro. “La empresa se hace cargo de la mitad”, dijeron. La otra mitad debía pagarla Yolanda.
Esa misma mañana, en el aire de La Radio fue descubierta la estafa, con un llamado telefónico a un presunto escribano de nombre Juan Carlos Olave, que tenía la misma voz y prácticamente el mismo tono que el que estaba “en la ruta” con el envío.
“No existe ningún escribano Olave, ni con v corta, larga, hache, de ninguna forma posible de construcción de ese apellido”, informaron desde el Colegio de Escribanos de Córdoba tras revisar sus registros a pedido de La Opinión. Esa institución tiene dirección en la calle Obispo Trejo, de la capital cordobesa. Hubo víctimas a quienes les dieron como domicilio de la “empresa” el mismo que el edificio de ese nucleamiento profesional.
Denuncia en Córdoba
Una vecina –que prefirió preservar su identidad y a la que llamaremos “Nancy” – relató a La Opinión su peripecia, que comenzó en febrero con un mensaje de texto mientras trabajaba aquí, en la ciudad, y terminó en una oficina de la Justicia cordobesa, luego de pasar por una obra en construcción frente a un baldío.
Su premio era una Toyota Hilux 4×4 cero kilómetro. “Al principio yo no entendía mucho, le pregunté si me estaba tomando el pelo y me empezaron a decir que era una empresa que promocionaba la marca, que a ellos les importaba el marketing y la propaganda”, contó Nancy.
Le dieron la dirección de una página web, www.compatecno.com, que ya está off line. “La página existía y tenía un número de cuit de una empresa, el tipo me dijo era todo legal todo”, señaló. Como en tantos casos, había recibido el mensaje de texto ganador porque la habían “elegido al azar”.
Nancy analizó la situación y se dio cuenta que su capacidad económica no alcanzaba para solventar un vehículo de esas características, que paga, por ejemplo, más de 2.000 pesos por cuota de patente y un seguro contra todo riesgo cuesta más de 1.000 pesos mensuales. Por ello, les preguntó si podía cambiarlo por el dinero, a lo que accedieron.
“Me dijo que me iban a dar la plata, que tenía que esperar un llamado de la Afip, que me iban a llamar por una serie de documentación”, relató la víctima. La llamaron de otro número, siempre con prefijo 0351, de Córdoba capital. “Parecía siempre la misma persona, pero cambiaba los tonos de voz”, recordó.
Recibió incluso una llamada en la que le dijeron que eran de Afip y que tenía que pagar “impuesto a las ganancias”. A diferencia de Yolanda, le dieron una cuenta bancaria, nombre, apellido y DNI. Allí depositó 6 mil pesos, que consiguió gracias a un préstamo que todavía no pudo devolver.
Por la tarde, recibió un nuevo llamado en el que le decían que “faltaba un paso”, que tenía que sumar otros 9 mil pesos por “gastos administrativos”. Nancy empezó a sospechar y los cordobeses insistían. Como la mujer profundizaba sus dudas, la amenazaron con denunciarla penalmente por evasión de impuestos e iniciarle un juicio millonario que pondría en peligro cualquiera de sus bienes.
“Yo les dije que no podía ser. Nunca tuve plata para declarar en la Afip, vivo al día, así que no entiendo nada. El tipo me gritaba, después me hablaba más tranquilo, y de fondo se escuchaba gente hablar”, detalló Nancy.
Consultado el caso con su familia, la mujer y su yerno decidieron viajar a Córdoba. Fueron en micro, tras decirle al presunto agente de la empresa que ya tenía el dinero pero que quería llevárselo en persona.
“En la dirección que me dieron había una obra en construcción, la numeración exacta no existía y enfrente había un terreno baldío”, precisó la víctima. En el lugar, un albañil les dijo que no eran los primeros. Que durante toda esa semana había llegado gente de Tucumán, Entre Ríos, Jujuy, Santa Fe, Chaco… Todos en busca del “premio”.
Con un patrullero que encontraron en la calle fueron a una dependencia policial primero y a una oficina de Justicia después. Allí, Nancy dejó asentada una denuncia penal por estafa.
Quien la atendió le dijo que la modalidad es común y le explicaron que en general dan un nombre y una cuenta bancaria que existen, pero que no tienen relación alguna con esa persona. Otra víctima contó a La Opinión que en el banco le informaron que la persona cuyos datos le habían dado tenía una cuenta en una sucursal del Banco Nación de Capital Federal porque cobraba la Asignación Universal por Hijo.
“El tono de voz cuando lo escuché en la radio era el mismo, el mismo tipo, la misma voz, todo”, lamentó Nancy, quien declaró ante la Justicia que cuando llegó a la dirección que la habían dado y no vio nada, comenzó a llamar a la presunta empresa. Nunca más la atendieron.
La estafada hizo además una presentación en una oficina de investigación de Afip de Córdoba y consultó en la Omic local, donde recalaron muchas víctimas y otros tantos que recibieron el mensaje premiador y tenían dudas (ver recuadro)
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Patricia no cayó en el cuento pero estuvo a punto. Fue a consultar al Banco Nación por el nombre que le habían dado para depositar. Se trataba de una beneficiaria de un plan social, por eso sospechó y se detuvo.
“Les dije que no podía depositar, por lo que me dijeron en el Banco. Ellos me dijeron que no haga caso, que confiara en él, que era un trabajador y no iba a cagar a otro trabajador. Yo les dije que no iba a depositar, el tipo me dijo que me iba a mandar la plata, yo le dije que tenía conocidos en la Afip y se enojaron, así que me dijeron que me daba de baja el premio”, contó.
“Yo tengo dos mensajes que me llegaron. Uno invoca a Canal 13”, relató otro vecino. El sms decía: “Canal 13 en este 2014 te informa que por votar al 13013 ganaste una Ford Ranger 0KM felicidades aguardamos tu comunicación”. El número, esta vez, era de Capital Federal.
Otro recibió un llamado desde el prefijo 3462, de Venado Tuerto, Santa Fe, y zona de influencia.
A Darío lo llamaron un domingo para decirle que había ganado 100 mil pesos. Estaba en el campo y prefirió no continuar la conversación. El viernes, cuando escuchó al presunto Juan Carlos Olave en el aire de La Radio se dio cuenta, como tantos otros, que se podría tratar de la misma persona.
Muchas consultas en la Omic
La Oficina de Defensa del Consumidor que funciona en el ámbito del Concejo Deliberante recibió muchas consultas sobre esta modalidad. Incluso la semana pasada, cuando a los cordobeses estafadores se les ocurrió enviar mensajes masivos a los sampedrinos.
“Nosotros aconsejamos que vayan a Fiscalía, porque eso constituye un delito de estafa”, explicaron desde la Omic, desde donde informaron que investigaron a las presuntas empresas. La semana pasada vino mucha gente a consultar y se les explicó que se trata de una estafa, que no hagan depósito alguno”, señalaron.
“Automáticamente esas cuentas se dan de baja cuando se depositan”, indicaron. Quienes conocen la modalidad sostienen que hay sospechas de connivencia con el sistema bancario.
Una de las cuestiones importantes a la hora de analizar este tipo de delitos es la falta de una ley que establezca a la telefonía celular como servicio público, lo que permitiría que haya un registro más preciso a la hora de comprar una línea, sobre todo las que pueden comprarse en cualquier kiosco, mediante un chip prepago.