Encontraron a una joven apuñalada que luego escapó por miedo a su agresor
Una joven apareció apuñalada en La Buena Moza. Habría sido una disputa familiar y el agresor, su pareja. Otro caso de violencia familiar y de género que ejemplifica una temática invisible que no se denuncia ni se trata como corresponde. En una nota de archivo de La Opinión se anuncia la inauguración de la “Casa de la Mujer” como refugio temporario para víctimas. La vivienda está presuntamente usurpada por dos familias.
Los enfrentamientos familiares y entre vecinos son moneda corriente. En su mayoría no trascienden o, a instancias de los propios involucrados, se oculta cualquier tipo de información. En algunos casos, el volumen de agresividad es tal que, sin querer, termina superando consideraciones populares. Así fue como trascendió el caso de una pareja que protagonizó un episodio por demás de particular la semana pasada.
A pesar de haber intervenido, ni la policía, ni las autoridades de salud dijeron estar al tanto de lo sucedido, pero los datos recogidos a través del contacto con los lugareños confirmaron lo que muchos aseguraban: una joven había sido hallada en el paraje La Buena Moza, al costado del camino, herida y abandonada.
Según testimonios, fue un vecino quien advirtió la presencia de la mujer de unos 24 años tirada y visiblemente malherida. Este mismo hombre la trasladó en su vehículo hasta la sala de primeros auxilios del paraje en donde se les efectuaron las primeras curaciones. La joven pedía por favor que no se le dé aviso a nadie, pero las obligaciones de la cartera de salud son otras y, como corresponde, se le dio intervención a la Guardia del Hospital, al servicio 107 y también a la policía.
Los vecinos aseguran que un agente policial, al llegar al lugar, exclamó: “¡Otra vez vos G…! ¿Que pasó? ¿Otra vez te agarró F…?”. Evidentemente, la policía conocía muy bien a la mujer herida y a quien la habría atacado.
Al parecer se trata de dos jóvenes que mantienen una relación íntima desde hace varios años y no es la primera vez que protagonizan un hecho de violencia como este. Según se pudo constatar, la mujer presentaba varios cortes en el cuerpo, principalmente en la zona de los glúteos, y el supuesto agresor fue visto por algunas personas, horas después, deambular por un bar del paraje.
La policía trabajó de oficio, pero los intentos en destrabar esta situación se desvanecieron ante la poca colaboración de la víctima, quien luego de ser trasladada al Hospital se retiró por sus propios medios sin que haya sido dada de alta.
El agresor habría sido una persona con varios antecedentes, y para la Justicia sería determinante confirmar qué hacían y por qué estaban allí estos dos jóvenes.
Hechos como este se enumeran, cada vez, con mayor asiduidad. Sin ir más lejos, la mayoría de los violentos actos soportados en los barrios más conflictivos de la ciudad se emparentan con reyertas familiares o entre vecinos, que no tienen una causa en común pero son de vida o muerte.
Sólo cabe mencionar como antecedentes los homicidios sucedidos en el barrio San Francisco de Asís hace poco más de un año. La muerte de “Cari” López a manos de su yerno; el caso Castroborda —un hombre mayor de edad que fue asesinado en el mismo barrio, por su hijo, en un confuso caso pasional—; y el asesinato de un joven de apellido Salazar luego de que se tirotearan entre vecinos en el barrio Hermano Indio.
Tal vez, el más claro ejemplo esté dado por otro episodio reciente, protagonizado por un Concejal y su ex pareja que terminó en un pedido de desmentida por parte de la víctima que ya había realizado al menos dos exposiciones en sede policial. Pese a la aprobación de una nueva ley (ver recuadro) ninguna voz del Concejo Deliberante se alzó para pedir explicaciones. Es más, las mujeres que integran el cuerpo aún guardan un cómplice silencio respecto a un delito de carácter grave en el ejercicio de la función pública.
Violencia familiar y de género
Los casos de violencia familiar y de género son muchos, demasiados, lamentablemente subterráneos y no denunciados, cerrados a la visibilidad por múltiples motivos que se dirimen al interior de cada situación pero que ostentan, por lo general, el mismo patrón: abuso de poder en tramas sociales de carácter machista.
Desde una pareja de desempleados aturdidos por la precariedad, hasta los celos de un Concejal, la violencia familiar y de género no sólo se reproduce sin cesar, sino que se oculta bajo el miedo, la desidia, el “qué dirán”.
Un actual funcionario municipal escribió hace unos años —en una columna de un desaparecido semanario sabatino, en ocasión del día de la mujer— que por cada mujer martirizada podía contabilizar cientos de hombres en la misma situación. Al escriba se le pasó por alto una muy extraña estadística ofrecida por la policía local: se reciben apenas dos denuncias por día sobre casos de violencia familiar y de género. Dos, de miles y miles de lágrimas que se escurren bajo los puños infames del maltrato a la mujer, por apenas ser mujer. Por cada número de esa estadística, miles de madres, hijas, hermanas, esposas, novias, compañeras y amigas padecen a diario el martirio de la dominación, la violencia y el maltrato.
El órgano interviniente
La Unidad Central de Fortalecimiento Familiar (UCeFF), dependiente de la Secretaría de Desarrollo Humano de la Municipalidad, es el organismo que interviene en casos de violencia familiar y de género.
Una Asistente Social que trabaja en esa dependencia relató a La Opinión cómo se desarrolla esa intervención: “Generalmente se hace la denuncia y se orienta. Cuando se denuncia, la policía deriva copia que se les envía otra vez a ellas para que actúen. Las estrategias que se llevan adelante dependen del caso. Sin denuncia no hay fundamento para que actuemos. Puede venir para que la orientemos y asesoremos con profesionales, psicólogas, etc., para encontrar el mejor camino. Después ellas deciden”.
