Empapados en negligencia
Una construcción mal terminada, y la parsimonia del Estado para reaccionar, arruinaron en un fin de semana, una obra que llevó seis meses de traabajo y dinero de todos los contribuyentes. Mientras la comunidad educativa llora sobre el agua derramada, todos buscan “cazar” al culpable.
Las paredes del Jardín 914 de la Escuela Normal, amanecieron este lunes, chorreadas con el dinero del Estado. Casi como una burla de un destino al que le gusta reírse de los defectos de los seres humanos: En este caso la desidia, la pereza y la indiferencia.
Después de finalizada una obra que costó mas de $ 130.000, una desinteligencia entre el Consejo Escolar, las autoridades del establecimiento y las arquitectas que debían auditar la obra, prácticamente arruinó las mejoras que se habían hecho con el dinero de todos los ciudadanos.
Crónica de un absurdo
Ya desde principios de año, la situación en el establecimiento era al menos complicada.
Es que a pocos días de comenzar el ciclo lectivo, desde la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos enviaron la designación de obra de refacción para el edificio, luego de una intensa lucha llevada adelante por los padres.
Por esto, empezaron las reuniones para saber donde se dictarían clases. En ese momento, se recorrieron viviendas para alquilar pero se terminó optando por remodelar un sector de la EPB, en el que se colocó una separación, se agregaron baños químicos y donde comenzaron las clases un par de días después.
La construcción fue desarrollándose con fluidez y es por eso que hace una semana se realizó una inspección de rutina para “firmar” el final de obra. La misma, estuvo a cargo de las arquitectas sampedrinas, Sandra Mora y Leonor Cantelli.
El vienes pasado y poco días después de la inspección, las porteras se dieron cuenta de que en el techo del pasillo principal, se estaba filtrando agua y se lo comunican a la Directora, Andrea Panateri.
La docente, nueva en el puesto, no lo comunicó a Marta Alonso o a las autoridades escolares, (como indica el esquema) y se dirigió directamente al Consejo Escolar, donde llamó avisando de lo ocurrido y solicitó un plomero. “Cuando nos enteramos, nos lo expresaron como un problema menor” dijo la Presidenta del cuerpo, Susana Navinéz luego de que estallara el problema.
Lo que no tuvo solución inmediata, siguió transcurriendo durante todo el fin de semana. Por eso, al llegar al establecimiento el lunes, había una catarata de agua que inundaba las paredes. Las consecuencias, habían pasado para todos los salones e inundado el armario de la cocina, donde había incluso documentación.
Como resultado de esto, se arruinaron los trabajos de los alumnos, y el lugar se encontraba en peligro ya que el agua bajaba por las lámparas. Además, se levantó la pintura y guardas que habían pagado los padres. Incluso, el problema traspasó el entre piso y llegó a la planta baja, donde dos salones de la primaria también debieron suspender las actividades.
Lo real, es que la información de lo que en el Jardín ocurría sólo “salpicaba” en tres sectores: La institución, el Consejo y la arquitecta.
Algo no cierra
Ahora, entra en juego esta tercera pata, que reluce más aún la falta de responsabilidad por lo inmediato y la negligencia por el asunto.
En la reunión que los padres mantuvieron con las autoridades escolares y del Consejo, estuvo presente una de las arquitectas sampedrinas, Leonor Cantelli quien expresó delante de los papás que se enteró de las condiciones en las que estaba la escuela el mismo viernes y que DIO LA ORDEN de que se enviara un plomero. Enseguida, Navinéz aclaró ante los padres que ella no sabía nada de lo que la arquitecta comentaba. Igualmente, la versión que habían dado desde el Consejo, era que estaban al tanto, pero como era una cuestión menor y el plomero no podía ir el mismo día, “lo dejaron pasar”.
La investigación
Cerca de las ocho, cuando los padres llegaron al Concejo Escolar, pidieron dialogar con la Presidenta. Ella, estaba por ir para la Fiscalía según comentó a los presentes. Allí iba a realizar la denuncia por lo sucedido, pero los padres le dijeron que no era un hecho delictivo.
Ahora, a pedido de las familias de los alumnos, se realizará una investigación interna para poder saber fehacientemente quien fue responsable y como se rompió la cadena de mando.
En honor a la verdad, cualquier persona con sentido común ante esta problemática hubiera resuelto el dilema. De todas formas, la responsable del área dijo: “Si se determina que hubo negligencia, yo me haré responsable con mi patrimonio de los daños”.
Lamentablemente, no es la primera vez que las arquitectas del Estado provincial tienen una participación rayana con el ridículo. Esta vez, la responsabilidad recayó sobre dos profesionales que pertenecen a una repartición “que parece hacer agua”, y quienes tenían que dar la certificación final de la obra, que le permitiera algún día cobrar a la empresa.
Reinicio y obras
Finalmente, en la mañana de ayer, el establecimiento fue visitado nuevamente, esta vez por una arquitecta de San Nicolás, que luego de ver el espacio y leer el informe del “perito” plomero que decía que el problema estaba solucionado y las paredes sin electricidad, habilitó el Jardín para dictar clases esa misma tarde. El diagnóstico de lo sucedido: un caño salido que hizo rebalsar el tanque de agua.
Otra de las preocupaciones, eran los arreglos como la pintura, que se tendrán que realizar otra vez y por los que se había abonado $30 por chico. “No quedó claro de donde van a salir los fondos” dijo la Dra. Lilian Parsi, vocera de los padres.
Las constructoras reclaman
Según explico Mario Macchi de la empresa constructora local, el método habitual de trabajo para las obras del Estado, es que recién en treinta días de iniciados los trabajos se comienzan a pagar, este período, es solventado por los adjudicados de licitaciones, pero sin embargo, en las últimas tareas de San Pedro se vio la misma modalidad: falta de pago.
“Si no cumplimos nos penalizan” dijo Macchi, pero ellos no pueden hacer nada más que dejar los trabajos por la mitad, por que no pueden pagarle a los empleados.
En la actualidad, se ocupan de la Escuela Nº 12 de Río Tala y la Escuela Nº 10. En no terminaron de pagarles. El Consejo Escolar, es el responsable de monitorear las tareas y en algunos casos hasta utilizan el un Fondo compensador para algunos arreglos menores. Por ahora, ante la falta de fondos, las obras están frenadas o lo estarán a corto plazo.
Un caso de Meningitis
En la tarde del lunes, la pequeña Milagros de sólo dos años, debió ser trasladada desde la Clínica San Pedro de nuestra ciudad hacia un Centro Asistencial de la Capital Federal. Durante la jornada anterior, la niña comenzó a sentirse mal en su casa, registrando alta temperatura corporal. A la inmediata consulta médica, se le detectó Meningitis bacteriana. Debido a ello, el Sub Secretario de Salud, Dr. Julio Caraballo, se puso en contacto con la propietaria de la guardería “Hada Plumita” para que se tomen las medidas pertinentes al caso. A esto, la recomendación del médico fue que todos los padres lleven a sus hijos a sus respectivos pediatras y reciban el tratamiento de profilaxis. En tanto, la médica de la menor afectada, Viviana Savio, habló con los padres ayer por la tarde, para que se pudieran sacar todas las dudas sobre la transmisión de la enfermedad. En tanto, luego de la desinfección indicada para el lugar, la guardería volvió a abrir sus puertas en el día de hoy.