Escuela Normal: 100 años escribiendo EDUCACION PUBLICA con “mayúsculas”
La Escuela Normal celebra hoy su centenario en la historia de la educación pública. Decenas de generaciones han desbordado sus aulas en todos los tiempos como epicentro y pilar de la zona en la formación de maestros. Con actos menos pretenciosos pero con el sentimiento de la Comisión de Homenaje a flor de piel, comenzaron las celebraciones.
En cien años, incalculables recuerdos, anécdotas y experiencias cosechadas entre profesores, alumnos, porteros y personal administrativo han dejado su sello dentro del histórico edificio. Sus patios y aulas atesoran las más valiosas vivencias de quienes siendo o no sus alumnos forman parte de este monumento a la educación pública, gratuita e igualitaria que impera en la memoria colectiva como símbolo de un país que se destacó por hacer de sus establecimientos educativos la cuna en la que se mece la ciudadanía.
Conmemorar no es tarea sencilla y resumir es una injusticia suprema. Cien años entrecruzan la tinta china con la era digital; las tizas y el “cuadro de honor” con los libros en fotocopias; diez décadas desde los pisos de pinotea y el telón de terciopelo a los bailes de egresados organizados fuera de la escuela para poder vender alcohol.
1910-1960, comienza a tejerse la historia
En 1960, cuando la escuela cumplió 50 años, se editó un pequeño gran libro que hoy es uno de los únicos elementos para rescatar la historia, contada por el Profesor Francisco Giovanelli.
En sus palabras preliminares se destaca la necesidad por paliar los problemas con el analfabetismo y la escasez de maestros capacitados como también lo imprescindible por formar “técnicos en el arte de enseñar” gracias a los “vecinos amantes del bien público de San Pedro que se dieron a la noble empresa de realizar trabajos para obtener la instalación de una escuela normal en esta ciudad”, según reza la antesala de su visión en ese contexto histórico.
Más adelante y con precisión relata el tiempo de espera hasta conformar una nómina de alumnos para primer año de lo que sería la Escuela Normal Mixta y con la visita del Ministro de Justicia e Instrucción Pública Rómulo Naón. Por decreto del Poder Ejecutivo en San Pedro, Pehuajó, Lincoln, Tandil y Olavarría se fundaron las escuelas normales en el año del centenario de la Revolución de Mayo. Así, el 14 de abril de 1910 comenzaron las clases, aunque no en el edificio actual. Ese mismo año comenzó a funcionar la biblioteca y luego de veinte años, se fundó la Cooperadora Escolar.
En 1934, previo a cumplirse su 25º aniversario, en una asamblea convocada por el Director, unánimemente votaron por el nombre Fray Cayetano José Rodríguez, en homenaje al sampedrino filósofo, teólogo, poeta, periodista e insigne patriota y congresista de 1816 durante la declaración de la Independencia.
Mediante un decreto del Presidente de la Nación, Manuel de Iriondo Justo aceptó este nombre aduciendo que “su memoria sirva de ejemplo a la juventud que concurre a sus aulas”.
La escuela iba ganando prestigio y cada vez era mayor el número de aspirantes, no solamente locales, sino de ciudades vecinas como Baradero, Ramallo o Arrecifes y para satisfacer esa demanda sería necesaria la apertura de otra división, que fue creada bajo el consentimiento del Presidente Justo con el detalle de que quien se hiciera cargo de dictar clases debería hacerlo ad-honorem, tal como lo habían detallado en el respectivo pedido. Esa decisión que hoy “hace ruido” en medio del desmedro de la vocación se sumó a la promesa de Rómulo Naón, que sin dudas serían la llave de apertura para la construcción de un nuevo edificio que reuniese mayores comodidades y vacantes para futuros alumnos.
La piedra fundamental fue colocada en julio de 1910, aunque la burocracia de la época dilató por más de dos décadas por los cambios de gobierno hasta 1935, cuando se culminó la impactante obra de dos manzanas cedidas por el Municipio local a favor del Gobierno Nacional.
Este año, coincidentemente, era el año de las bodas de plata de la escuela y los festejos fueron con un variado programa en el que sus 458 alumnos entre primarios, secundarios y “departamento de aplicación” expresaron sus sentimientos.
Con una ferviente movilización, llegó el momento de abandonar la antigua casona de calle Mitre, desplazándose hasta calle Bottaro, llevando la campana de bronce cuyo badajo se agitó al ritmo de los recreos y sus porteros
Nada fue sencillo, poner a punto el majestuoso edificio fue tarea de muchos, requirió de fondos para el mobiliario y otros detalles que luego fueron solucionados con colaboración de la sociedad.
Para el cincuentenario, en 1960, ya era un problema la falta de vacantes y la cantidad de aulas insuficientes como para abrirlas; a ello se sumaban las demandas para independizar la Escuela de Comercio. La nómina de egresados hasta 1958 hizo trepar el número hasta 1.570.
