En el puerto rezan por la “ruta del Mediterráneo” y contienen a Grobocopatel
Baltic Shipping decidió operar en Campana y ya anunció tres buques en ese puerto. Las empresas locales pidieron autorización para suspender por 75 días al personal en relación de dependencia y aguardan por la posibilidad de trabajar con buques fruteros que van a España e Italia. El gobierno anunció que trabaja con el Consorcio para buscar alternativas. La empresa que opera con cereales, preocupada.
La situación provocada por la decisión de la empresa rusa Baltic Shipping de dejar de operar en el puerto de San Pedro para llevar sus cargas de fruta a Campana –al menos los tres primeros buques de la temporada– generó una preocupación que abarca varios frentes.
A la disputa entre gremios y empresas, con entre 150 y 200 trabajadores en el medio, el dinero que la economía local perderá, y los recursos que no ingresarán al puerto, se suma la preocupación de la compañía Grobocopatel Hermanos, que desde el año pasado opera con carga de cereales no transgénicos desde Terminal Puerto San Pedro.
Las autoridades portuarias y gubernamentales locales y provinciales mantienen reuniones con muchos, quizás demasiados, frentes abiertos: convencer a los dueños de los limones tucumanos que exporten hacia Europa desde San Pedro; intentar que Baltic Shipping revea su decisión; buscar alternativas de cargas; gestionar el nuevo dragado; contener la preocupación de Grobocopatel; y evitar que el resultado negativo del viaje a Rusia le estalle políticamente al intendente, algo para lo que trabaja no sólo la oposición local sino también la feroz interna que se vive en el Ministerio de Producción bonaerense.
En la delegación local del Ministerio de Trabajo, donde las empresas Estibaje San Pedro y Agencia marítima Saliva solicitaron un procedimiento preventivo de crisis para suspender sin goce de haberes por 75 días a los trabajadores en relación en dependencia: la primera suspendería a tres empleados y dejaría a uno con media jornada; y la segunda haría lo propio con 12 suspensiones y tres reducciones a la mitad del día laboral.
Además de esos 20 empleados en relación de dependencia, está la gran masa de trabajadores portuarios que cumplen tareas cada vez que hay un buque en el puerto y que desde hace unos años, respaldados por los sindicatos, buscan en la Justicia que se los reconozca como trabajadores “permanentes con prestaciones discontinuas”. Son entre 150 y 200.
Eliseo Almada, que ahora preside el Consorcio de Gestión, fue punta de lanza para cargar responsabilidades en las empresas. Esa beligerancia bajó con el correr de los días, al punto de que las partes prefirieron no hacer más declaraciones públicas. Desde las empresas prefirieron no responder, aunque dicen que tendrían “mucho para decir”.
Todos quedaron a la espera de lo que pueda suceder con lo que denominan “la ruta del Mediterráneo”, que representa parte de la operatoria portuaria de frutas. Es la que va a la Unión Europea. All Lemon es la responsable del servicio de exportación y son ellos quienes deciden a través de qué navieras y desde qué puerto exportan. Los operadores locales buscarán que al menos ese 40 por ciento del total de cítricos continué en San Pedro.
Esa operatoria comienza a fines de mayo, es decir dentro de 75 días, el mismo lapso por el que las empresas piden suspender a sus empleados sin goce de haberes.
El cálculo de los sindicatos es que están en riesgo entre 150 y 200 puestos de trabajo directos. Esta semana comenzaron a apuntar a los anteriores dueños de las empresas, a quienes señalan por haberse desprendido de las acciones “justo el año antes de que pase esto”.
Aquellas palabras de Martínez
En 2014, la empresa Notsa firmó un memorándum de entendimiento para invertir en el puerto local y operar el trasbordo de barcazas provenientes desde Paraguay. Hasta el entonces gobernador Daniel Scioli vino a la primera operatoria, que fue la única, finalmente.
Enrique Martínez, residente de la compañía que forma parte del grupo Atlansur, brindó una entrevista exclusiva a La Opinión en la que hizo una serie de revelaciones que hoy vienen a cuento de lo que sucede en el puerto.
Esa primera y única operatoria fue “pésima”, dijo y contó que el ritmo de carga fue menor al esperado, lo que incremento los costos y que hubo 16 empleados más de lo que habían pactado.
“Hubo cuatro viejos carcamanes metiendo la cuchara, que decían que con los cinco meses de fruta les alcanzaba para vivir todo el año”, contó Martínez en aquel momento. “Hay un grupete que espanta a los que quieren invertir”, aseguró.