Esclavitud o nueva esclavitud: el no tan recién nacido del sistema capitalista
La esclavitud es una institución jurídica que conlleva a una situación personal por la cual un individuo está bajo el dominio de otro, perdiendo la capacidad de disponer libremente de su propia persona y de sus bienes. El fenómeno de la esclavitud se remonta a determinadas civilizaciones antiguas. Históricamente se ha demostrado que su existencia deriva de la práctica de aprovechar la mano de obra de los cautivos en las guerras.
Los más claros ejemplos de esclavitud los hallamos en la colonización de América o en épocas más antiguas (las prácticas del antiguo Imperio Romano).
Actualmente, debido al impacto social que viene generando, el tema aparece como telón de fondo en muchos debates. A pesar de la entrada en vigor de la Convención sobre la Esclavitud y de estar “oficialmente prohibida” en casi todos los países, dicho fenómeno sigue existiendo en gran escala, tanto en sus formas tradicionales como en forma de “nueva esclavitud”.
Para simplificar un poco la cuestión es necesario contextualizar la problemática: partiendo de la base de que estamos insertos en un sistema democrático, bajo el modo de producción capitalista, y que democracia y capitalismo parten de creencias muy diferentes sobre la adecuada distribución del poder, debido a que la primera se basa en la distribución equitativa del poder político, “un hombre, un voto”, mientras que el capitalismo cree que es deber de los económicamente aptos expulsar a los no aptos fuera del negocio y eliminarlos, la “supervivencia del más apto” y las desigualdades en el poder de compra son la base de la eficiencia capitalista, siendo lo primero el lucro personal para que unos pocos puedan enriquecerse, está claro que el capitalismo es perfectamente compatible con la esclavitud, encontrándonos ante un tríptico formado por democracia-capitalismo-esclavitud.
Florencia Ferro – Técnica en Minoridad y familia – Mat. Prov. 13357