El peor municipio de la provincia se da el lujo del mayor aumento salarial para todos
Sin discriminar entre los que ganan más y los que perciben el mínimo el Gobierno de Fabio Giovanettoni cedió y otorgó un incremento salarial para el segundo semestre superior al doble de la oferta original, que había provocado un paro la semana pasada. Sin capacidad política, la gestión de transición permitió a los sindicalistas salir victoriosos a costa de un aumento del que deberá hacerse cargo el próximo intendente.
Los sindicatos municipales anunciaron ayer alrededor de las 11.00 de la mañana la última propuesta del Gobierno municipal, luego de una tensa negociación. El 13 por ciento para el segundo semestre, sumado al 21 que obtuvieron para la primera mitad del año, suma un 34 por ciento que arroja a fin de año un acumulado que ronda el 36 por ciento, lo que fue calificado por los sindicalistas como “uno de los mejores aumentos de la provincia de Buenos Aires”. Todo ello en el peor municipio del territorio bonaerense.
El incremento del primer semestre fue en cuotas. Acumulado sumó un 22,4 por ciento. El acordado ayer también es escalonado: tres con el sueldo de octubre, cuatro con el de noviembre y seis con el de diciembre. Así las cosas, la última y más importante cuota se pagará en enero, influirá en el aguinaldo y recaerá sobre la gestión del intendente que gane las elecciones. Pisado, el aumento es del 13,55 por ciento. El total anual es entonces 35,95. Los mismos porcentuales multiplicarán los haberes de los funcionarios políticos, concejales e intendente.
En dinero, son 1.293.731,86 sólo en básicos. El ofrecimiento del diez por ciento con que empezaron las negociaciones ayer por la mañana implicaba 3 millones de pesos más pero era inmediato, por lo que la negociación “favoreció” de alguna manera al Estado, que tendrá, después de todo, una erogación similar pero con la ventaja de pagar dos cuotas que suman siete por ciento antes de fin de año y dejar para la gestión siguiente el seis restante más el aguinaldo. Con la colocación de la banda, quien asuma el 10 de diciembre llevará un cargado “collar de sandías”.
Un camino largo que baja y se pierde
El camino hacia el acuerdo fue complicado. El 20 de julio pasado debían sentarse en la Mesa de Relaciones Laborales para comenzar a dialogar el incremento para la segunda mitad del año. En medio de la campaña electoral, el intendente Giovanettoni prefirió esperar las Paso. Los sindicatos reclamaron ante el Ministerio y hubo que convocar. Cuando lo hicieron, en el Gobierno ya sabían que no llegaban a las generales de octubre y que será otro candidato quien cargue con el peso de las cuentas en rojo sangre.
El porcentual acordado suma más que el 27 por ciento que cerró el Gobierno nacional con cinco sindicatos importantes del país –UOM, Comercio, Suterh, Upcn y Uocra– y que ofició de referencia para el resto de los acuerdos salariales, sobre todo para los estatales. Sin embargo, la presión de los sindicatos, los paros, la amenaza de toma del Palacio municipal y la debilidad política de un Gobierno de transición en retirada tras haber perdido la interna camino a la continuidad doblegó la resistencia inicial basada en números que son irrefutables y que dicen, ni más ni menos, que el dinero no alcanza.
Si hay pobreza que no se note
Ante el escandaloso escenario que muestra una derivación de más del 70 por ciento del presupuesto municipal a sueldos era de esperar que el criterio y la mesura llegaran a la mesa de negociación con la realidad incontrastable de un déficit que horadó las cuentas municipales y encendió la mecha que hizo estallar las finanzas públicas ubicando a San Pedro como el peor municipio de la provincia de Buenos Aires.
Administrar en estas condiciones es imposible para esta y para cualquier otra gestión. No tomar en cuenta el modo en que se disparan las variables para otras remuneraciones es temerario. Lo que todos saben y nadie dice es que con este aumento se multiplican de manera automática los haberes de concejales, funcionarios políticos, cargos jerárquicos y del propio intendente municipal, quien luego de haber anunciado que sólo percibirá el monto de su dieta como concejal se vio “obligado a cobrar los más de 80.000 pesos que cobraba su antecesor”. Sobre ese monto anunció las donaciones, una cuestión arbitraria si se toma en cuenta que sólo dependen de una decisión personal y no de una devolución al patrimonio público.
