“Escuela que cierra no abre más”: la 31 de Colonia Vélaz, abandonada desde hace más de 10 años
La última directora del establecimiento, Margarita Bordoy, guio a La Opinión & Sin Galera en un recorrido por los caminos rurales que llevan al paraje, ubicado en el límite con Pérez Millán, partido de Ramallo. Desde que cerró por falta de alumnos, el edificio fue usurpado, vandalizado y está destruido: un símbolo de lo que ocurre con las escuelas rurales que dejan de funcionar.
Más allá de la escuela 32 del paraje La Bolsa, en dirección hacia las vías del ferrocarril Belgrano, está emplzada la 31 de Colonia Vélaz, un paraje deshabitado cuya institución educativa está cerrada desde hace más de 10 años porque también se quedó sin alumnos.
El sábado, el móvil de Sin Galera la recorrió junto a Margarita Bordoy, la última directora, quien guió a este medio por los 56 kilómetros de los caminos rurales que separan San Pedro de ese establecimiento.
“Primero fue ocupada, después fue vandalizada. La usurparon”. recordó Bordoy. La escuela está a 7 kilómetros de Pérez Millán. Llegó a tener pastos de un metro y medio de altura. Ahora el terreno está cuidado porque la failia Mastroianni, con el bisnieto de quien donó el terreno para su construcción, firmó un comodato para mantenerlo.
“Había unos árboles hermosos, ahora vemos el tronco cortado, los hizo cortar este señor Mastorianni, porque incluso se le nota el tronco de las dos moras que hacíamos mermelada con los chicos y la portera”, recordó la exdirectora.
“Los primeros dos años y medio no tuve portera, así que traía los estofaditos de mi casa, y terminábamos de cocinar acá, en una cocina que estaba medio oxidadita. Una vez no le reventó a la portera de casualidad, ahí si trajeron una nueva, usada, siempre tenés que estar rezongando con estas cosas”, relató.
Respecto de los alumnos, primero tenían nueve y luego seis, hasta que se fueron los últimos, que eran los hijos de quienes viviían en la casa del jefe de Estación de Trenes, hoy también abandonada, al igual que la propia estación y los galpones del ferrocarril, el club Colonia Vélaz y el antiguo almacén de ramos generales alrededor del que se fundó el paraje, donde actualmente viven unas pocas familias.
“Eran muy linda las clases, las familias también. Cuando no tenían para comer, vos le repartís lo que queda a fin de mes y ellos cocinan, la mujer de Entre Ríos hizo un hornito en la tierra con brasas, le ponía el pan y arriba con brazas también”, recordó Bordoy.
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