El día que Mosquera dijo que no
El concejal de Unión Peronista se plantó y decidió no dar quórum, por lo que fracasó el intento de aprobar el aumento de tasas tal como estaba previsto. Mari y Artenzio habían pedido licencia por un día, por lo que Monfasani contó con apenas seis votos y tuvo que levantar la sesión. Hablaron de traiciones. El acuerdo comenzaba a tambalear.
Pasaron diez días desde que el Gobierno municipal entregó los polémicos proyectos de ordenanzas fiscal, impositiva y el cálculo de recursos y gastos para el año que viene. En esos días pasó de todo, desde que “la política ganó la pulseada”, como dijeron dentro del Palacio respecto de la confección del Presupuesto.
El lunes de la semana pasada habían dado ingreso formal a los expedientes. El miércoles esperaban dictaminar sin problemas pero no había quórum. Orlando Mendoza, edil de Unión Peronista que reemplazó a Carlos Casini en la banca cuando éste asumió en el Ejecutivo, adelantó que tanto él como el sector político que representa –proviene de la Uatre que lidera Cecilio Salazar– no acompañarían.
Inmediatamente se puso en marcha lo que el propio Casini llamó “una maniobra política” para obtener el quórum en la comisión de Presupuesto, que fue convocada de urgencia por el Presidente del HCD Daniel Monfasani, ante el pedido de los ediles kirchneristas que la componen, ya que el titular Mario Sánchez Negrete no iba a ir.
Con tres ediles oficialistas (Baraybar, Vázquez y Giovanettoni), el Ejecutivo sorprendió con una decisión que le permitió tener el concejal que faltaba para sesionar y dictaminar: Casini renunció a su cargo como Secretario de Producción e inmediatamente volvió a ocupar su lugar en el Concejo Deliberante para poner su firma en el dictamen.
El tratamiento express tuvo sus críticas, pero el oficialismo argumentó que la oposición faltó a esa reunión, que iba a ser una primera para continuar el debate, según aseguró el concejal del Frente para la Victoria Martín Baraybar, y entendieron que no tenían “nada que preguntar”.
La sesión estaba prevista para las 12.00 del viernes y en el recinto ya estaban los prestadores turísticos enojados por la nueva tasa del rubro, los ruralistas y otros ciudadanos dispuestos a no dejar pasar la ocasión para protestar. Diez minutos antes, La Opinión y La Radio se encontraron con el concejal Damián Mosquera, que salía de firmar en el HCD. Allí y luego de que se especulara sobre su ausencia, anunció que efectivamente no ingresaría al recinto, por lo que no habría quórum para tratar los proyectos.
“Espero que se reflexione respecto de algunas sugerencias que he transmitido al Ejecutivo y que se pueda tener un análisis un poco más extenso, sin comprometer el tratamiento del Presupuesto pero que se puedan tener en cuenta otras opiniones”, dijo Mosquera y pidió “un tiempo prudencial” para el análisis.
Su voz cayó como un balde de agua fría en el oficialismo, que ya venía con problemas porque Sandra Mari anunció su desacuerdo con el incremento de tasas, por lo que pidió licencia para “dejar la banca libre para no ponerle trabas al intendente por si él decide seguir adelante con esto”, no sin antes cuestionar a Guacone respecto de su pertenencia al kirchnerismo: “Para estar en este proyecto hay que decirlo y además hay que demostrarlo. Además de gestionar se debe ejecutar”, disparó.
Fabián Artenzio tampoco estaría en la sesión. El día anterior pidió licencia. Como hizo tantas otras veces en las que había que votar algo en lo que no estaba de acuerdo, aunque sin manifestar públicamente nada al respecto.
Una hora después de la fijada para dar inicio, Daniel Monfasani daba por levantada la sesión por falta de quórum. Necesitaban diez concejales y tenían apenas siete: él, Macchia, Baraybar, Vázquez, Giovanettoni, Atrip y Casini.
Matías Monfasani, visiblemente molesto por la decisión de Mosquera, manifestó su sorpresa y lo calificó de “un mamarracho”. En ese sentido, aseguró: “Yo sabía lo que iba a pasar, lo hice llamar por Carlos Casini”. El Secretario de Coordinación General dijo que “para un peronista, para muestra basta un botón. Son traidores por naturaleza”.
Durante la hora de espera hubo una tensa reunión dentro del despacho del Intendente. Allí estuvo Mosquera con el gabinete. Desde afuera podían escucharse los gritos. Adentro, hubo incluso momentos de agresión física que no llegaron a concretarse por la intervención de algunos más sensatos. Varias camisas quedaron fuera de los pantalones. La bronca encendida duró todo el día. Fue el inicio de lo que sucedió el lunes, cuando a la noche estaba decidido dar marcha atrás con algunos puntos.