La casa no está en orden
San Pedro posee en avenida 3 de Febrero 1540 una Casa de la Mujer, que depende de UCeFF y Desarrollo Humano. Inaugurada para el día de la mujer en el año 2006, su motivo de existencia obedecía a la necesidad de contar con un espacio que permitiera socorrer casos urgentes de violencia de género en el ámbito familiar.
Así, ante una situación de maltrato, las víctimas podrían recurrir a este refugio donde pasar algunas noches mientras toma curso la correspondiente denuncia y se actúa en consecuencia.
La casa está ocupada en la actualidad por dos familias numerosas que viven allí. Una conformada por una madre con sus hijos y otra por un hombre solo con niños. Según asistentes sociales de UCeFF, están allí por “situaciones de riesgo habitacional y minoridad”, sin poder ofrecer mayores detalles por protección a las familias y su situación de vulnerabilidad. Ambas familias tienen sus pertenencias personales, muebles, etc. en el lugar.
Las derivaciones al refugio transitorio se supone son temporarias y mientras dure la situación de violencia y se asista profesionalmente con un equipo interdisciplinario los casos en cuestión. Sin embargo, estas familias llevan una estadía prolongada en el lugar y dicen no recibir visitas de agentes municipales. Con sólo releer la nota de archivo de este semanario, las palabras abundan:
-Homenaje y protección para las mujeres-
La Casa de la Mujer fue inaugurada dentro de los festejos por su día. Al lugar serán derivadas todas las mujeres que no tengan lugar donde pernoctar tras episodios de violencia, pero no funcionará como un hogar permanente. Además, se dictarán talleres y se difundirán los derechos de la mujer y del niño.
En el artículo quedaba muy claro cuál sería la función de este lugar para las víctimas de manera transitoria y reflejaba las decisiones de la UCeFF en cuanto al tratamiento de mujeres víctimas del maltrato.
Esta semana, cuando La Opinión visitó la casa constató que está ocupada por una familia que sí tendría problemas de violencia familiar y otra que sólo no tiene dónde vivir. Ambos casos deberían haber sido resueltos por las autoridades competentes de manera tal que no quedaran expuestos y en la calle, pero pudiendo destinar ese espacio para lo que fue creado: un refugio transitorio para acompañar terapéuticamente a mujeres víctimas de violencia familiar y de género.
Nueva ley contra la violencia de género
Naciones Unidas definió a 2009 como el “año contra toda violencia” hacia la mujer. En ese marco, en Marzo pasado se sancionó la Ley 26.485 de protección integral a las mujeres. El proyecto se debatió casi un año, fue producto del consenso de entre 11 proyectos de distintos bloques y ningún legislador votó en contra: obtuvo unanimidad en Senadores y en Diputados se abstuvieron seis. Se suma a las vigentes sobre violencia familiar.
En 45 artículos, contempla la violencia de género en todas sus formas: física, psicológica, sexual, simbólica, patrimonial y económica. A la violencia intrafamiliar que sanciona la ley anterior, esta nueva suma la ejercida por concubinos, novios, y aquellas situaciones de violencia que pueden darse en ámbitos extrafamiliares.
Establece además la obligatoriedad de remitir las denuncias a la autoridad judicial en 24 horas, lo que evitará que duerman en los cajones de las comisarías. Aparece la figura de asistente protectora, que ayudará en la presentación judicial y en el reclamo de ayuda.
Los municipios deberán ofrecer grupos de autoayuda, patrocinio jurídico, asistencia psicológica y refugios transitorios para casos de urgencia. Todo de manera gratuita. De la misma manera, deberán crearse programas de reeducación para maltratadores.
Otro aspecto importante que contempla la ley es la situación de indefensión económica en que suelen quedar las víctimas con respecto a sus victimarios, así como la protección de su derecho a la vivienda conyugal, el acceso al crédito y al ámbito laboral.
Creará también un observatorio de la violencia contra mujeres para monitorear, recolectar, registrar y sistematizar los casos. Este observatorio deberá controlar y evaluar el cumplimiento de la ley y estará integrado por ONGs con injerencia en el tema.
Ester Noat: “Sin acompañamiento terapéutico no sirve”
Durante la gestión en Desarrollo Humano de Ester Noat funcionó un refugio de similares características a lo que es hoy la Casa de la Mujer. Consultada por La Opinión, la esposa del ex Intendente Pángaro relató al respecto: “Teníamos una casa donde se albergaba por pocos días a la mujer en riesgo con sus hijos, el domicilio no era público y después derivábamos a hogares con tratamiento. Acomodamos una casita para albergar a las mujeres por unos días. Habíamos constituido una red de UCeFF con recursos y profesionales. Recuerdo que se albergaba no sólo a mujeres en situación de riesgo social, sino también a algunas con casa y buen pasar económico. Esto fue por el año ‘94, cuando inauguramos la UCeFF.
Sobre las políticas públicas de protección, y en referencia a las leyes de violencia familiar y de género, Noat dijo: “Los refugios tienen que ser creados con una responsabilidad del gobernante y su equipo, con seriedad y sin propaganda. Por otra parte, la mujer debe saber desde que pone el pie que eso es sólo por unos días, porque si no cualquiera puede estar un mes en el refugio. Además, si no tienen acompañamiento terapéutico constante no sirve de nada, nunca tienen que quedar solos en los refugios”.