El Juez Raúl Zaffaroni ante la despenalización y los menores
Sin el protocolo de Ministro de la Corte Suprema de Justicia, Raúl Eugenio Zaffaroni, habló de sus responsabilidades y de las inminentes definiciones por el caso Villacampa. Entiende que la distancia que hay entre los ciudadanos y la aplicación de las leyes, obedece a un déficit social profundo.
Tarde de fin de semana; ambiente de sobremesa prolongado. En torno a la mesa de la cocina del Lic. Arturo Otero, pasadas las seis de la tarde se observan los vestigios de lo que ha sido un almuerzo con todos los “chiches” de pueblo que alberga a turistas ignotos o famosos. El Juez de la Suprema Corte de Justicia, viste prolijos jeans, remera azul francia de mangas cortas y un bronceado parejo que desata la envidia del resto de los comensales.
Comparte el atardecer con un heterogéneo grupo. Además del anfitrión y dueño de casa, están “Chocho” Rodríguez, el ex Juez de Faltas Hugo Freixedes, el Capitán Pedro Biaín, el policía Martín Actis y dos botellas de vino, uno blanco y otro tinto, mientras describe el encuentro como una “charla informal”.
La natación lo une a San Pedro y cada vez que tiene espacio en su agenda viene a recorrer con sus brazos el riacho. Había llegado a las 10 de la mañana y tras practicar su deporte favorito, se dedicó a su inefable amigo, Arturo Otero quien no sólo sirvió la comida, sino que se encargó de presentar su casa como el sitio elegido para convocar a la prensa.
Fotos, sonrisas, comentarios y una aproximación demasiado estrecha para el Magistrado que menos arrugas que baja la línea más polémica y comprometida de la Corte.
Zaffaroni dixit
¿Por qué el caso Villacampa, tan paradigmático y menor, es el único que llega a la corte para discutir la despenalización de la tenencia de drogas?
Bueno, es de casualidad. No hay nada particular en el caso, casi todos los casos que llegaron estaban prescriptos y en consecuencia, no nos podíamos pronunciar dada la levedad de la pena, y este es uno de los casos que llegó sin prescripción y en consecuencia se le pudo dar vista al procurador y a partir de ahí ponerlo a circular para tomar una decisión.
¿No cree que en este caso hubo un dispendio de Justicia, un proceso largo que tuvo criterio condenatorio hacia alguien que realmente si bien es un consumidor o lo era, termine siendo el que defina la despenalización?
Siempre sucede así, se toma a partir de un caso, es el funcionamiento normal que tiene nuestra constitucionalidad. Nosotros no podemos declarar la inconstitucionalidad de una ley o hacer caer la vigencia de una ley sino que siempre lo tenemos que hacer en un caso, no existe en la Argentina con el modelo de inconstitucionalidad que tenemos, la posibilidad que tienen los Tribunales Constitucionales Europeos. No podemos tratar un caso abstracto, sino que tenemos que tratar siempre la aplicación de la ley en un caso concreto. En este caso, la Ley sigue vigente. Sentamos jurisprudencia.
¿Usted cree que la sociedad va a tener una buena lectura?
Es una intromisión del Estado en la vida privada de las personas, un grave error en la política criminal en materia de tóxicos. Creo que llegó la hora de la verdad, con una desgracia y creo que en este momento no se puede desperdiciar ningún esfuerzo y hay que concentrar todos los cañones en combatir y erradicar absolutamente el tráfico de paco y todos los tóxicos que tenemos, todos los tóxicos son nocivos, pero el paco directamente es un toxico mortal. La rentabilidad del tráfico de paco es baja, de modo que se puede lograr erradicar. Tenemos que dejarnos de tonterías, no perder absolutamente ningún esfuerzo y erradicar el trafico de paco, ojalá hubiéramos hecho eso antes de esta “porquería”.
¿Dónde falla el eslabón de la cadena?
Creo que el problema está en el tráfico y no en el consumo, me parece que es absolutamente ridículo el argumento de que “si no hay consumo no hay mas tráfico”, en ese sentido para penar el tráfico de mujeres tendríamos que penar a todos los usuarios de la prostitución, de esta manera si suprimimos las aduanas no vamos a tener más contrabando, si suprimimos los matrimonios no vamos a tener más divorcios y todo ese tipo de cosas que son razonamientos ridículos. El problema no está en el consumo, el problema está en el tráfico, por eso hay que combatirlo, principalmente el paco que es causal de lesiones cerebrales irreversibles, una adicción muy fuerte; pega en los pibes de los sectores más precarios de nuestra sociedad y en poco tiempo acaba con la vida del muchacho, o deja secuelas irreversibles, de modo que eso desgraciadamente nos tuvo que llevar a esta desgracia para tener que reorientar las políticas criminales en materia de tóxicos.
