Elefante blanco es el nombre de la última película de Pablo Trapero, protagonizada por Ricardo Darín, y está siendo de las películas nacionales más vistas en los últimos tiempos. Yo todavía no la vi, pero Darín nos entrega muy buenas actuaciones, me encantó en Nueve Reinas y desde allí lo sigo… Para los que no conocen Buenos Aires, o no conocen la zona sur, y aún no vieron la película, el Elefante Blanco es una mole de más de diez pisos ubicado en Villa Lugano, cerca de la Avenida General Paz, desde donde se ve, hacia atrás de la exPirelli… Con una gran “villa miseria” desarrollada a su alrededor, la 15, o más conocida a partir de los 80 como “ciudad oculta” porque Cacciatore (intendente de facto de Buenos Aires) le mandó a construir un muro alrededor para que los turistas del Mundial 78’ no la visualizaran en todo su esplendor.
El tema es que ese Elefante Blanco iba a ser un Hospital, el más grande de Latinoamérica, desarrollada la idea y los comienzos de construcción a fines de los años 30’, pero fue abandonado y luego, entre el 47’ y el 55’, Perón casi lo termina… Pero llegó la “Libertadora” y así quedó. El Warnes fue algo similar, en otro punto de la ciudad, iba a ser el Hospital de Pediatría más grande… pero ante el derrocamiento, quedó parado convirtiéndose en el famoso Albergue Warnes, demolido en el 91’ o 92’ luego de reubicar a las más de 600 familias que lo habitaban en un barrio construido “ad hoc”, que se lo llamó Ramón Carrillo… claro Don Ramón Carrillo habría sido el alma mater del Warnes.
Hoy ya no tenemos alzamientos militares que dejen inconclusas obras iniciadas por oposiciones, pero los vaivenes económicos hacen lo suyo. Pensaba en la película, en el Warnes y al pasar por nuestro hospital, la esquina de 25 de Mayo y Bozzano me movió a escribir éstas reflexiones.
Estamos en el pico de consultas por enfermedades respiratorias infantiles, con una demanda que año a año superan a los recursos humanos y a las infraestructuras instaladas (en San Pedro y en todo el país), todos los hospitales pediátricos desbordados, pocas camas de terapia intensiva para las derivaciones más graves… en fin, no sigo porque este no es el tema y no lo vamos a solucionar desde aquí, además las autoridades ya lo saben. También saben que el recurso humano se está agotando, hay cada vez menos pediatras (es un fenómeno también global… en un congreso mostraron una diapositiva de la Sociedad Española de Pediatría, en donde decía “salvemos al pediatra”, a modo de especie en extinción). Recientemente tomé conocimiento que el sector de terapia intensiva pediátrica del Hospital San Felipe de San Nicolás, tiene a tres profesionales con licencia psiquiátrica, El famoso Burn Out, o síndrome del quemado (¡quemado el cerebro!). Hace unos años el Dr. Claudio Zin, a cargo del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, acuñó una triste frase de que es por falta de “vocación”… Tampoco voy a analizar eso ahora, originó un gran rechazo en ese momento sus palabras, pero no viene al caso, o sí: porque la vocación te la deteriora, te la destruye el trabajo a destajo, en condiciones como la que se trabaja en nuestros hospitales (la mayoría). Aquí por ejemplo, los pediatras tienen su área de descanso (si pueden, en 24 hs., cualquier ser humano para rendir bien y más con esa responsabilidad, tienen que dormir algo, comer algo, tomar algo, y si no son constipados crónicos y el tiempo se los permite, van al baño). Esa área de descanso está inserta en la internación, es más: son habitaciones comunes de pacientes que las acondicionaron para los pediatras y los obstetras de guardia… igual están mejor que allá por el 96-97, que dormían en uno de los consultorios externos del ala que da a la calle 25 de Mayo… denigrante.
Esas fueron una de las principales razones de mis dos alejamientos del hospital local, no soporto las 24 hs sin dormir, o en esas condiciones, es una cuestión de salud, me ponía hipertenso, es insalubre para cualquiera, pero hay algunos que se lo bancan… Como no había posibilidades de otra función que la de guardia, elijo alejarme, tengo vocación de pediatra pero no de mártir.
A todo esto también recordé que en mi inicial acercamiento a la política, en las primarias del año pasado, éste semanario nos preguntaba a todos los candidatos con respecto a los honorarios del HCD. Recuerdo que algunos escatimaban la respuesta, otros hablaban de cobrar como un maestro, y hasta creo que alguien deslizó que no necesitaba de ese sueldo, que iba a trabajar por la población y no esperaba nada a cambio… Luego el intendente Guacone dona entre 3 o 4 mil pesos, supongo que todos los meses, por la diferencia del aumento otorgado, a tres entidades distintas… Se me ocurrió como una cosa no tan utópica: que desde el concejal que no necesita el sueldo, los que querían cobrar menos (la verdad no recuerdo quiénes eran, habrá que remitirse a esas ediciones) y las donaciones mensuales del intendente y algún que otro concejal o funcionario que quiera y pueda prescindir de un porcentaje de sus honorarios tan discutidos últimamente, pasar por la cooperadora del hospital (contra entrega del recibo correspondiente que le serviría para descontar ganancias, de paso) para organizar la continuidad de la construcción del sector de Pediatría, no creo que haya que esperar que llueva el dinero desde La Plata, ni modificar partidas presupuestarias, con un poco cada uno, en dos años eso está terminado…
Y, si no, nos acostumbraremos a ver en esa esquina a nuestro propio Elefante Blanco (marrón en nuestro caso), con una centena de niños y madres esperando ser atendidas por algún médico, que si además es pediatra, mejor.
Dr. Daniel Walter Creus
DNI 16478239
Médico Pediatra
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