En cuanto a los funcionarios políticos cabe aclarar que los aumentos proporcionales suelen regularse por decreto pero no es más que postergar un problema que luego pueden reclamar judicialmente cuando estén alejados del gabinete e interpongan recursos como ya ha sucedido con otras gestiones.
Sobre los concejales no hay más por decir. Hace meses que son muy pocos los que trabajan, los demás estuvieron en campaña pero guardan silencio sobre la buena tajada que percibirán ahora y a fin de año. Hay que recordar que sus dietas son las máximas permitidas por ley y que las aprueban por unanimidad sin discutir año a año. El cálculo resulta de multiplicar el salario básico municipal de 40 horas por 3,5 y agregarle refrigerio, bonificaciones por antigüedad, aguinaldo y vacaciones.
Por último los dirigentes gremiales y sus sindicatos, que percibirán mayores ingresos sobre los descuentos de los trabajadores, seguirán en su loca carrera de “financistas” esquilmando a sus representados con compras en cuotas, préstamos, adelantos y otros privilegios que solo pueden compararse con la usura.
De reescalafonamiento ni hablar, de propuestas de aumento sobre los que menos perciben para armar una distribución más justa, nada. Así las cosas, los empleados que ocupan algún puesto jerárquico serán los más privilegiados hagan o no su trabajo.
En síntesis la victoria sindical muestra a los representantes gremiales bailando en el Titanic con funcionarios, jerárquicos y concejales beneficiados mientras el agua tapa a los vecinos que ya ni notan si hay paro o retención de tareas porque su realidad es la misma cada mañana. Con o sin medida de fuerza, nadie resuelve sus problemas, sean de índole imprescindible como la salud o las cloacas o de la inevitable ausencia de obra pública que podría comenzar aunque sea por una limpieza de basurales.
Tampoco está en debate, más allá de algunas vociferaciones públicas de unos pocos, las bonificaciones que el Tribunal de Cuentas cuestionó y este semanario publicó sin ambages en sendos informes que dieron cuenta de que “así se fundía el pueblo”.
En 2016 alguien deberá pagar el costo de los peores años de administración municipal. Si Giovanettoni logra su cometido de dejar un municipio un poco más ordenado que el que encontró ante la renuncia de Guacone, quizás el próximo intendente pueda diseñar un proyecto de ciudad viable. Aun así, por lo visto, quien no resistirá el embate será el contribuyente, quien después de todo es el que soporta todas y cada una de las cuestiones que aquí se ponen en debate.
Números que hablan
Las cifras que siguen, elaboradas por La Opinión en base al cálculo posible con la información disponible y con la que este semanario ha logrado obtener a lo largo de los años del no muy abierto sistema financiero municipal –todos los candidatos se quejan de no saber cuáles son las cuentas reales– fueron cotejados con el Secretario de Economía Roberto Borgo, que confirmó su proximidad con los que maneja oficialmente.
La masa salarial (básicos, bonificaciones, cargas sociales y horas extras promedio) previa al incremento era de $ 12.920.251. Así las cosas, en noviembre, con la primera cuota de aumento, se incrementará en $ 387.616,53 y sumará $ 13.307.867,53. A ese monto, en diciembre hay que sumarle 532.314,70, la segunda cuota, para que el total sea de $ 13.840.182,23. Con el seis por ciento restante, unos $ 830.410,93 más, deberá pagarse $ 14.670.593,16 sólo de salarios de empleados. A ello debe sumarse unos 500 mil pesos que resultan del acumulado de bonificaciones que se mueven con el básico. El aguinaldo neto representará alrededor de 5 millones. Es decir que el próximo intendente necesitará unos 20 millones para comenzar el año con sueldos y aguinaldos pagos sólo de la planta de trabajadores.