El policía detenido por el robo a Taibo donde murió Reyna está acusado de ser parte de una banda de delincuentes
Manuel Antonio Frías permanece alojado en Pilar, tras negarse a declarar. Es el eslabón más importante de un hecho que cada vez produce más escalofríos. Un robo en pleno centro con el asesinato de un policía a sangre fría, cometido por peligrosos ladrones asociados con un efectivo de la Bonaerense que tenía un verdadero arsenal en su casa aún arroja novedades en la investigación. Siguen los allanamientos y avanza la causa.
Como una cachetada del destino, los mismos policías que lloraron la muerte de su compañero Juan Gabriel Reyna tras el resonante robo a mano armada en la joyería Taibo tuvieron que detener a otro miembro de esa fuerza de seguridad, acusado de integrar la banda de delincuentes que cometió el asalto en pleno centro aquella tarde en la que los disparos se cobraron la vida del efectivo nicoleño e hirieron a otros dos.
El viernes por la noche, un intenso operativo solicitado por la Fiscala Gabriela Ates y ordenado por el Juez Pratti tuvo lugar en un domicilio de Belgrano 190, con la participación de Policía local, DDI y Gendarmería. Allí detuvieron al joven efectivo de la Bonaerense Manuel Antonio Frías y secuestraron un verdadero arsenal.
Frías fue desafectado de la policía por parte de la Dirección de Asuntos Internos y permanece detenido en Pilar, donde fue trasladado el sábado, tras negarse a declarar ante la Fiscala, quien lo imputó en principio por acopio de armas y municiones, un delito que tiene carácter Federal, por lo que no se descarta que el Juzgado de esa competencia tome intervención.
Lo que sucede es que las armas y las municiones no son lo único. El policía está acusado de asociación ilícita. Ni más ni menos que de formar parte de una banda de delincuentes. Su relación con diversos hechos guarda vínculos con los detenidos por el caso Reyna: Mario Rubén Sieben Domine, Facundo Díaz, Lucas Balcazza y Juan Mariano Gastón “Chizito” Cabrera.
Las sospechas firmes, producto de las pruebas y testimonios recolectados, lo relacionan directamente como partícipe necesario de la organización del robo en la joyería en la que fue asesinado su compañero de trabajo.
Todo contra Frías
Manuel Antonio Frías es un policía al que la propia fuerza llegó en medio de las investigaciones incesantes por la muerte de Reyna. Los efectivos sampedrinos quedaron muy shockeados por el asesinato de su compañero. Lo demostraron marchando por las calles de la ciudad, como vecinos que pedían Justicia y Seguridad.
En el allanamiento ordenado encontraron de todo. Escopetas 12/70 de varias marcas, rifles tipo Winchester, carabinas, revólveres, alrededor de 300 municiones de diverso calibre, todos sin autorización legal, entre otros elementos de importancia para la causa.
La investigación avanza en la hipótesis cada vez más certera de que este policía formaba parte de esta banda de delincuentes, a la que proveería de logística, armamento y estrategias de ocultamiento de pruebas, producto de su función pública.
Su participación, por supuesto, implicaría el reparto del botín resultante de cada uno de los robos a mano armada que cometían los otros detenidos, a los que Frías les brindaría equipamiento y protección.
Más allanamientos
El sábado, mientras Frías se negaba a declarar en la Fiscalía por consejo de su abogada defensora, personal de la Comisaría local llevó adelante una serie de operativos que incluyeron allanamientos en la zona de islas.
En Los Laureles detuvieron a un hombre, en cuyo poder secuestraron una carabina y un arma corta. La policía, reticente a brindar información desde el viernes respecto de la causa Reyna, no dio detalles tampoco en relación a esta detención.
La Opinión pudo saber que ese día también hubo un allanamiento en la ciudad de San Antonio de Areco, en los que fueron secuestrados elementos que aportan pruebas al desarrollo de esta investigación.
Un hecho con muchas aristas
El martes 26 de noviembre, alrededor de las 16.30, la policía llegó a la joyería Taibo, ubicada en Mitre al 900, advertida por un robo. Al ingresar, los efectivos se enfrentaron a tiros con dos delincuentes. Allí fue baleado Juan Gabriel Reyna, quien murió a los pocos minutos en el Hospital, producto de los disparos que recibió en el abdomen y la cabeza. Además, otros dos agentes, uno de ellos mujer, fueron heridos.
Los delincuentes escaparon del lugar, mientras otros policías llegaban como refuerzo y se sumaban a la persecución, a pie, por calle Ruíz Moreno. Al llegar a Pellegrini, Facundo Díaz, el autor del disparo que mató a Reyna, dobló por esa arteria en dirección al río y se metió en la zapatería Kako’s, a través del blindex de la vidriera. Allí fue apresado. El otro, Mario Rubén Dominé Siebenes, corrió una cuadra más e ingresó en el edificio Mitre, donde un despliegue de policías logró detenerlo.
Al otro día fue detenido en Arrecifes Lucas Balcazza, acusado de ser quien conducía el Volkwsagen Gol con el que llegaron a lo de Taibo, vehículo que fue secuestrado. “Yo no sé manejar”, dijo en su defensa el acusado de integrar esta banda. Esos tres residían en Arrecifes.
Una semana después detuvieron a “la cuarta espada”. Nada menos que Juan Mariano Gastón Cabrera, alias Chizito, reconocido delincuente que ese mismo 3 de diciembre cumplía dos meses desde que salió de la cárcel tras estar sometido a condena.
Hasta allí, el devanado ovillo de esta historia de robo y muerte tejía un panorama estable: Cabrera tendría vinculación con los otros tres, con los que cometían ilícitos en banda para repartirse los resultados de esos robos. Siempre a mano armada y a todo o nada.
La sospecha de que el robo podría haber sido armado para hacer sonar fuerte un caso de inseguridad en pleno centro justo ese 26 de noviembre a las 16.00, crecía. Es que ese día un grupo de policías era sometido a una rueda de reconocimiento por un robo calificado cometido por efectivos armados, uniformados y en patrullero, que tuvo lugar en junio pasado en un campo en la zona de Río Tala (ver aparte).
La búsqueda no se detuvo y los testimonios recogidos le dieron al Juez, la Fiscalía y la Policía el escalofriante resultado del viernes: habría un efectivo involucrado. En este y otros robos. Con estos mismos delincuentes. Miembro de la misma banda. Sospechado de aportar lo necesario para que entraran a la joyería y terminaran matando a su propio compañero, el policía Juan Gabriel Reyna.
Negaron excarcelación a Actis
Facundo Actis es el único detenido por el robo a mano armada en Río Tala, cometido por cuatro uniformados que entraron en patrullero a un campo y amedrentaron al dueño.
El policía es Oficial principal y se desempeñaba en la DDI local, de donde había sido trasladado primero a Arrecifes y luego a la zona Zárate-Campana, sospechado de actividades non sanctas.
Entre los propios efectivos y quienes conocen el ámbito delictivo no se sorprendieron por la detención de este joven, cuya familia tiene historia dentro de las Fuerzas de Seguridad.
La causa que instruye el Fiscal Marcelo Manso avanza desde que en agosto, dos meses después del hecho, llegó a sus manos la denuncia por parte del propietario del campo, dispuesto a no permitir el avasallamiento policial.