El recuerdo y homenaje para Roberto Nadal, ícono del fútbol sampedrino
Falleció el pasado jueves y tenía 79 años. Fue jugador, director técnico de Independencia y Mitre, entre otros, y parte de la fundación de la Liga Infantil en 1961.
Días atrás se produjo el fallecimiento de Roberto Nadal, un verdadero ícono del fútbol local. Como jugador y director técnico, dejó su huella desde que de muy joven comenzó a involucrarse en el deporte.
Tenía 79 años y una dilatada trayectoria en el fútbol de la ciudad. A lo largo de su vida alternó su actividad deportiva con su tarea diaria, primero en la fábrica de tijeras de la familia Segalat, la fábrica Padilla y, posteriormente, en Arcor.
Pero el fútbol fue su pasión, y como otros que también dejaron su sello, es merecedor de un homenaje y ser recodado como la gran persona que fue.
Una de sus primeras intervenciones fue cuando aún muy joven, en 1961, junto a su cuñado Ismael Castagnola, representó al Club Yapeyú en la Asamblea Fundacional de la Liga Infantil.
A partir de allí construyó una vida ligada al fútbol jugando en su querido Independencia, donde fue director técnico y formador de distintas etapas de jugadores que con el paso del tiempo fueron trascendentales en la región.
A la vez, su seriedad y compromiso lo llevaron a dirigir diferentes etapas de las selecciones de la Liga Deportiva Sampedrina, en ocasiones compartiendo la dirección técnica con Mario Oilher, también fallecido hace pocas semanas, hasta meterse en la historia de Mitre cuando ganó el ascenso en 1985.
Su pasión se la transmitió a sus hijos y nietos, y no le fallaron; Marcelo “Chelo” Nadal y Marcos Nadal, de destacada trayectoria como arqueros; Mauricio Nadal, goleador de Independencia, destacado operador de radio, reconocido DJ y referente de la música electrónica local; y su nieto Juan Cruz Nadal, también arquero y con un futuro enorme por delante.
Es por eso que referentes como Roberto Nadal merecen perdurar en el tiempo, por ser partícipes de una etapa determinante en el fútbol y la educación deportiva de la ciudad, cuando las únicas herramientas disponibles de aquellos tiempos eran la vocación, la responsabilidad y buena persona.
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