El folklore del fútbol manchado por la violencia
Mientras las hinchadas de Paraná y Mitre se dirigían a pie hacia el Estadio, se cruzaron en inmediaciones de Pellegrini y Novillo. Volaron piedras. La policía reprimió y varios autos resultaron abollados. La Justicia actuó rápidamente e identificó a dirigentes e hinchas.
Es imposible separar el agua del aceite, y así se puede ilustrar lo acontecido el Domingo a dos cuadras del Estadio Municipal, cuando afuera sucedió una cosa y dentro del escenario deportivo aconteció otra.
Prácticamente no existen antecedentes de enfrentamientos entre hinchadas en la historia del fútbol local, sólo se recuerda un cruce de pintadas efectuadas en los frentes de ambas sedes. Es cierto que los incidentes existieron, existen y existirán, y hasta hay quienes lo pintan como parte del folklore del fútbol, pero será muy difícil de compararlo con lo sucedido en esta oportunidad.
No caben dudas que los clásicos entre Paraná y Mitre o Mitre y Paraná han crecido mucho, principalmente si se compara con lo que sucedía, no hace mucho tiempo, cuando jugaban ante 200 personas. Ahora se ha transformado en un fenómeno social que a muchos les cuesta entender, en un sentimiento por demás de particular. Antes y después de los partidos, sea donde sea, en el banco, en la oficina, en la mesa de un bar o de sobremesa, se habla del clásico.
Ya no es necesario arengar o efectuar alguna convocatoria para que los hinchas concurran, por estos tiempos con sólo saber que se juega el partido de fútbol la asistencia es espontánea.
Es cierto que cada vez son muchos más, se ven caras nuevas o algunas que nada tienen que ver con los clubes ni con el fútbol pero van… y quizás sean esos los que terminan empañando la verdadera fiesta que se esconde detrás del histórico clásico sampedrino. Son los que no saben de la historia de ambas instituciones y que de esta forma ponen muchas cosas en riesgo, los que no saben nada sobre el respeto, los que no saben que el fútbol sampedrino está en la mira del CoProSeDe, son los que no se apiadaron de las mujeres y chicos que a sólo 50 metros tomaban la comunión y tuvieron que resguardarse dentro de la Iglesia para no ser víctimas de una agresión. Desde allí parte esta situación incomprensible que nada tuvo que ver con lo que aconteció adentro del Estadio, pero que sin dudas dejará una marca imborrable que obliga a dirigentes, policías e hinchas a tener que replantearse varias cosas.
Un camino que no lleva a nada
Después del mediodía, ambas hinchadas comenzaron a juntarse para partir en caravana hacia el Estadio, una ceremonia que ya es un ritual en todo el fútbol argentino. Cerca de las 15:30 horas, las parcialidades partieron desde las sedes. Los hinchas de Mitre transitaron por la calle Pellegrini hasta Beaumont y de allí hasta las puertas del sector visitante. La parcialidad “Albirroja” lo hizo por la calle Moisés Novillo hasta la puerta de la calle Bozzano.
Por supuesto que nadie se imagina que ante un eventual encuentro, una hinchada le daría paso a la otra. Aquí es donde comienza a tener responsabilidad la seguridad que debe brindar la policía, pues no hay que ser un entendido en la materia para deducir que esto se podría haber evitado. Está bien dicho que los dirigentes podrían haber acordado para que ambas hinchadas no se encuentren, ya que es sabido que entre ambas instituciones hay una excelente relación, pero el personal policial podría haber efectuado una sencilla tarea de retener a unas cuadras a cualquiera de los dos grupos e impedir así lo que luego ocurrió.
Como era de prever, ni bien se vieron las caras comenzaron a volar piedras desde los dos sectores, que en realidad fue lo único que ocurrió, pero comenzó a tomar volumen cuando intervino la policía reprimiendo con balas de goma y la gente que participaba de la ceremonia de comunión en la Iglesia San Pablo debió resguardarse en el interior para evitar ser alcanzados por alguna piedra o los disparos intimidatorios que efectuó la policía. Allí, algunos vehículos fueron alcanzados por las piedras y resultaron dañados. Los damnificados responsabilizaron a los dirigentes y la policía.
A la salida, una vez que el partido ya había terminado, también hubo algunas escaramuzas pero no pasó a mayores. La policía retuvo a los hinchas de Mitre durante 15 minutos en su sector para posibilitar la salida a la gente de Paraná. Lo que no se tuvo en cuenta fue que el regreso de los hinchas “Albirrojos” se hizo por el mismo camino y al llegar a la esquina de Mitre y Bozzano otra vez volaron algunos proyectiles que eran impulsados desde la calle y desde la tribuna. El primer clásico del año dejó mucha tela para cortar. Comentarios por todos lados, porque el tema se instaló en la calle y se dice una y otra cosa. Todos tuvieron responsabilidades, los hinchas de ambos clubes porque tiraron piedras, los dirigentes por no ponerse de acuerdo y la policía que presentó un débil operativo que con el paso de la tarde se le fue de las manos.
Las consecuencias
Sabido es que el CoProSeDe tiene entre ceja y ceja al fútbol de esta región. Los sampedrinos lo saben tras vivirlo en carne propia hace pocas semanas, cuando Defensores jugó el Torneo del Interior y tras un incidente que encabezó la hinchada visitante el organismo clausuró el Estadio y envió a Defensores a jugar en Baradero.
Hay situaciones que vienen de arrastre y para quienes toman decisiones sigue siendo San Pedro, no existen los nombres ni lo antecedentes de los clubes. Pero es bueno recordar que todavía Banfield está suspendido luego de ser castigado tras un incidente protagonizado por sus propios hinchas, y que anteriormente había sucedido algo similar.
La policía ya envió su informe, brinda detalles escandalosos, identifica a dirigentes e hinchas y el Fiscal Mariezcurrena estudia los pasos judiciales a seguir. Ahora habrá que esperar, pero algunas fuentes confiables indicaron que a pesar de que todo sucedió a dos cuadras del Estadio, el CoProSeDe estaría tomando severas medidas sobre lo ocurrido.
“No hay que hacer tanto lío”
El padre Sergio Latini, cura párroco de la Iglesia San Pablo, fue quien resguardó a gran parte de los grandes y chicos que habían concurrido a la misa de comunión.
“Para la Iglesia es un hecho anecdótico. Para otra vez esperamos que se prevenga. Gracias a Dios no salió nadie herido. Hay que cuidar a la gente para que no pase nada”, manifestó el sacerdote.
Después de estas frases, agregó: “No hay que hacer tanto lío… son cosas que pasan en un partido de fútbol, si se los hubiera hecho ir por otro lado eso no pasaba. Hay que evitar estas cosas, en San Pedro nos conocemos todos. Esa tarde los chicos justo habían entrado, pero el incidente duró poco. Yo observé cómo los de la comisión de Paraná ayudaban a sacar a los revoltosos. Había gente que les decía a los muchachos que sigan para el estadio y se dejaran de joder”, relató el religioso.