Otra etapa
Durante los últimos cincuenta años se han agregado diversas modalidades de estudio con nuevas orientaciones, además ha habido cambios en los planes educativos desde 1910, por lo tanto no hay un único registro con datos homogéneos en el que solamente hay que anexar los listados de las nuevas promociones al archivo, incluso la ciudad ha crecido demográficamente y tampoco pueden estimarse sencillamente la cantidad de egresados por año.
Si tenemos en cuenta a los egresados del año pasado, el número suma 146 de la ESB, escuela secundaria básica contemplando todas las modalidades, si multiplicáramos esta cantidad por cincuenta podemos decir que en el normal egresaron 7.300 alumnos, pero este promedio no es real por los factores mencionados anteriormente, hace ochenta o sesenta años no coincidía el número de egresados, aunque ya era tarea engorrosa encontrar un banco en una escuela de estas características.
Volvimos y devolvimos
Para finales del 2008, a través de una idea que surgió en el aire de La Radio, junto a los miembros de la cooperadora de la escuela, muchos ex egresados, profesores, alumnos y familiares se congregaron para “tomar la escuela pública” bajo la consigna “Volver para Devolver”. Las ideas se fueron sumando y el recuerdo impulsó la voluntad de regresar a los pasillos de la escuela con el pasado a cuestas.
Fue una jornada para no olvidar, no por el trabajo que significó sino por el mensaje a quienes hoy forjan el futuro de los más de 2.700 alumnos que llegan cada día para intentar entender que bajo ese techo alguna vez se respiraron aires de liberación. Un papá que pertenece a la cooperadora creó una consigna que aún resuena en los oídos de los egresados de mayor edad: “Ocupen, Resistan, Eduquen, Se puede…”.
Aquél atardecer del 5 de Diciembre de 2008 regó de lágrimas el patio de la bandera con la voz de un tenor cantando a capella las estrofas de Aurora y las miradas puestas en el viento haciendo flamear el deseo de reencontrarse con fotos, homenajes, intertribus, estatuas de papel, cantinas, juegos de kermesse, bailes, exhibición de bancos y elementos antiguos, y el grito ahogado del himno a Sarmiento en la voz de Sandra Mihanovich. La recaudación superó los 80.000 pesos.
Llegaron los cien
Los preparativos para el aniversario vienen gestándose desde el año pasado ofreciendo al público local un extenso cronograma de actividades organizadas por una Comisión Homenaje, conformada por ex docentes que pretende venerar a la escuela poniendo en marcha diversas actividades y propuestas no tan pretenciosas pero sí con continuidad.
Desde la semana pasada y hasta el 18 de abril, cuatro vidrieras céntricas de la ciudad han colaborado y lucen para la ocasión; el circuito está conformado entre los locales Taibo, Nuevo Hombre, Óptica Cristal y Candy, quienes celebran el aniversario exhibiendo objetos que hacen y han hecho la historia de la escuela en estos cien años de educación.
El sábado pasado se realizó la noche de coros locales, el del conservatorio y el Farabollini, esta actividad fue organizada con la colaboración de la Comisión Cooperadora.
El encuentro finalizó con ambas formaciones corales cantando juntas el himno dedicado a Fray Cayetano Rodríguez, agasajando el nombre de la escuela.
La concurrencia fue notoria en un clima sumamente grato para los presentes. Para continuar las actividades, el próximo sábado la Comisión Cooperadora presentará una obra de teatro dirigida por Daniel Corti, “Un zapato entre las piedras”.
En mayo, la Comisión del Centenario exhibirá en el salón de actos la película “Entre los muros”, de Laurent Cantet y habrá un debate en relación al film, donde se muestran los inconvenientes que se suscitan en una escuela en un barrio conflictivo de los suburbios de París.
Las propuestas continuarán con los paneles de ex alumnos que se sumen para dejar su marca de su paso por la escuela; hay varias propuestas y se siguen sumando, incluso hasta septiembre, cuando culminará el homenaje con una sorpresa para el día del maestro.
Hoy, todos en la calle
En esta oportunidad, en la que se celebran cien años de educación, no habrá una fiesta, al menos por ahora.
A las 09:30, si no llueve, se hará el acto formal frente a la escuela, en la calle. El encuentro no excederá lo protocolar, habrá palabras de ex docentes, alumnos, directivos y cierre con la participación de alumnos en un esquema gimástico que ya se hizo en el estadio y cantará el coro de la escuela.
No se prevé izamiento de bandera, sí estará presente el abanderado del Instituto Superior. Luego habrá asueto para los turnos vespertinos. Si el clima desfavorable impide la celebración ese día, la ceremonia será el sábado, en el mismo horario.