El Merendero Benefactora agradeció a todos sus colaboradores: “La Navidad son ustedes”
El merendero que coordina Raquel Altamirano, que asiste a alrededor de 100 niños y adolescentes, y a sus familias, agradecieron el acompañamiento solidario de sus colaboradores, que hicieron posible que el comedor funcionara un año más. "En 11 años nunca nos soltaron ni se soltaron ustedes, gratitud hacia los que siguen llegando y se unen con alegría, 11 años que las hornallas andan sin interrupción", les escribieron. Lee la carta completa en esta nota.
Llegando al final de este 2019 y mirando el camino recorrido, lo vivido se manifiesta de mil maneras, en alegría, en nostalgia, en aprendizaje, en satisfacción y en gratitud.
Muchas veces hemos buscado la forma de transmitirles lo que significa el HOGAR BENEFACTORA para nosotros, pero pocas veces quedamos satisfechos al intentarlo.
El Hogar es un mundo donde todo gira distinto al ritmo cotidiano, donde podés ver el poder insondable de un acto solidario, donde cada persona que ayuda a otra se sana, donde las sonrisas valen el triple porque quien te la regala no sonríe nunca, donde alguien tiene por primera vez una torta de cumpleaños, donde tenés la oportunidad de acercarte a Dios poniendote en el lugar del otro, donde el ritmo de lo mundano y el mundo material no llega, nada de eso importa porque urge aliviar un corazón de un hambre que duele. El hambre es de amor, es de atención, es de Educación, de proyectos, de sueños, de familia, de alegría, de inocencia. La escasez comienza ahi.
Dificil es transmitirles lo que hemos visto con los ojos del corazón, pero tengan por sentado que los gestos tienen lazos, porque lo que ustedes dan con amor, esa ayuda que traen con tanto respeto y cariño, sana, sana a quién lo recibe, nosotros la cocinamos, la regalamos, la ofrecemos, se la hacemos llegar a otro corazón que lo está esperando, queremos que sepan que ese gesto de amor, te vuelve a vos, que querés ayudar a otro que no la pasa tan bien. Eso es ser humano y la vida te va a recompensar con el amor de tu familia, con la salud, con que puedas ver la felicidad en lo sencillo, con sentir la vida en las venas y llenarte de gracia.
Podríamos mostrarles todo lo que hacemos de una forma académica, técnica y quejarnos de la situación, pero no hay tiempo, no podemos, porque solo se siente gratitud hacia la vida, hacia ustedes. Porque en 11 años nunca nos soltaron ni se soltaron ustedes, gratitud hacia los que siguen llegando y se unen con alegría, 11 años que las hornallas andan sin interrupción, con constancia, con responsabilidad y a veces con cansancio, siguen, porque ustedes siguen creyendo que todo puede ser mejor, que hay esperanza, porque saben lo valioso que es un niño que se está formando y lo que sucede cuando la calle lo encuentra.
El Hogar Benefactora somos muchos, que no se ven, que hasta ni siquiera nosotros sabemos el nombre, porque no te lo dicen, porque eso no importa. Esto es un encuentro de corazón a corazón, donde uno se reconoce, donde las palabras sobran, donde te comprenden, donde te acompañan, te escuchan, te consuelan, te apoyan y te dan fuerzas para seguir ayudando. A veces uno no está mejor que el que viene a pedir y esa persona te levanta a vos, sin querer te cura, te dice que hoy es un poquito más feliz porque vos lo ayudaste, lo miraste o lo escuchaste, si vos, el que se emociona cuando sentis que aliviaste, el que abraza a un desconocido, el que entendió que al encontrarnos podemos hacer que muchas cosas vayan mejor.
El Hogar Benefactora es el carnicero con el puchero que nos brinda una sopa fortachona, es el pollero con las alitas de los miércoles, es el verdulero con el cajón de bananas para un delicioso licuado que deja bigotitos blancos y un "quiero más". Es el panadero que se toma el trabajo de guardar todo lo que puede para que el mate cocido tenga una factura. Es ese hombre que hizo una promesa y viene una vez por mes con mercadería y hace una oración agradeciendo que su familia está sana. Es el que se jubiló y la vida le dió tanto que piensa en los demás. El tesoro que se crió en el Hogar después de que la vida lo golpeó y hoy eligió estudiar y trabajar. El Hogar es ese hombre que hace casi una década, hace que cada Navidad Papá Noel llegue donde la inocencia está amenazada. Son los grupos que tienen pasiones y llegan en moto, en camionetas, con camisetas y rebalsados de alegría porque aparte de disfrutar si hobbie ayudan a otro. Es el hombre que se toma unas horas por semana para brindar un taller de niños para ayudar a sembrar. Es la catequista con su quinto puñado de pollitos guiandolos en su formación espiritual. Es la seño todas las mañanas ofreciendo apoyo, letras y herramientas. Que por cierto ya es de la familia. Son las lágrimas, los abrazos como si uno se conociera de toda la vida y quizás sea así. Algo nos une y nos completa.
En la vida podemos tener la suerte de cruzarnos con unas pocas personas increíbles, esas que te dan ganas de abrazarles el alma, el Hogar las reúne cada día y esa es nuestra mayor bendición.
Deseamos con el alma que cada niño sea protegido, motivado, cuidado, alimentado, educado y amado por su familia, porque ese es el futuro que tenemos en las manos, lo que nos va a llenar de paz como seres humanos. En ellos nace todo, con amor sólido, verdadero y desde la educación podremos construir.
Sigamos luchando por sembrar cambio y conciencia, por la honestidad, por la integridad, por el trabajo y la superación donde sea que la vida les haya regalado la oportunidad de brindarse con el alma, sin miedo, con valentía y humildad.
Gracias por un año más con nosotros, por querer sanar, por confiar, por darnos fuerzas, por estar ahí cuando no podemos solos, y por tanto tanto cariño. Los amamos con el alma.
La Navidad son ustedes.