¿Error o circo?

Un grupo de jóvenes, en realidad dos parejas que habían decidido junto a otros familiares concurrir al centro de la ciudad, debieron soportar el asedio de la policía que los interceptó e involucró en un supuesto robo que jamás se pudo confirmar. El hecho desnudó la deficiencia que sufre la fuerza en cuanto a capacidad y responsabilidad de algunos de sus hombres.
“Habíamos salido con la familia de mi novia y como éramos muchos decidimos dividirnos en distintos autos. Fue alrededor de las 01:45 horas”, dijo Matías Colazzo, un conocido joven sampedrino que se ha ganado popularidad debido a su participación como cantante en distintos acontecimientos, entre ellos, los espectáculos que la Municipalidad ofrece en la Plaza Belgrano.
“Nosotros pasamos a buscar a otra pareja amiga y estacionamos cerca del Centro de Comercio”. “De repente se nos acerca una camioneta de policía y nos hace sonar la sirena detrás. Yo pensé que era porque habíamos estacionado mal. Me bajo y en eso baja un policía con un arma larga que me apuntaba y me dice ¡Por favor contra el auto!. Me dice, vos boludo contra el auto… ¡No entendíamos nada!”, relató todavía sorprendido Colazzo sobre lo ocurrido el Sábado en pleno centro de la ciudad.
“Para esto, llegaron más patrulleros y hasta dos motos; estábamos rodeados de policías”. “Además el procedimiento está mal hecho ya que no había testigos de nada, porque nos revisaban todo”.
“Todos tenían armas, y nos miraban como si fuéramos delincuentes. Uno de los policías sacó un garrote y le dijo a mi novia que se corriera, entonces yo reaccioné y le dije que si la tocaba le partía la cabeza. Entonces agarró el garrote y me tiró contra el auto y me puso las esposas. Me dice… ¿Vos me conocés a mí? no le contesto… ¡Ahora me vas a conocer!”.
“Después de unos minutos nos subieron a la camioneta, y uno de los oficiales que había en la patrulla empezó a decirle cosas a nuestras novias… ¡No se pueden imaginar las cosas que les decían! Para esto, nuestras familias se enteraron y cuando llegaban a los policías les agarró el apuro y nos llevaron rápido”, relató el cantante.
“Nos decían que supuestamente habíamos robado una cartera, y nosotros les decíamos que trajeran a la denunciante para que nos reconociera. Para todo esto un policía nos dice que habían hecho una denuncia pero que no tenían ningún dato de la persona que llamó”.
“No sabíamos por qué estábamos allí”, dijo exaltado el joven. “Pero eso no fue todo, nos metieron en un calabozo, además nos sacaron fotos como si fuéramos delincuentes”.
“Más tarde cuando mi familia llegó a la Comisaría nos quisieron hacer otra causa, decían que teníamos alcohol encima, y nada de eso encontraron. Después reconocieron que se habían equivocado de causa. Un papelón!”, continuó contando Matías Colazzo.
“Para todo esto cuando mi viejo les pregunta por la mujer que denunció le dijeron ¡No importa! lo pasamos como averiguación de antecedentes”.
Para darle un cierre a su comentario, el joven contó como finalizó todo. “Cuando vieron que todo se complicaba nos largaron, nos sacaron de los calabozos, y al pasar uno de los policías le preguntaba al otro, ¿Nosotros qué hacemos? y el compañero le contestó que no haga nada porque lo echaban a la mierda”.
“Ahora, mi papá fue a pedir explicaciones cosa que nadie supo contestar, pero no se quedará con eso ya que hará una denuncia en la Fiscalía por el momento inolvidable que nos hicieron pasar”.

Tres patrulleros y dos motos para detener a nueve chicos que iban cantando
Un grupo de nueve adolescentes fue detenido alrededor de las 3 de la madrugada en la calle Pellegrini llegando a la intersección con San Martín. Según lo dicho por los policías fue por ocasionar disturbios en la vía pública, ya que además de ir cantando iban consumiendo alcohol.
Les dijeron que los demorarían unos diez minutos para tomarle los datos y cuando llegaron a la comisaría se encontraron con el calabozo en el que permanecieron hasta el mediodía del Domingo.
Dos de ellos habían sido retirados por sus padres por ser menores y al resto no se les permitió llamar a familiares, pero amigos de ellos que no estaban en el momento del operativo dieron aviso a las familias.
No son cuestionables las razones que tuvieron los efectivos para interceptar a los jóvenes sino el modus operandi. ¿Era necesario destinar tres patrulleros y dos motos para un grupo de chicos que iba con sus vasos en la mano? Algo que habitualmente hacen los que se trasladan de un boliche a otro todos los fines de semana, y que si está mal debería estar prohibido.
Al parece desde el comienzo de los operativos se volvieron más estrictos con la nocturnidad algo que no se nota con los que verdaderamente ocasionan disturbios, golpean a los jóvenes y roban en la calle o ingresan a las casas.
Extraño y sensacional despliegue para detener a los jóvenes que en ningún momento se resistieron a las autoridades.