El voto calificado en el siglo XXI
A lo largo de toda la vida, uno siempre se enfrentó al obscurantismo retrógrado, dueño de la verdad; al capitalismo hdp que se impone frente a lo humano, dejando lo colectivo en manos de los poderosos; a la soberbia de los que se creen autoesclarecidos cuando no pasan de seres dignos de lástima.
Siempre uno fue optimista, pensando que el bien triunfará sobre el mal. La verdad sobre la mentira. El espíritu frente a la materia. Pero últimamente uno siente flaqueza en esa esperanza, y discretamente se llama a silencio. Los que buscan sabiduría por sobre todas las cosas saben que es necesario dominarse para no salir tirando mier… para los cuatro lados, y profundizar con serenidad para aprender algo más sobre las miserias humanas.
Pero en pleno siglo XXI no es posible que haya gente que defienda el voto calificado. Es de una degradación política, social y humana absoluta. Sólo falta defender la esclavitud.
Uno siempre fue contra todo tipo de práctica clientelística, porque es una falta de respeto al ser humano. Por eso muchos nos alegramos cuando las políticas sociales se “tarjetizaron”, tirando del medio a los punteros malditos. Malditos del lado que sean, porque debemos reconocer que siempre hubo prácticas deshonestas de todos lados.
Lo que me aterra son los fundamentos de los jueces tucumanos que anularon las elecciones (N. de la R: la Corte Suprema provincial resolvió la validez de esos comicios). Los argumentos utilizados no son de jueces sino de alegres comadres chimenteras. Disquisiciones filosóficas sobre el voto de los sectores más humildes, tomados como “vulnerables”, son aterradoras y llevan a uno a creer que estos señores jueces son partidarios del voto calificado. No pueden admitirlo teóricamente, pero en la práctica así lo consideran. No es necesario estudiar derecho para saber que la
Justicia debe manejarse en base a hechos concretos; pruebas, que le dicen. Nunca jamás basarse en teorías o impresiones, o en operativos mediáticos que ya fueron claramente descalificados siempre que llegaron a la Justicia. Que sea en base a videos de Lanata es un absurdo total.
Por eso es necesario remarcar que en el sufragio universal el voto de las regiones humildes vale exactamente igual al de las regiones más “esclarecidas”, que no necesariamente son las más inteligentes o educadas. Apenas las más poderosas o instruídas, que no es lo mismo.
La dignidad del hombre no proviene de su posición social o su situación económica. Proviene de su condición de hijo de Dios, para los creyentes, o de miembro de la raza humana para los no creyentes. Y el único lugar donde todos somos iguales es en el cuarto oscuro… y en el cementerio, donde los mármoles y oropeles, realmente, no hacen gran diferencia. De polvo eres, y al polvo volverás.
Eduardo Flores
DNI 4.685.785