En el fondo de mi casa
hay un ombú quejumbroso
desgarbado pero orgulloso
por su estirpe nacional
la calandria y el zorzal
se columpian en sus ramas
y cuando el pampero brama
se rasca contra el tapial.
A su sombra protectora
pasé una feliz infancia
me hizo perder la arrogancia
y al copiarle su humildad
nació una tierna amistad
entre el árbol y aquel niño
era grande ese cariño
dos amigos de verdad.
Los pájaros entre el follaje
cuelgan como trofeos
entre cantos y gorjeos
alegremente sus nidos
algunas veces destruidos
por un fuerte vendaval
pronto hacían otro igual
nunca se dan por vencidos.
Hoy le molesta al progreso
a mí también me han vencido
marchamos rumbo al olvido
el hacha lo ha sentenciado
lo que a tu sombra he soñado
jamás lo voy a olvidar
cuánto te voy a extrañar
por todo lo que me has dado.
[align=right]Miguel Horacio “Tilito” Penin[/align]