“El fuego llegó a estar a una calle” de la central nuclear Atucha, dijo uno de los brigadistas
Un brigadista explicó de qué modo se procede cuando las llamas alcanzan líneas de alta tensión y relató su tarea durante la jornada en la que el incendio llegó a metros de Atucha. Oscar Valdéz es bombero voluntario desde hace 35 años.
Oscar Valdéz relató en Radio Cuarentena cómo fue la jornada y el modo en el que el fuego y el humo llegaron a las proximidades de planta. Refirió el tiempo que junto a los bomberos voluntarios libran diariamente una batalla cuerpo a cuerpo con los incendios que se presentan en la zona de islas en Zárate y Campana.
Ayer, tres helicópteros y un avión formaron parte del equipo que culminó sus tareas alrededor de las 20.00 en el lugar donde montaron una “guardia de cenizas” por la noche y hasta la madrugada.
La presencia del helicóptero gigante Chinook que debía operar desde San Pedro no fue posible porque el martes a la tarde entró en “mantenimiento técnico” ya que faltaba un repuesto que debía liberar la Aduana. Eso es lo que informaron desde fuentes cercanas a la coordinación del Plan Nacional de Manejo del Fuego, una situación que despertó serias sospechas por los costos que demanda la actividad de esa aeronave contratada a una empresa por valor de casi siete millones de dólares.
“Se hizo un contrafuego controlado; venía un frente muy grande, quemando muy fuerte, con llamas muy altas, teníamos después un camino, una calle donde se hizo el contrafuego”, relató Valdez a la hora de describir la dimensión del siniestro que se acercaba peligrosamente a la central nuclar.
“Si hubiésemos tenido este nuevo helicóptero, el Chinook, habría sido por ahí más fácil”, dijo y aseveró que de contar con la aeronave que está en San Pedro se preguntó por qué motivo había necesidad de “el susto al que hemos llegado, a que llegara a la parte de la empresa”.
“A una calle. Había una calle, teníamos el alambrado y ya teníamos a la empresa ahí”.
Oscar Valdez, bombero

Respecto a la colaboración de la empresa energética indicó: “Ellos ayer nos proveyeron de dos camiones cisterna e hidrantes” y aclaró “los divide una calle y teníamos un monte y una barranca donde estaba toda la parte del fuego y bueno, nosotros lo pudimos controlar, en esa parte lo pudimos controlar. Después el fuego, amenaza con un frente muy grande que se venía”.
Cuando fue consultado sobre episodios que a diario se producen en campos de la zona, pastizales y barreras forestales, el bombero con 35 años de experiencia no dudó en explicar que si el fuego se enciende bajo el tendido de una línea de alta tensión, la obligación es alertar a Transener —la empresa encargada del transporte de energía que alimenta el Sistema Interconectado Nacional— para que se tomen medidas preventivas y se corte la energía por sectores. Allí se refirió a lo sucedido con el apagón que provocó el colapso energético del pasado jueves: “Nada que ver con los cables que tiene acá Atucha”.
“Yo he escuchado otros medios de Capital que decían algo que nunca pasó”: Valdéz explicó que cuando las llamas arrasan un campo, y en ese lugar hay cableado de alta tensión, es sumamente frecuente que a la hora de combatir el foco se produzca el recalentamiento que dejará luego fuera de servicio al sistema de suministro eléctrico.
“No podemos nosotros tampoco arriesgar nuestras vidas al estar trabajando debajo de esas torres de alta tensión. Si viene el fuego como venía y hay humo negro, sabemos que el humo va todo para arriba y sabemos que va a producir explosiones porque genera cortocircuitos que cortan todo; si nos llega a agarrar ahí abajo a nosotros, perdemos un bombero”, aseguró.
Las preguntas que se le formularon también apuntaron a los planes de contingencia que se aplican en Atucha. El brigadista confirmó que efectivamente hay protocolos para la evacuación de la población cercana pero que corresponde a la empresa brindar esa información.
Por último, se refirió a las conjeturas que se hacen sobre la intencionalidad que puedan tener quienes generan focos ígneos. Consideró que al menos en esta etapa de sequía y calores extremos una mínima chispa puede generar un desastre ambiental. “Desde septiembre no tenemos descanso”, admitió el hombre que tras entrar a las 8 de la mañana a la fábrica en la que trabaja pidió permiso para retirarse a las 12 con el propósito de sumarse a sus compañeros para emprender la batalla contra el fuego.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión