El Estadio Municipal cruje y preocupa
El Estadio Municipal hace tiempo que dejó de ser sólo un escenario deportivo. Es utilizado cada vez con más frecuencia para todo tipo de eventos, pero lamentablemente su deterioro externo e interno es imparable. Al pésimo estado de sus cercos y veredas, y del sector posterior a la tribuna de calle Mitre, se suma ahora un peligroso diagnóstico para la tribuna techada que algunos arquitectos no dudan en calificar como una “bomba de tiempo”.
¿Cuánto hace que no se cumple con un mantenimiento en el Estadio?
¿Dónde está el último certificado que brinda seguridad sobre la tribuna techada?
¿Quién se ha subido al techo para ver como está y determinar por qué se caen pedazos de mampostería?
Todas las preguntas tienen respuestas difusas. Hoy es mínimo el número de personas que alguna vez se han puesto a mirar el estado en el que se encuentra la tribuna techada del Estadio Municipal y son un poco más los que ven sus alrededores pero, realmente, no se preocupan.
A pesar del aporte humano que diariamente asumen quienes cumplen funciones en el lugar hay sectores que necesitan una urgente atención y entre ellos, el techo es el más preocupante.
No importa ahora el campo de deportes que ha enfrentado a funcionarios con instituciones por el buen uso o el mantemiento. Lo que preocupa es el estado en que se encuentra este sector destinado al público que además le da marco al Centro de Educación Física Provincial que también debería asumir la responsabilidad que le cabe por tener allí su sede sin hacer aportes concretos para la seguridad. El panorama no es alentador ya que nadie ha mostrado preocupación. Nadie. Y algunos han dicho que con un próximo evento musical a alto volumen se vuelven a caer pedazos del techo. La tribuna en sí, pero en especial el techo, muestra un deterioro muy preocupante, grietas, filtraciones y un notable desgaste producto del paso del tiempo y la ausencia absoluta de mantenimiento.
Han tenido que ser muy buenos los que construyeron a mediados del siglo pasado las estructuras por las que la gran mayoría de los sampedrinos ha circulado alguna vez.
Multiuso
Desde los primeros festivales de la Identidad, pasando por el San Pedro Rock, los festivales tropicales, la Doma y el Folklore, las promesas de Yupanqui, la Liga Deportiva Sampedrina, y hasta los Corsos. El Estadio Municipal ha servido para todos y a todos, y nadie… ha dejado un solo centavo de los miles que se ganaron, para invertir en él. Es más, cada uno ha dejado huellas para la “próxima” edición, por ejemplo, los sectores que en su momento se utilizaron como ingresos para el San Pedro Rock, fueron cubiertos por unos paneles de chapa que están feos y oxidados y nadie sabe hasta cuando aguantarán. Los organizadores del Festival de Doma y Folklore, seguros de que volverán, fabricaron un ingreso para los animales a mitad de cuadra sobre la calle Casella y el pulmón de seguridad que se requiere para el fútbol es utilizado como corral. Además, todos estos eventos han requerido de una mayor potencia eléctrica y del tablero original que se encuentra detrás del arco que da a la calle Casella queda muy poco. Hay injertos que también podrían generar una ola de preguntas sobre la “prevención” ante una desgracia. La reactivada Dirección de Deportes ha encarado en gran parte el ordenamiento del lugar pero todas las intenciones se desvanecen cuando las decisiones llegan desde “arriba”. Hace unas semanas se adquirió una hidrolavadora y su principal tarea será la de limpiar el sarro y mal aspecto que presenta la tribuna que da a la calle Mitre, pero hay que esperar. Nadie cuida nada, ni el público del rock, ni el de la doma, ni el del fútbol (léase también jugadores o chicos que ingresan por cualquier lado) y el problema se genera en las autoridades y dirigentes, que desde hace un tiempo prudente se vienen echando la culpa unos a otros.
¿Es municipal?, ¿Es de la Liga?, ¿Es de los profes? Quien responda “es nuestro” tendrá que hacerse cargo ahora preventivamente o después, cuando ya sea demasiado tarde para lágrimas.