El dolor de vivir sin Antonela
El lunes se cumplió un año del fatal accidente en el que murió la joven de 31 años que circulaba en auto junto a su hermano. Aquel 1 de septiembre, fueron embestidos por un Peugeot 206 que conducía Pablo Chiqué, de 25 años. Su familia pide justicia y que los testigos se acerquen a contar lo que vieron.
Las cosas tienen movimiento / pero siempre estarás en mí”, dice una canción del rosarino Fito Páez. Esa fue la frase que utilizó una de las amigas de Antonela Rocca Qués para recordarla y definirla “auténtica, noble y temperamental como pocas”. La publicó el lunes 1 de septiembre en su Facebook, a un año del accidente que le costó la vida a la joven de 31 años.
Los familiares y amigos de Antonela siguen pidiendo justicia, envueltos en el dolor de saber que “las cosas no vuelven atrás”, pero con la certeza de que deben luchar en nombre de ella, que encontró la muerte tan temprano.
El sábado, aún con pocas novedades en torno de la causa, los padres de Antonela, con el corazón fuerte y el llanto en los ojos, acompañados por amigos, pegaron carteles en distintos puntos de San Pedro para pedir a quienes hayan visto qué fue lo que sucedió aquella fatídica madrugada que se acerquen a prestar declaración.
El Fiscal Marcelo Manso, a cargo de la causa, informó a La Opinión que los peritajes terminaron y que el abogado de la familia pidió la impugnación de una parte de esos resultados. Una vez que la Justicia pueda tomar declaración a dos de los testigos de la causa, determinarán qué sucederá al respecto.
Un año desgarrador
La madrugada del 1 de septiembre del año pasado, Antonela y Esteban Rocca Qués, hermanos de menos de un año de diferencia y entrañables compañeros, circulaban a bordo de un Renault 12. Él conducía y ella iba en el asiento del acompañante. Debatían si salían a un boliche o se iban a dormir para despertarse temprano y disfrutar de un domingo en familia, tal como le gustaba aprovechar el tiempo a ella.
Circulaban por Alvarado cuando, al llegar a su intersección con calle Mitre, fueron embestidos por un Peugeot 206 bordó que guiaba Pablo Chiqué, de 25 años. El impacto fue brutal, producto de la velocidad con la que circulaba el segundo vehículo.
Antonela, que en el lugar del accidente sólo se quejó de un dolor en una de sus piernas, murió en el Hospital a los pocos minutos de la colisión. El deceso se produjo a raíz de las lesiones internas que sufrió la licenciada en Comunicación Social que estaba a cargo del área de relaciones institucionales del flamante Renatea, que reemplazó al Renaper en el Ministerio de Trabajo de la Nación.
Por el accidente, fueron imputados por “Homicidio Culposo” los conductores de ambos vehículos. Tras las pericias, Chiqué carga con la mayor responsabilidad ya que tiene varias pruebas en su contra, entre ellas el control de alcoholemia que dio positivo.
De todas maneras, hay que tener en cuenta que la ley de tránsito indica que el paso debe cederse siempre a quien circula a la derecha. Ahora bien, lo que entienden quienes estudian el caso es que, como prueba vasta jurisprudencia en el país, ese derecho no es “absoluto”, es decir que quien tiene el paso no puede ir por sobre lo que las normas de circulación establece y llevarse el mundo por delante como si tal cosa.
El sábado se cumplió un año del accidente de Antonela. Fue un año desgarrador para familiares y amigos, que sumaron 17.000 firmas que entregaron al Fiscal Manso para que las sume a la causa.
El pedido de su madre
“Que la llama que alumbra a la verdadera justicia siga encendida y se acreciente en nuestra sociedad cada vez más, por su propia voluntad y necesidad”, escribió en su Facebook Liliana Qués, madre de Antonela, quien consultada por este semanario prefirió la reproducción de esas palabras.
Liliana y Sergio “el Flaco” Rocca, su esposo, aún no encuentran consuelo a lo que sucedió. Tampoco Esteban, su hermano, también apodado “el Flaco”.
El lunes pasado Liliana agradeció uno por uno los mensajes de apoyo que recibió en su perfil de Facebook.
“Cualquier inocente está expuesto a semejante tragedia, por la inconciencia y brutalidad de otro ser humano. Nadie está exento, por eso la luz debe mantenerse para iluminar la conciencia, la razón y los sentimientos de todos y actuar en consecuencia”, agregó.
“Esto no debe, ni puede ocurrir más.El daño fatal e irreparable está hecho, destruyeron a una familia para siempre. No nos detendremos ante nada. Ninguna mentira mal o bien armada nos parará, ningún intento de manipulación o manejo turbio nos amedrentará, pues hemos perdido todo temor el día que le arrancaron la vida a Antonela. Reitero, la verdad conocida, escuchada y repetida en las calles de San Pedro, en argumentos coincidentes y claros, sólo debe plasmarse en las hojas de la Justicia, en la que seguimos confiando plenamente”, sentenció.
Ese día, como tantos, también se refirió a su hija: “Anto, como todo ser humano, merecía la vida. Tenía proyectos, esperanzas, alegría y muchas ganas de vivir. Era un ser humano excepcional; comprometida con el prójimo, llena de amor, sueños e ilusiones. Pasó por este mundo dejando una huella muy profunda en quienes la conocieron. En honor a su preciosa vida, con toda el alma dedicaremos la nuestra hasta obtener justicia para ella y para nuestro amado Esteban, quien es un ser, una persona tan valiosa e integra como su hermana”.