El hombre que está solo y espera…
Con la cabeza gacha, las manos en los bolsillos y la mirada perdida en el universo que imaginaba en la punta de su zapato, el Intendente municipal y electo Diputado Nacional Mario Barbieri se apartó del pequeño grupo que lo acompañó al acto oficial por los 102 años de la ciudad.
Las idas y vueltas políticas al interior de la fuerza de Barbieri —donde supo amalgamar a diversos sectores que apenas si se miran por sobre el hombro unos a otros— tejen un entramado del que muchos arriesgan que la ruptura es el camino más verosímil.
La oxigenación de la que tanto se habló en la campaña preocupa a todos. La pelea parece entre “divinas” y “populares”, como en Patito Feo.
Los más antiguos del gabinete —la tropa fiel, herida por el reparto en la lista de Concejales— aguarda con cautela. En las mesas de café se mofan de cierta “rusticidad” de los que llevan más años en el gabinete. Ellos, se sienten más seguros: “Acá hay gente que se va a tener que ir”, dice uno que integra hace mucho la mesa chica. “Algunos vamos a ir a acompañar a Mario al Congreso, pero acá hay otros que no se pueden quedar, porque ya demostraron que están a contramano de lo que queremos”, se explayó.
Del lado de los nuevos, los que según el otro grupo “dicen mucho pero hacen poco”, consideran que representan la renovación: “Hay que oxigenar en serio. El problema es que acá parece que para correr a algunos que están estorbando se los promociona, premiándolos en vez de agradecerle los servicios prestados y aclararles que su ciclo se terminó”, explicó un operador de la nueva ola barbierista.
Mientras, todos aguardan el 10 de Diciembre, fecha en que Guacone y los cuatro o cinco Concejales asuman, para saber si sus deseos y vaticinios se aproximan a la realidad.