El deterioro en la calidad de la convivencia social no se detendrá por generación espontánea
Algunas veces la realidad te pone frente a situaciones dilemáticas extremas, este es el caso en que se encuentra nuestra institución y por lo tanto aquellas personas que formamos parte de ella, frente a hechos concretos que debemos enfrentar.
Por un lado, hemos asumido socialmente una posición institucional de denunciar toda situación de vulneración de derechos de niños y adolescentes, adherimos y entendemos que debemos hacer realidad la norma vigente en referencia a la promoción y protección de los derechos de todos los niños de la provincia de Buenos Aires.
Y en ese sentido hacemos prevención, docencia y asistencia para con la niñez en situación de riesgo y vulneración de sus derechos, especialmente con trastornos por consumo de drogas.
Por otro lado, nos hemos convertido sin querer, por simple existencia edilicia en zona periférica de la ciudad de San Pedro, en blanco de hostigamiento y hostilidad de un grupo de jóvenes que tienen las mismas características psicológicas y sociales de aquellos que son nuestros destinatarios naturales de esfuerzo profesional y humanitario.
La diferencia es que ellos aún están por fuera de nuestro dispositivo asistencial y seguramente nos deben ver como enemigos potenciales a su estilo de vida actual, expulsados de la escuela, sin trabajo, con tendencia a la intoxicación por sustancias y sin otro horizonte existencial que ver cómo reproducen las condiciones de exclusión a las que estuvieron sometidos sus padres y, para algunos, sus abuelos.
Por supuesto, sin la gravedad que revisten los sucesos que se vienen sucediendo cotidianamente, como el del pasado lunes en horas del mediodía, en la intersección de las calles Ruffa y Hermano Indio, en donde en un episodio de violencia extrema se hirió de muerte a un joven.
Los hechos reiteradamente denunciados:
A 11 cuadras de allí, frente a nuestra sede social de calle Grál. Pueyrredon 1634, que tiene instalada el establecimiento sanitario que llamamos Comunidad Terapéutica Los Naranjos, durante casi toda la semana pasada un grupo de jóvenes violentaron la convivencia urbana al punto de poner en riesgo de lesiones físicas a nuestros pacientes en tratamiento y al equipo profesional a cargo de la tarea.
El método es el hostigamiento constante desde la vía pública hacia el interior de la propiedad con disparos de proyectiles (en este caso sin armas de fuego, suponemos hondas) sin objetivo o motivación alguna que no sea incomodar, atemorizar a las personas que habitan la casa o generar roturas de vidrios de ventanas y puertas.
Estos hechos, más los sucedidos el sábado, de los que da cuenta la Jefatura de Guardia del Hospital de San Pedro, son un botón de muestra del deterioro en la convivencia urbana que se ha instalado en nuestras ciudades del Partido, y que tiene como actores privilegiados a personas jóvenes.
La violencia urbana, como problema complejo, no se resuelve sólo con respuestas policiales o de seguridad. Más allá de la voluntad de los agentes y las patrullas, la fuerza está mostrando signos de colapso y desborde por la cantidad y gravedad de los hechos, y la demanda de intervención que recibe por parte de la ciudadanía.
La respuesta a dar también es compleja. Primero: identificar y comenzar a neutralizar aquellas condiciones que generan la conflictividad social; para ello necesitamos instalar en la agenda de temas urgentes del Intendente y de su Gabinete de Secretarios la problemática.
Sensibilizar a los bloques políticos del Honorable Concejo Deliberante, para que profundicemos los estudios y diseños de políticas sociales activas en cada barrio complicado.
Políticas sociales del tipo de búsqueda, rescate e inserción infanto-juvenil comunitaria, como el que parece estar llevando adelante la provincia de Buenos Aires con los Municipios, (ver Programa Envión, en la página web del Ministerio de Desarrollo Social – www.desarrollosocial.gba.gov.ar) o similares, hay muchos modelos de intervención social activa en estos temas.
Con programas de desarme civil, como han llevado adelante algunas provincias con distinto resultado (Mendoza, Santa Fe).
Con armado institucional de programas de contención y alojamiento diario de aquellos jóvenes mas complicados con el respeto del derecho ajeno y la convivencia ciudadana. Si el tema interesa leer: www//licdaniel-agazzi.blogspot.com/2009/10/inclusion-social-de-los-pibes-en.html
La tendencia que tiene la problemática no se detendrá por generación espontánea, se impone ponerle manos a la obra.
Gracias. Lic. Daniel H. Agazzi – MP 20.050.