Quienes se aprovechen del ejercicio de la función pública para otorgar a particulares el usufructo de espacios públicos, deben tener mucho cuidado con la “prolijidad” de los procedimientos y la transparencia de los mismos. Caso contrario, corren el riesgo de ser considerados bandas de facinerosos, vulgares asaltantes del patrimonio público que el día de su asunción, juraron observar.
Algunos items a ser rigurosamente observados en esos casos suelen ser:
1º Que haya absoluta imposibilidad de que esos espacios sean aprovechados por el Estado en beneficio directo de la gente. Hoy todos sabemos que la solución de la ineficiencia del sector público no pasa por la privatización, sino por una correcta gerencia de los recursos públicos. Entonces la concesión debe de ser una última instancia, siempre. Lo contrario, huele a negociado.
2º En segundo lugar, otro criterio a ser observado es la naturaleza de la institución, grupo o persona a ser concesionada. No es lo mismo una institución de bien público, que no persiga lucro y represente a algún sector de la sociedad que una empresa privada o un emprendimiento comercial.
3º En el caso de que la índole del espacio público en cuestión permita una explotación comercial, (para no caer en extremismos) es fundamental analizar los antecedentes de los actores envueltos, especialmente en lo que hace a sus responsabilidades con la comunidad. Un ejemplo: NUNCA el poder público puede tolerar que el concesionario en cuestión actúe como si fuese legítimo propietario, y perjudique actividades sociales o deportivas de instituciones de bien público. Dejar de recurrir a la Justicia en ese caso, es falta gravísima del funcionario competente, sea quien sea.
4º Por último, usar a instituciones nobles o valederas para convalidar apadrinamientos cómplices, puede ser ingenioso pero es una falta de respeto a la inteligencia de la gente.
Ojalá este asunto no termine en la politiquería de siempre, como un Boca-River. Pero sí es necesario que la sociedad sanpedrina pare de hacerse la distraída frente al uso particular de lo que es público, discuta y defienda lo que es de todos. En este caso, hay tres elementos fundamentales: el uso abierto al público de la zona costera, una actividad deportiva que debe ser promovida por todos, y una agrupación de excombatientes que merece el respeto y el agradecimiento de toda la comunidad. El resto, si quieren concesionar la cantina o los baños, concedido. Más que eso, le están robando a la comunidad algo que es de su derecho. Y es triste que la propuesta venga de quienes por juramento, deberían ser los guardianes del tesoro común.
Eduardo Flores
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