Esto de hacer una persecución de consumidores tiene una historia muy larga. Empieza con López Rega, con la 20.771 con la primera ley de drogas que es contemporánea con la 20.840, donde se vinculaba a cualquier consumidor de tóxicos con un subversivo. Marihuana era sinónimo de subversión, una historia de hace 30 años atrás. También existe una presión internacional, en algún momento también hubo presión de la DEA, la corporación estadounidense dedicada a la droga, que ejerce presiones en todo el continente y presionó para que se mantuviese esto penado. Afortunadamente cuando se pasó a la actual ley de drogas cambió por una comisión más leve que se sustituye por una tratamiento, lo cual es una cosa absurda porque no todo consumidor es dependiente. Todos consumimos tóxicos lícitos o ilícitos, todos tomamos vino o café o fumamos o etc., el consumidor de algún toxico es probablemente toda la población, que abuse de tóxicos es un grupo más reducido, tal vez el que se emborracha todos los fines de semana, pero el que depende del tóxico es un alcohólico en el caso del alcohol, que es un grupo más reducido aún y es un enfermo y hay que tratarlo, pero la particularidad de nuestra ley de drogas es insólita, obliga a un tratamiento compulsivo y si el sujeto no se cura, se le pone una pena, o sea una pena por ser enfermo, esa es la legislación vigente que tenemos.
¿Qué siente usted frente a la responsabilidad de estar en la Suprema Corte y en que grado cree usted que satisface a la población?
Bueno, yo creo que cuando hay un exceso de confianza en lo que hacemos hay que advertir lo siguiente, un juez tiene que hacer lo que le corresponde a su función, pero no pidamos padres. No hay soluciones milagrosas, la solución milagrosa es que cada uno de nosotros acepte la responsabilidad que le corresponde y actuar en consecuencia, nosotros no podemos resolver la conflictividad de todo el país. En los últimos años hay una tendencia en el mundo que ha llevado a que los sectores políticos no tengan soluciones para muchos problemas estructurales y eso ha producido un fenómeno de desviación de esa conflictividad hacia los poderes judiciales.
¿En esta Corte en particular hay muchas mas expectativas que las anteriores?
Sí, en algún porcentaje, sí, en el porcentaje que creo que cumplimos más o menos la función que nos corresponde y se que hay una característica de esta corte que la diferencia: es el pluralismo de la Corte. Somos siete jueces, creo que somos siete personajes en algún sentido, siete biografías distintas, siete personalidades distintas, con distintos entrenamientos; distintos a tal punto que es bastante difícil entre nosotros conseguir los cuatro votos de mayoría y la única garantía de imparcialidad que hay en la Justicia es el pluralismo, no hay otra, no hay nadie que esté por encima que sea neutral. Todos estamos con nuestras cosas y tenemos ideología y nuestra visión del mundo y lo único que nos garantiza neutralidad es el pluralismo ideológico y de concepción.
¿Y usted cree que esa pluralidad de la Corte se traslada a la sociedad o necesitamos un recurso de amparo permanente para poder vivir en este país?
Personalmente, me parece que la gente tiene que usar los recursos jurídicos que la gente tiene para hacer valer sus derechos, ojalá le pudiéramos garantizar la justicia por igual a los millones de habitantes.
Por ejemplo, le planteo un caso concreto en las Islas, son de empresarios condenados por corrupción, morosos de bancos oficiales; es el caso de uno de las islas de Gualtieri que están desalojando a la gente originaria haciéndoles firmar un comodato… esta gente, no tiene ninguna posibilidad de defenderse, ¿Cuál sería el contacto de este ciudadano con la Corte Suprema?
Tendría que buscar un Colegio de Abogados, tendría que buscar una ONG, tendrían que formar una Cooperativa, tendrían que ponerse de acuerdo y contratar abogados.
¿Y por qué queda tan lejos, el poder llegar de alguna manera?
No es lejos, es peleando. En realidad, participo de una fundación que se ocupa de preparar abogados de organizaciones no gubernamentales, prepararlos técnicamente, a veces a los abogados de ONG les faltan recursos técnicos, a veces son abogados que trabajan en provincias o en el interior y a veces no saben como llegar a la Corte y lo que tratamos de darle es la apoyatura técnica para eso.
La problemática mayor de San Pedro está relacionada con los menores. ¿Qué novedades van a surgir de parte de la Corte?
Hay toda una discusión compleja y en donde en realidad se pasa por encima las características técnicas y se confunde todo. El problema de la minoridad es de carácter social y merece una respuesta social. Hay una cuestión relativa de la Justicia penal que trata de resolverse con la imputabilidad, eso técnicamente es un error, no se trata de imputabilidad, no se trata de edad, imputable o inimputable también puedo ser yo, si estoy loco soy inimputable y si estoy cuerdo soy imputable, es ver desde qué edad se somete al niño a un régimen penal y las consecuencias que esto trae, si vamos a hacer la historia de esto en el año 1890 en Estados Unidos había un movimiento que decía que al niño había que sacarlo de los institutos penales y tutelarlos, entonces pobrecitos los tutelaron hasta hoy, y siempre que tutelaron a alguien hubo consecuencias, tutelaron a los indios y así les fue, tutelaron a los negros y así les fue, tutelaron a las mujeres y así les fue y al niño también y al final terminaron poniéndoles penas peores que las penales pero que no eran penas sino que era para tutelarlos, como era para tutelarlos no tenía proceso, no tenía acusación, defensa, nada, porque como lo estoy tutelando, le estoy haciendo un bien: no necesita tener un juicio.
Hay una campaña, una sensación colectiva inversa…
Sí, sí cada vez que abro el diario hay un bombardeo, se han llegado a decir mentiras…