El Juez que abusaba de sus nietas tiene propiedades en San Pedro
El excamarista civil Félix Romeo de Igarzabal fue condenado por abusar reiteradamente de sus tres nietas entre 1999 y 2006. Cumple prisión domiciliaria en su casa de Vicente López, por su avanzada edad. Un informe periodístico revela que tiene un campo de 300 hectáreas en esta zona.
La condena fue detallada en un informe del diario Página|12 publicado el domingo, firmado por la periodista Mariana Carbajal, quien entrevistó a las nietas del exmagistrado, integrante de una conocida y acaudalada familia judicial de San Isidro, donde fue condenado en juicio abreviado.
De Igarzabal fue sentenciado por unanimidad de los tres integrantes del Tribunal por los delitos de “abuso deshonesto agravado por el vínculo reiterado y abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el vínculo en concurso real entre sí”, por hechos cometidos entre los meses de mayo de 1999 y enero de 2006 contra las tres nietas.
El veredicto fue dictado el 26 de septiembre de 2012 por los jueces Hernán San Martín, Osvaldo Rossi y Federico Ecke, pero recién trascendió ahora. “Cuando salió la condena yo sentí que rompí cadena. Hasta ese momento sentía que caminaba encadenada”, le dijo una de las víctimas al diario porteño.
El informe da cuentas de una demanda civil que las víctimas iniciaron contra “Veco”, como le dicen a su abuelo abusador. Ese expediente judicial provocó “una nueva reacción adversa de parte de la familia, preocupada por si les afectaría la tajada de herencia que esperaban recibir en el futuro”, señala el diario.
“De Igarzabal, dicen sus nietas, es dueño de un campo de unas 300 hectáreas en la localidad bonaerense de San Pedro y una casa en Pinamar, además de la mansión de Gaspar Campos, entre otras propiedades”, indica la periodista.
El Juez abusador les pidió a sus nietas que tuvieran “misericordia” y no lo denunciaran. Los abusos se producían en la casa familiar donde se reunían después de misa cada domingo. Parte de la familia intentó ocultar el hecho, evitar que se judicializara y hasta le pidieron a las jóvenes -que hoy tienen 20, 24 y 26 años- que “perdonaran al abuelo”.