Emergencia agropecuaria a raíz de la sequía
La mesa local que reúne a los productores decidió solicitar que el gobierno bonaerense decrete el estado de emergencia para el distrito. El intendente firmaba el decreto y lo elevaba a la comisión provincial. Un informe de Inta revela que todos los cultivos sufrieron las consecuencias y que llovió la mitad de lo habitual.
San Pedro espera para los próximos días la declaración oficial de zona de desastre y emergencia agropecuaria para el distrito, a raíz de la sequía que afecta a la región.
La mesa multisectorial agropecuaria, que reúne a productores, gobierno local e instituciones con implicancia en el tema, como INTA, estableció –en base a un informe de ese organismo nacional que sistematizó la situación de toda la zona– elevar la solicitud, previo decreto del intendente Cecilio Salazar, a la comisión provincial que se reúne este jueves.
La situación atraviesa a todos los cultivos. Desde las oleaginosas como soja y maíz, hasta la batata, pasando por los frutales. Si en general a la provincia le afecta los bajos rindes de granos que aportan divisas a través de la exportación, a San Pedro en particular también lo afectó la pérdida de mano de obra estacional.
Un informe de INTA San Pedro, del que participaron ocho profesionales de la Estación Experimental local, reveló que en el semestre cálido que va de octubre a marzo se registraron “precipitaciones inferiores a las normales”, con excepción del mes de diciembre. En el período, la lluvia acumulada fue de 366,8 mm, cifra que representa el 51 por ciento del promedio histórico para el mismo ciclo (1965-2016).
Soja y maíz, con bajo rinde
La soja de primera presentó dos momentos críticos: desde floración a llenado de grano (mediados de enero); y el comienzo de llenado de grano (en febrero). En el informe, INTA estimó “un rendimiento promedio de 15 a 17 quintales” por hectárea desde Arrecifes a la Ruta 9; y entre 23 a 26 quintales hacia la costa del río. En los últimos años, el promedio fue de entre 35 y 48.
“En soja de segunda la situación es más grave aún”, según el informe. El estado es “crítico”, apuntaron: el rendimiento es de alrededor de ocho quintales por hectárea. “No alcanzan a cubrir los costos de la cosecha” y “en el caso de los muchos que no disponen de maquinaria propia, la decisión es de no cosechar”, detallaron los profesionales de INTA.
En el caso del maíz, el de primera tuvo un período crítico durante la polinización y el comienzo de llenado de grano, entre fines de diciembre y durante el mes de enero. El de segunda coincidió con el déficit de lluvias de enero y febrero.
“En los lotes de maíz sembrados temprano el rinde oscila entre 7000 a 9500 kg y en las zonas más afectadas por la falta de agua ronda los 5200 a 5600 kg”, dice el informe. El año pasado, los promedios fueron de 9.000 a 15.000, según la zona.
El rendimiento del maíz de segunda “va a ser muy variable, dependiendo del ciclo del maíz que se haya sembrado y si la floración coincidió con la sequía o con algunas de las precipitaciones acontecidas en el mes de marzo”, estimaron.
Batata, viveros y frutales
Unas 2.000 hectáreas fueron plantadas con batatas en la temporada 2017/18. Aunque quedan lotes sin cosechar, el rendimiento ya es calificado de “muy desparejo”. Los cultivos ubicados entre la autopista y Arrecifes son los
más afectados por la sequía. INTA estimó “pérdidas de 40 a 50 por ciento”.
Las 1.200 hectáreas de producción a campo en viveros también sufrieron la seca. La pérdida de plantines trasplantados a campo en primavera oscila entre el 20 y el 40 por ciento promedio, aunque dependiendo de las zonas y las especies hay porcentajes que van del 10 % (jazmines) al 70 % (oleas).
Los rosales complementaron con riego por surco, aunque hubo zonas donde no llegaron a injertar.
Las plantas listas para la venta presentan dificultades “para conservar el pan de tierra durante la arrancada, por lo que se hace imprescindible regar antes de dicha labor”.
Los sistemas de riego son “tecnología imprescindible para la sostenibilidad de los viveros” aunque “la falta de recursos dificulta su adquisición”.
Al durazno le faltó frío. “Ningún empaque trabajó por encima del 35 por ciento de la producción”, aseguró el titular del Sindicato de Embaladores (Seda), Mauricio Preiti. El informe de INTA advirtió que “durante la campaña en curso, cuando la planta reinicie su crecimiento” se podrán observar efectos de la sequía.
“También afectó al caqui; al kiwi; a la naranja, por el tamaño para la exportación; al choclo, que también se embala”, dijo el sindicalista del Seda.
Respecto a cítricos, INTA apuntó que “se nota que las plantas en general tienen una menor carga que en años anteriores”.
Los animales, también
La actividad ganadera no sufrió en esta región tanto como en otras, según el organismo nacional, aunque el aumento, por la baja producción, de la harina de soja (de 270 a 330 dólares) y el afrechillo (de $ 2900 a $ 3200), implicó un cimbronazo.
La apicultura sufrió el septiembre lluvioso y la posterior seca. “Toda la temporada cierra con una mala cosecha para la región, con un promedio general de 12 a 15 kilos por colmena”, dice el informe.