Mediante la presente quiero expresar mi agradecimiento a todos los que organizaron, asistieron y acompañaron a la cena de entrega de diplomas de Director Técnico del fútbol infantil, realizada la noche del Miércoles 1º de Diciembre en el club La Colombófila.
Desde mis inicios con el fútbol mis armas han sido la buena voluntad y la idoneidad. Este año me encontré con la posibilidad de cursar una capacitación que me brinda otras herramientas, las que son impuestas y necesarias para poder ejercer el rol de Director Técnico.
En este recorrido a los profesores Dalmy Butti, Chiarella y Millet les dejo mi mayor agradecimiento.
Al Sr. Millet, mi mayor inspiración, de quien recuerdo haber sido rival ocasional en un tiempo muy lejano en alguna cancha; y hoy es un honor que sea él quien me haya entregado el título que me habilita como tal. En aquel preciso momento de la entrega me vinieron a la mente muchos recuerdos de tantos técnicos con los que me he cruzado en tantos años y de quienes aprendí todo lo que me ha servido para ejercer.
No quiero nombrar a nadie para no cometer el error de olvidar a alguien, sino que los representaré a todos en una sola persona, el Sr. Pinocho Velo. Recuerdo mis comienzos en su club tan querido de El Porvenir, cuando fue este señor quien insistía que no era necesario seguir rentando un Director Técnico cuando yo tenía todas las condiciones necesarias para serlo.
Humildemente fui aceptando ese reto y desde entonces ha sido mi asesor más preciado en este ámbito, quien me condujo hasta esta nueva etapa que comienzo a transitar desde otra perspectiva.
Recuerdo que en mi primera clase, mis primeras palabras fueron de expresión de deseos de que en el fútbol infantil vuelva aquella filosofía “el niño juega, disfruta, que sea una diversión”
He vivido una experiencia personal, donde pude ver que esa filosofía que anhelo consiste también en aprender del otro, de los niños que acompañamos, que guiamos y que no reclutamos.
Dejarlos que pateen su pelota por voluntad propia, que entren a la cancha sin presión. ¡Qué jueguen!
Para finalizar, mis deseos: Que Dios y la luz divina de la bondad iluminen a todas aquellas personas que trabajan con los niños.
Modesto Gonzáles (Calacho) – L.E. 4.694.078
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