El Caserito, otro barrio signado por la violencia
Una joven de 17 años se recupera tras haber sido apuñalada por una chica de la misma edad. La disputa tiene larga data en un barrio que reproduce lo que sucede en otros: violencia, armas, drogas, usurpaciones y enfrentamientos por el control del territorio. El Fiscal de San Nicolás Ariel Tempo había sido advertido por los vecinos respecto de la problemática.
El barrio El Caserito, uno de los primeros asentamientos irregulares de la ciudad, apareció nuevamente en el centro de la escena policial, luego de que una joven de 17 años resultara herida de arma blanca tras una pelea en la calle con otra chica de la misma edad. El conflicto tiene su tiempo y es parte de una disputa de larga data donde el control del territorio es materia de enfrentamientos.
En El Caserito, no bien el atardecer enrojece el cielo sobre el oeste de la ciudad, ese punto cardinal se transforma en tierra de nadie. “A veces parece Navidad, de las detonaciones que se escuchan”, dijo un vecino a La Opinión, tras asegurar que vive asustado y que está cansado.
Este vecindario reproduce lo que sucede en otros: grupos de jóvenes y no tanto, de apellidos históricos en el lugar y prontuario frondoso, se disputan el control y lo hacen a mano armada.
Los más chiquitos juegan a estar de un bando o del otro. Con palos, algunos juguetes y armas improvisadas que repiten la actuación letal de los adolescentes y mayores, ellos pasan las tardes a los gritos de “pum, pum, bang, bang”.
Por la noche, esos sonidos son reales. Tan reales como el cobro de peaje a quien ose avanzar por la zona, el robo de motos, los cócteles de “vino con rueditas (pastillas)”, la marihuana, la cocaína y la violencia desmedida que resuelve cualquier entuerto a los tiros.
No faltan los incendios y las usurpaciones de vivienda, que muchas veces terminan con una venta cuyos compradores serán al poco tiempo víctimas de una nueva expulsión a balazo limpio.
Hay vecinos que han denunciado la situación desde hace meses. Incluso algunos de ellos viajaron hasta la Fiscalía del Dr. Ariel Tempo, de turno cuando Ates y Manso estaban de vacaciones, para exponer la situación.
Un informe de la Jefatura Distrital dio cuentas de que la realidad es tan compleja que quienes denuncian tienen ellos mismos causas por tenencia de drogas, otros han usurpado viviendas y otros están en la mira por distintos delitos.
Chicas armadas
Los gritos, amenazas y golpes sobrepasaron la “normalidad” del barrio cuando dos examigas se trenzaron y una de ellas apuñaló a la otra, que terminó en el Hospital. En medio de acusaciones entre los padres de venta de drogas e ilícitos varios.
Sucedió el miércoles pasado, cuando Policía y Gendarmería llegaron a Sargento Selada al 1.800, tras una advertencia telefónica al 101. Allí, unas 15 personas participaban del tumulto, a los gritos y a punto de enfrentarse entre sí.
En el medio, estaban las dos chicas, la herida y la agresora. Una fue trasladada para recibir atención médica producto de la herida en el omóplato y la otra aprehendida por los efectivos. Una vez notificada la UFI del Joven de San Nicolás, fue entregada a sus progenitores.
En el barrio aseguran que la agresora tiene varias situaciones de estas características. Sostiene que su padre nada ha podido hacer, al punto de que hasta él mismo habría sido agredido en alguna oportunidad por la adolescente.
Dos aprehendidos
con elementos policiales
El viernes, la policía custodiaba el barrio. En medio de un operativo de prevención, una persecución a un Fiat 147 terminó con un allanamiento de urgencia en una vivienda donde se escondieron dos de los que escapaban de los efectivos.
Ambos fueron aprehendidos, con una causa por resistencia a la autoridad y tenencia de armas de guerra. Son dos jóvenes de 23 y 24 años, en cuyo poder la policía secuestró una pistola 9 milímetros reglamentaria, de tamaño correspondiente a la que suele usar el personal femenino; un chaleco antibalas también reglamentario, con número de serie y un disparo; un revólver calibre 22 recortado; una escopeta tipo tumbera, construida con caños galvanizados y de aproximadamente un metro 15 de largo; gran cantidad de cartuchos de escopeta; lentes de sol; y teléfonos celulares; entre otros elementos.
La consternación ganó los rostros de las autoridades policiales. Su silencio hermético sobre el tema alimenta las dudas respecto de cómo habrán llegado esos materiales de las fuerzas de seguridad a manos de los delincuentes.
El Jefe Distrital Dante Paolini ha encabezado una importante “limpieza” del personal con el que cuenta. Muchos de ellos trasladados y sumariados por estar sospechados de tener algún tipo de connivencia con los delincuentes. Cada allanamiento nuevo le da una pizca más de razón.
Un problema social
Lo había advertido el Fiscal Granda hace tiempo: en los barrios conflictivos de San Pedro hay una problemática social acuciante que no se resuelve con la presencia única del Estado vestido de uniforme. Mientras Desarrollo Humano se rearma con la nueva gestión, las cosas siguen pasando.
Los protagonistas de esta semana en El Caserito dan cuentas de que poco se ha avanzado. Son dos chicas de 17 años, por un lado, y dos jóvenes de 23 y 24, por el otro. Ni estudian ni trabajan ni tienen otro proyecto de vida que no sea el mismo que los que los rodean.
En el barrio hay negocios; hay vecinos que se levantan temprano a trabajar; hay familias que atienden a sus hijos, los llevan a la escuela, los miran de cerca cuando salen a jugar a la pelota a la calle…
También hay ganas de irse, buscar un lugar mejor, miedo a lo que pueda suceder. Algunos son menos temerosos y están dispuestos a todo. Alimentan entre ellos la bronca acumulada que puede derivar en, por lo menos, una cacería sangrienta. El Gobierno municipal, la policía y el Poder Judicial tienen su cuota de responsabilidad y una ardua tarea por delante. El futuro ya llegó y puede ser peor si no actúan pronto.