Entregan $ 300 mil en becas estudiantiles “a dedo”
Lo que podría haber sido un anuncio significativo se transformó en un cúmulo de dudas y sospechas. Diez estudiantes de carreras terciarias y universitarias fueron beneficiados con un subsidio, pero la Dirección de Educación que conduce Mariana Fucci nunca difundió la existencia del programa ni fue clara cuando dijo “no se llamó a concurso, pero no fue por acomodo”. Además reconoció que dos de los apellidos de los beneficiarios eran un “error en el decreto”.
El Gobierno entregó la semana pasada el primer cheque a estudiantes de educación superior que fueron beneficiados con una beca municipal. El tema generó polémica y hasta cruces dentro de Cambiemos, ya que no hubo difusión del programa ni quedaron claros cuáles fueron los criterios para elegir a los diez jóvenes que fueron beneficiados.
El intendente Cecilio Salazar firmó en abril un decreto que autoriza el uso de 300 mil pesos del Fondo Educativo para solventar el pago de diez becas a estudiantes de carreras terciarias y universitarias, con el objetivo de invertir ese dinero en ayudas para familias que tienen dificultades para solventar la formación superior de sus hijos.
El programa de becas municipales afecta recursos del fondo que envía el Gobierno nacional, a través de las provincias, a todos los municipios del país. Para 2017, el Presupuesto municipal estimó en 46.577.000 pesos las transferencias que llegarán por ese concepto.
Así las cosas, las becas anunciadas representan el 0,65 por ciento del total. Si bien el porcentaje puede parecer exiguo, se trata de la primera vez que el Fondo Educativo es invertido directamente en estudiantes.
La mala gestión por parte de la Dirección de Educación y Capacitación del Gobierno municipal, que conduce la docente Mariana Fucci y que depende de la Secretaría de Desarorllo Humano que coordinan Karina Chiarella y Fernando Negrete, opacó el anuncio y sembró un manto de dudas y sospechas que, lejos de ser aclarado, fue alimentado por la propia funcionaria responsable.
Todos para la foto
La afectación de recursos del denominado Fondo de Financiamiento Educativo Bonaerense para subsidiar el pago de las becas fue una decisión que tomó el intendente en un decreto que firmó y que fue refrendado por los secretarios de Gobierno Silvio Corti y de Economía, Mario Sánchez Negrete.
Antes del decreto hubo un dictamen favorable del secretario de Legal y Técnica Ramón Salazar. En ambos instrumentos administrativos se destaca que la aplicación de esos 300 mil pesos al programa de becas permitirá garantizar “la igualdad de aprendizaje y oportunidades educativas”.
Sin embargo, la “garantía de igualdad” falló y mucho. Como había advertido La Opinión hace tres semanas, el texto de la norma no citaba expediente alguno al que remitirse y sólo se contentaba con decir quiénes era los diez beneficiados.
No figuraban los criterios, ni quién evaluaba las postulaciones y, mucho menos, se supo que existiría este programa, como para que la comunidad supiera y pudiera inscribirse para aspirar a una de las diez becas de 30 mil pesos pagaderas a razón de 3.000 por mes.
Cuando el Ejecutivo anunció que haría entrega formal del beneficio a los diez seleccionados, hubo quienes fruncieron el ceño. “¿Cuál fue el criterio de selección y cómo se difundió?” fueron las dos grandes preguntas.
El viernes, cuando cumplieron con la entrega, muchos notaron que había algo extraño: no estaba el intendente ni participaron miembros importantes del gabinete, al menos aquellos que suelen reemplazarlo en actos relevantes cuando él no puede asistir. Tampoco estaban los consejeros escolares.
La secretaria de Desarrollo Humano Karina Chiarella; su par de Privada y Prensa Jonathan Galván; la Directora de Educación Mariana Fucci; y el consabido candidato a concejal Iván Paz como figura infaltable de todos los actos que puedan sumar a la campaña fueron los encargados de exponer y hacer posar a los 10 beneficiados con las becas. Ningún consejero escolar acompañó el acto.
El reino de la arbitrariedad
Este sábado en Sin Galera, la Directora de Educación del gabinete de Cecilio Salazar, Mariana Fucci, se refirió al tema luego de que este medio advirtiera que en el decreto no aparecían los mecanismos utilizados para la selección de los beneficiarios.
