El cuento del “Caramelero” imputado de autorrobo
Un repartidor denunció que había sido víctima de un robo en el centro de Baradero. Su relato no convenció a los investigadores hasta que pudieron determinar que el hombre había mentido. El caso fue recaratulado como Falsa Denuncia y Defraudación. El empleado de una conocida firma sampedrina no irá preso.
Existen infinidades de modalidades delictivas que están a la orden del día, principalmente en la Argentina. Pero si hay una con escaso éxito y que en muy pocas ocasiones han prosperado son los denominados autorrobos, uno de los intentos de fraude más comunes.
Un repartidor sampedrino que habitualmente cubre con sus tareas diarias las ciudades de San Pedro y Baradero, fue hallado culpable de un hecho que en principio tenía características confusas pero que con el avance de la investigación se pudo establecer realmente lo que había sucedido, bastante lejos de lo que el trabajador denunció.
El hombre, quien se desempeñaba como repartidor de la empresa Sigismundi, relató que había sido víctima de un robo calificado y privación ilegítima de la libertad.
Desde el principio, algunas particularidades del hecho no les cerraron a los investigadores y fue así como decidieron profundizar la investigación para establecer con detalle lo ocurrido.
Relato poco convincente
El hecho se produjo en el mes de mayo y el hombre denunció que fue reducido por una persona armada que lo sorprendió cuando se encontraba contando dinero arriba de la camioneta, en inmediaciones del Banco Nación de esa localidad.
En su relato, dijo que un ladrón le apuntó y se subió al rodado por el lado del acompañante, lo obligó a poner en marcha el vehículo y a retirarse del lugar con rumbo desconocido.
La presunta víctima contó que se trasladaron varias cuadras hasta que detuvieron su marcha en cercanías de la estación de trenes; que allí el ladrón lo trasladó hasta la parte trasera del rodado, lo maniató y huyó con la recaudación que llevaba encima.
Detalles de una fábula
La causa estuvo a cargo del Fiscal Hernán Granda, de la UFI 8 de Baradero, y se pudo establecer que el trabajador fabuló una historia con poco vuelo, donde algunos detalles que dejó librado al azar posibilitaron a la Justicia establecer que se trató de un autorrobo.
En un primer momento se estableció que el hecho se debería haber producido delante de los propios policías que custodian el Banco, y ninguno de estos advirtió alguna maniobra de las denunciadas por el hombre.
También se logró determinar mediante las imágenes de las cámaras de seguridad del municipio de Baradero que nunca se advirtió que alguien se acercara a la camioneta por la puerta del acompañante, ni tampoco el recorrido que el repartidor dijo haber realizado con el malviviente sentado a su lado.
Además los propios testigos aseguraron que el hombre salió del vehículo por sus propios medios, gritando y pidiendo auxilio, cuando había denunciado que lo habían maniatado y encerrado en la parte trasera del utilitario.
La causa fue recaratulada como Falsa Denuncia y Defraudación. Se trata de un fundamento excarcelable de cuya causa el repartidor ya fue notificado.
El trabajador, quien según la policía ya no forma parte de la prestigiosa empresa dedicada al reparto de productos Arcor, quedó imputado en el caso pero no irá preso. El dinero que denunció como robado nunca apareció.