El Mastai devolvió la fiesta rockera a San Pedro
Diverso, alternativo e integrador, el show organizado por 300 Producciones colmó las expectativas. Alrededor de 40 mil personas vivieron la fiesta dentro del predio del exbalneario mientras otra multitud lo hacía desde afuera. Damas Gratis, Aristimuño, Divididos, Ciro, No te va Gustar y Manu Chao tocaron sobre una ribera atiborrada de gente, que celebró cada actuación.
San Pedro vivió un fin de semana colmado de personas. Desde el viernes, los fanáticos de las bandas que el sábado pasaron por el escenario comenzaron a llegar y a imponer su presencia en la ciudad, mientras se ajustaban detalles para el desarrollo del festival y los alrededores de la zona costera se poblaban de puestos.
Con una organización impecable, al menos desde el punto de vista artístico, la fiesta comenzó a horario. Si bien el grueso del público ingresó más tarde -se quedaban en el camino, bebiendo y comiendo a precios más bajos que los que había adentro del predio-, a la sombra que hacían los escenarios ubicados al norte del exbalneario se ubicaban desde temprano los que estaban dispuestos a no perderse nada.
Desde los primeros acordes de Buenos Aires Karma y Contravos, el folklore bizarro de Los Tabaleros y la propuesta “mestiza” de los uruguayos de Cuatro pesos de propina y la buena respuesta del público para con El plan de la mariposa, la jornada presagiaba lo que quedaría confirmado alrededor de las 3.00 de la mañana: una fiesta inolvidable.
Los Pérez García y su rock and roll suburbano con reminiscencias tribuneras calentó los motores. Fue Onda Vaga la que puso la diversidad sobre el escenario, con su recorrido por ritmos latinoamericanos que hicieron cantar y bailar.
Para las seis de la tarde, el predio ya tenía más de la mitad de las casi 40 mil almas que pudieron verse bien entrada la noche. Boom Boom Kid recordó los años en los que venía con el skate a San Pedro con Fun People en los´90, cuando compartía escenario con los sampedrinos pioneros del hardcore metal argentino de Enot, a quienes destacó como “una gran banda”, en medio de un set demoledor.
Lo que siguió fue de antología: Pablo Lescano, el padre de lo que un productor encorsetó en la poco feliz denominación de “cumbia villera” hizo vibrar con sus Damas Gratis a todos. En ese momento, la multitud se agolpó contra el escenario para responder a cada llamado de “las manos de todos los negros arriba”, corear cada tema, bailar y comprender la diversidad, mientras el artista, con su mayor sonrisa, celebraba el recibimiento de un público de “otro palo” que mostró que el prejuicio que sobrevino al anuncio de la grilla no fue más que parte del microclima de las redes sociales.
A Lisandro Aristimuño le tocó subir tras semejante expresión de fiesta. Cumplió con creces con una lista que incluyó sus temas más acelerados pero también con climas que permitieron que su público disfrutara del show y que el espectador casual pudiera prestar atención a su propuesta, una de las más interesantes de la escena argentina de los últimos años.
Cuando Divididos puso en marcha la aplanadora del rock ya era de noche. Fue una hora y media sin respiro. Los decibeles aumentaron y el pogo también. “Tantas veces vi esa bandera y hoy vinimos a tu casa”, le dijo Ricardo Mollo al Pitu Ruibal y al Duende Pozzolo, dos sampedrinos que siguen a cada lugar a la banda.
Ciro y Los Persas demostró su poder de convocatoria. El suyo fue el pogo más grande de la noche, acompañado por el ritual de banderas que Los Piojos alimentaron y el cantante heredó. El repaso obligado por su exitosa exbanda dejó clara la marca que quedó grabada en los fanáticos. Hubo lugar para temas de los Rolling Stones y de Elvis.
No te va Gustar, otra de las más convocantes de la noche, comenzó su show con un volumen menor al que se registraba hasta el momento. Eligió un recorrido por sus canciones más potentes, transmitió vía streaming el recital y demostró la madurez de 20 años sobre los escenarios al sonar de manera impecable. Agradecieron el “respeto” y, como casi todos los que pasaron por el festival, destacaron la diversidad.
El final de Manu Chao contó con menos público que sus antecesores. Aun así, fue una fiesta, como siempre. El francoespañol, que se refirió a la megaminería y a los “inocentes que mueren ahogados en el Mediterráneo”, puso junto a su banda toda la energía para cerrar un festival que colmó las expectativas de todos.