No sólo no pudo aclarar el tema. Además, ofreció declaraciones que alimentaron aún más las sospechas y dudas en relación al asunto, al tiempo que sumó rostros al cuadro de señalados.
“Teníamos varios pedidos, de distintas áreas. Fue un trabajo conjunto con la Secretaría Privada, Desarrollo Humano y el concejal Matías Franco”, dijo, para luego reconocer que, a contramano de todos los programas de becas que sostiene el Estado en todos sus niveles, nunca difundieron la existencia de esta posibilidad para los estudiantes sampedrinos.
“No, no publicamos nada”, confesó e intentó frenar lo que sobrevendría luego enlas redes sociales, entre el común de la gente, pero también entre las filas del propio Gobierno del que forma parte: “No se llamó a concurso, pero no fue por acomodo”.
No pudo siquiera ofrecer detalles acerca de cómo fue que decidieron elegir esos diez becados del universo de sampedrinos que estudian carreras terciarias y universitarias y podrían necesitar la ayuda.
“Se evaluó que tuvieran secundario aprobado, que trajeran constancia de alumno regular de la carrera que están haciendo e información de los ingresos de la familia”, explicó ante la insistencia.
Uno de los funcionarios más importantes del ámbito educativo local, que responde a Cecilio Salazar y suele destacar cada una de sus gestiones para el sector, que estaba sorprendido primero, enojado luego e indignado tras escuchar a Fucci, se quejó ante La Opinión en un comentario off the record: “Para acceder a una beca debe estar muy clara la situación, si no se clarifican los criterios y no hay una amplia difusión, no hay equidad. Es dedo puro. Debe ser equitativo”.
En los pasillos de la Municipalidad hubo quienes escucharon al propio Salazar dar muestras de descontento por cómo se trabajó el tema. “Estaba muy enojado”, contaron y agregaron que el objeto de su enojo fue, otra vez, una funcionaria a la que todos critican, todos retan pero nadie echa ni logran que renuncie. “Está blindada”, dijo una vez sobre ella otra mujer cercana al gobierno.
Quiénes son los beneficiarios
En el decreto aparecen diez nombres de estudiantes nacidos entre 1996 y 1999. Dos de ellos fueron reemplazados por otros el viernes, cuando se entregaron las becas en el Salón Dorado.
Son Solange Miño Martins (cursa el Ciclo Básico Común de la UBA); Lourdes Gómez (Radiología); Rocío Trotta (Enfermería, ISFT 192, Baradero); Luciano Patrenostre (Diseño Gráfico, UBA); Victoria Gorbarán (CBC, UBA); Santiago Benítez (Psicología, UNR); Andrea Morales (Administración Contable, ISFT 118); Rodrigo Salazar (Educación Física, Rosario).
Las mellizas Maira y Marianela Torrado aparecen en el decreto original pero fueron reemplazadas por Florencia Huesa (Abogacía, UNLZ, Zárate) y Giuliana Rey Lucchesi (Psicología).
Fucci explicó que las reemplazaron porque son estudiantes del Centro de Formación Profesional, es decir que no estudian carreras de nivel terciario o univeristario. Cuando este medio publicó el listado en la web, enviaron mensajes para consultar dónde tenían que ir y cómo tenían que hacer para cobrar la beca.
Un Salazar que no es Cecilio
Rodrigo Salazar es un destacado deportista, atleta de gran proyección y con un presente brillante en la actividad, que comparte el apellido con el intendente, pero no mucho más.
El joven relató a La Opinión que supo de la existencia del programa de becas gracias a un profesor de educación física que trabaja en la Municipalidad. “Me comunicó de esta beca y me hizo llenar todos los papeles y las cosas que había que llevar para poder estar en la lista”, detalló.
Informó que le solicitaron la constancia de título en trámite del secundario, que terminó el año pasado en la escuela 17, un certificado de alumno regular de la facultad y que tuvo que llenar una ficha con datos de su familia relacionados a los ingresos monetarios de su grupo familiar, si poseía obra social y cuál había sido su promedio en el colegio.
“Me viene bien porque, la necesitaba mucho. Me ayuda en todo sentido, en lo deportivo y en lo educativo”, contó Rodrigo Salazar a La Opinión y agregó: “Ahora me puedo inscribir en algún curso de entrenador fuera de mi facultad, lo pago con eso; puedo comprarme las zapatillas para correr y para ir a la facultad a hacer actividades físicas, que me hacen falta”.