Estadio y Paseo en franco deterioro
Los dos lugares que aguardan una decisión extraordinaria son los que exhiben mayor concurrencia de público. Paradójicamente, se encuentran en un avanzado estado de deterioro.
El Estadio Gral. Don José de San Martín y el Paseo Público son los sectores municipales de masiva concurrencia y que por ese motivo, mayor atención necesitan. Pasan los años y el deterioro es preocupante, quedando en evidencia una falta de decisión puntual que acabe con una historia similar al “Cuento de la Buena Pipa”.
El Paseo Público es prácticamente nuevo, pero desde hace unos años a la fecha se transformó en el lugar elegido para realizar toda clase de espectáculos, sea del nivel que sea. Los últimos acontecimientos muestra que hay cosas para cambiar. La mayoría de las reuniones populares realizadas en ese fantástico lugar, lleno de naturaleza, ya no son aquellas fiestas de 2 x 2 y de escaso nivel. Como todo emprendimiento, las organizaciones y realización de espectáculos han ido evolucionando y merecen tener como respuesta un lugar en condiciones para su desarrollo.
En este lugar, más allá del cómodo y hermoso parque, existe un servicio de vestuarios y escenario que alberga a distintos artistas. Actualmente presentan graves falencias si se lo compara con lo que eran antes. La falta de higiene es alarmante y se reflejó hace unas semanas cuando se desarrolló la Fiesta de las Colectividades. La lluvia complicó su brillo, pero se realizó y a su vez complicó el traslado de los bailarines y equipamientos a la trastienda. El barro y la incomodidad se apropiaron de ese sector y pusieron en riesgo el brillo de los atuendos que lucieron los artistas.
Este es solamente un ejemplo para ilustrar a las claras cual es la situación por la que atraviesa el vestuario y escenario del Paseo Público.
Hoy se merece que la rampa lateral cuente con un piso acorde que sirva para trasladar equipamiento con comodidad. Que a ese sector no se pueda ingresar con tanta facilidad, que exista una iluminación permanente sobre el sector del público, pues es cierto que quienes concurren diariamente no cuidan nada, y además, que los vestuarios dejen de ser un depósito y pasen a ser los verdaderos camarines para quienes lleguen a actuar. No hay que olvidar que la mayoría de los que lo utilizan y a pesar de que cuentan con el guiño del municipio, bien podrían colaborar para mejorar en todos estos aspectos.
Siempre lo mismo
Lo del Estadio Municipal es siempre la misma historia. La Municipalidad, la Liga Deportiva Sampedrina y en menor medida el CEF Nº 14, componen un triángulo “novelesco” que solo ha llevado a que el lugar siga deteriorándose. En este caso la situación es mucho más grave porque se han recibido espectáculos de gran envergadura que no han dejado ni un solo peso para arreglar el Estadio. Tampoco se le puede exigir a la Dirección de Deportes que se haga cargo de una situación por demás de controvertida. Más allá de que les moleste cada vez que se lo señala, hace muchos años que se trata este tema y nunca ha tenido una solución.
Ya se ha puntualizado la situación en que se encuentra la vieja tribuna, con la visera que se descascara día a día, y las antiguas cañerías con pérdidas internas que reclaman ser subsanadas desde hace años. El sistema de riego del campo de juego que espera en vano ser puesto en funcionamiento, la escasa iluminación, los baños del sector visitante, la ligustrina que brinda una pobre imagen, los portones de ingreso, el pulmón que separa a las hinchadas que ya no brinda ninguna seguridad, y hasta la mismísima tribuna de la calle Mitre, que muestra las marcas del paso de los años. Todos, son motivos de discusión y decepción.
Quienes lo utilizan, ya sean deportistas, artistas o alumnos, colaboran para deteriorarlo día a día. Nadie colabora y es escaso el aporte económico que se realiza para poder mantenerlo como sería debido. Debe faltar una decisión “de arriba”, como se dice, para arreglarlo de una vez por todas y después sí cobrarle lo que sea a quienes lo utilizan…
También se dice que se estaría conformando una comisión que se haría cargo del lugar, integrada por personas vinculadas a distintos aspectos sociales y que tendrían un serio compromiso. Ojala que sea así y no se tengan que padecer viejas historia como la de “Yupanqui”, por citar un ejemplo nada más, que arriban con un sin fin de proyectos, utilizan el lugar y después se van saltando el cerco perimetral sin dar ninguna explicación.