El niño mordido por la yarará está en terapia intensiva
Así lo confirmó la abuela que viajó este domingo a la mañana y no pudo llegar porque se perdió al tratar de encontrar el Hospital San Felipe, donde fue trasladado Genaro el pasado viernes desde el hospital local. El pediatra había advertido que los análisis marcaban complicaciones, pero nadie siguió el caso que necesitaba de asistencia social, salvo los vecinos.
Genaro tiene cinco años y fue trasladado el viernes cuando su cuadro se complicó tras ser mordido por una víbora yarará. En el hospital local aplicaron el suero antiofídico pero con el correr de las horas fue necesaria la derivación a un centro de mayor complejidad. El cuadro se agravó y ayer fue internado en terapia intensiva "porque no responde a los medicamentos", dijo una vecina en comunicación con La Opinión, para pedir ayuda para "esa abuela que está a cargo de todos los chicos".
Se refiere a Carmen, la misma persona que en su bicicleta intentó llegar cuando se produjo el accidente que afectó a su nieto. "Los encontró una turista y los llevó, porque la ambulancia tardaba. Es ahí a la altura de Cantando en El Río, frente al Río no hay muchos vecinos", indicó la mujer que se compadeció porque esta mañana la abuela quiso llegar al Hospital San Felipe de San Nicolás, pero el chofer del colectivo le dijo que le reconocerán el pasaje nuevamente porque no pudo ubicar el lugar donde está su nieto.
"Es gente muy humilde, muy pobre, con mucha dignidad y ella no va a decir que necesita ayuda pero tiene a cargo los nenes de la hija que murió de un ACV y de Genaro y los hermanitos, ya que los padres siempre andan con problemas" de adicción a las drogas, completó.
Este medio se comunicó con Carmen, quien aseguró "no necesito nada, me las voy a arreglar para ir mañana otra vez" casi con el temor de todos los que no son asistidos por los servicios locales. En este caso la madre de Genaro "es la que lo parió" porque "ella no se ocupa de los chicos, los tengo yo", sostuvo la abuela que cuida a Genaro, a sus dos hermanas y a los niños huérfanos que dejó su otra hija de 37 años que falleció hace apenas unos meses y que tampoco cuentan con contención.
Pese a la negativa de la mujer preocupada por conocer cuál es el estado real de Genaro, este medio consideró necesario publicar la historia para que los organismos responsables puedan tomar conocimiento sin reprender a aquellos que se han animado a poner en conocimiento la situación, que en principio fue minimizada por las personas a las que se les informó sobre la necesidad de esta familia que en su precaria vivienda hoy también soporta el mal clima. Necesitan viajar, algún medio de transporte, "sólo eso".
"Lo durmieron y lo pusieron en terapia porque el veneno se le va para arriba", resumió Carmen sin haber podido acceder a un parte médico, ni siquiera por la comunicación celular que una de sus nietas mantiene con la madre del nene internado. "Yo no sé hablarle por ahí y ella me avisa".