El partido por la vida
Transcurría el mes de Febrero de 2006 y Marianito, el personaje de esta historia, se preparaba para jugar al fútbol en los infantiles del club. El, junto a sus compañeritos de la categoría ‘99 empezaba a soñar un destino de futbolistas. De repente, cuando realizaban los exámenes médicos para su fichaje, un señor llamado electrocardiograma le marcó un problemita en su corazoncito y le cambió el destino del equipo en el que él quería jugar. Lo convocó a jugar un partido solo. Sí, solo Marianito contra su vida. Y ahí fue Marianito, como cuando entrenaba con sus compañeros de la ‘99. Tenaz, “metedor”, sin dar nunca una pelota por perdida, con fuerza y coraje salió a jugar ese partido. Cada problemita que le surgía en el corazón, los pulmones, su pancita, eran como una fuerte patada del rival que hacía lo imposible para ganarle el partido. Pero Marianito resiste con el aliento de sus compañeros y amigos que, a los cantos y gritos de aliento, los reemplazaron por cadenas de oración, rezos, plegarias, pedidos a Dios por él. Se le hacía difícil el partido; aun así Marianito no se entregaba. Con la primer alta que le dieron, fue como que había terminado el primer tiempo de un partido duro, difícil, complicado, sólo el esfuerzo, las ganas, hacían que lo fuera sosteniendo. Marianito se calzó la camiseta que le regalaron sus compañeritos y en el cuello se colgó también el banderín del club con el nombre de sus compañeros y Profes. Decidido, salió a jugar lo que quedaba de este bravo partido. Luchó, luchó y luchó y cuando lo tenían contra su arco ya sin fuerzas, tal vez sin ganas y con el último aliento, llegó ese contragolpe fatal para el rival… Marianito, con un nuevo corazón, como si le hubieran alcanzado el agua que hacía falta para calmar tanto cansancio, le hizo un golazo a la vida y el rival cayó vencido. Ese grito de GOL se escuchó en todas las casas de sus compañeros y del pueblo cuando por La Radio dijeron que el transplante de corazón había salido bien, y todo un pueblo se abrazaba imaginariamente con Marianito gritando ese fantástico gol. Marianito va reponiéndose luego de semejante partido, tanta lucha, tanto esfuerzo. Seguramente no pudo gritar un gol con sus compañeritos en la cancha, pero el gol que le hizo a la vida fue el más importante de su pequeña historia. Fuerza Mariano, Dios quiera que pronto estés con nosotros. Paraná F.C.