Autos estacionados sobre veredas y accesos, ochavas sin rampa, cajones y carteles en verdulerías y otros comercios, veredas y calles destruidas forman parte de los obstáculos habituales que se encuentran todos los ciudadanos al intentar movilizarse por la vía pública.
Son trabas que no sólo ponen en riesgo el derecho de circular libremente, sino la integridad física de los individuos. En 2015, La Opinión y Sin Galera lanzaron la campaña "Tránsito igualitario" para advertir a quienes imposibilitaban el paso, y aunque muchos prometieron cambiar sus hábitos, todo sigue igual.
Para los vecinos que deben trasladarse en silla de ruedas o con andadores, la situación es aun más difícil, tal como relata Analía Nouet mediante una carta que publicó en Facebook:
"La ciudad de San Pedro, en este tema, aunque avanzó un poco, es muy pequeño su avance. No son solamente las rampas lo que necesitamos las personas con movilidad reducida, sino también se necesitan baños adaptados con amplias puertas que habrán hacia afuera, barandas, etc; en los lugares públicos y privados", considera Ana.
"Si queremos, por ejemplo, ir al río ni oportunidad tengo yo en particular de tocar el agua, y no hablemos de empleo a personas con discapacidad, queremos sentirnos útiles, que se nos incluya, queremos insertarnos en la sociedad", agrega, para luego pedir: "Señores políticos, pónganse una mano en el corazón".