El capitán tuvo su recibimiento como lo que es: un héroe
El sampedrino Silvio Velo regresó de los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro con una nueva medalla colgada en el pecho. Aunque no pudo lograr su sueño de obtener el oro, el bronce lo llenó de orgullo y nuevamente, nos hizo emocionar a todos. Los sueños cumplidos, los deseos, lo que le genera San Pedro y su gente. Su idolatría. El mejor futbolista ciego de toda la historia, Silvio Velo, o como le decían en el barrio cuando era chico, solo Silvio.
Silvio Velo es un ícono que ha traspasado generaciones y géneros, convirtiéndose entonces en mucho más que un futbolista o deportista. El muchachito de San Pedro se ha convertido con el correr de los años y de las hazañas, en una figura que trascendió el verde césped para meterse de lleno en los corazones de los más de 40 millones de habitantes. En particular, para los sampedrinos, Silvio es casi como el Paraná, las ensaimadas, las naranjas o los duraznos, es una parte nuestra insustituible, inmejorable, única y de calidad, que con el paso del tiempo, va agigantando aún más su figura de héroe.
El Gran Capitán
Silvio llegó a su cuarta cita paralímpica acompañado de un plantel en su mayoría joven y que estaban haciendo sus primeras armas internacionalmente. Rodeado de chicos, se supo convertir en el líder que necesitaban. “A mí me sirvió la experiencia cuando perdimos la posibilidad del oro. Estábamos mentalizados en eso, era el objetivo principal. Cuando perdimos contra Irán la posibilidad de la Final por penales, se nos vino el mundo abajo. Habíamos jugado un partido bárbaro y se perdió”.
“Fue una desolación terrible el perder la Semifinal con Irán. El equipo se supo sobreponer a eso y pude transmitir lo que sentía. Pude hablar con ellos. Decirles que, si bien habíamos perdido el sueño dorado, la posibilidad de irnos de Río con la medalla de bronce estaba y no podíamos darnos el lujo de volver a casa sin nada. El equipo respondió y jugamos bárbaro como todo el campeonato y pudimos ganar la medalla” relató.
Sus hijos en Río
La posibilidad de que los Juegos se realicen en Brasil, permitió que una legión de sampedrinos pueda participar de varias disciplinas y acompañar a los deportistas nacionales. A través de una empresa aseguradora que auspicia a Silvio Velo, tres de sus hijos pudieron ir a Brasil para acompañarlo en los últimos partidos y ver como se colocaba la medalla de Bronce.
“El hecho de que esté acompañado me potencia para bien. Otras veces en otros Torneos o en otros Juegos nunca se había dado que pudieran acompañarme. Fue inolvidable compartirlo con ellos”.
La lucha fuera de la cancha
Silvio, al igual que Los Murciélagos, han bregado durante años por la inclusión social. La celebración de los Juegos Paralímpicos separados de los convencionales, vuelve a abrir la discusión. “Falta algo en todo esto de la inclusión, se habla tanto de la boca para afuera, porque de la boca para adentro siempre pasa lo mismo. Son dos juegos diferentes, dos niveles diferentes de deportistas, cuando el deporte es uno solo, es el deportista y nada más, podes ver o no ver, podes caminar o no caminar, pero el espíritu es uno solo, es el mismo. Entrenás lo mismo, defendés a tu país de la misma manera. Está esa diferencia que hasta que no se revea, las cosas van a ser así”.
En cuanto a él particularmente y la posibilidad de ser tratado como un igual, Silvio explicó: “A mi antes me jodía mucho más, yo quería ser un jugador de fútbol. Que me reconozcan por eso. A la larga, te terminan reconociendo por tu historia de vida. Es cierto que uno tiene más para dar que el deportista convencional, ya que estas haciendo algo que a priori es complicadísimo, jugar al futbol sin ver es maravilloso y va a llamar más la atención que el deporte convencional”.
“La medalla es de todos”
La relación de Silvio Velo y San Pedro es única. La gente, los ciudadanos, los amigos, familiares, vecinos, lo quieren y lo sienten como el hijo prodigo que ha dado esta tierra. Ese amor se vivió, sintió y demostró durante los Juegos y cuando finalizaron, en la caravana de bienvenida.
“Es maravilloso sentir que la familia, amigos y gente de tu ciudad te apoye de esa manera. Compartir la medalla, que se saquen una foto con vos o con la medalla, eso es maravilloso. La medalla es de todos. Nosotros allá pusimos las piernas, las ganas todo y acá, la gente con su aliento y su apoyo también nos dan fuerzas y es importantísimo poder compartirlo por un rato y de esta manera”.
El 2016 y el futuro
Sin dudas, el año 2016 será uno de los más inolvidables para Silvio. El pase de River a Boca, la presentación de su libro, la grabación de su programa de televisión, la medalla de bronce en los Juegos y esperar mellizos con su esposa Claudia, son hechos que hacen de este año, algo único.
“Quería que la frutilla de postre sea la medalla de oro, pero el bronce es oro para nosotros. Fue un año muy exitoso para mí, se dio todo”.
El futuro lo tiene a Velo con mucha tranquilidad y tiempo para decidir cuestiones fundamentales como la continuidad en la Selección y directamente, si continúa jugando al fútbol.
“A nivel selección no pienso, todavía no me retire, voy a evaluarlo. Tokio 2020 tal vez esté lejos, pero también pensé que estaba lejos Río y tengo una medalla de bronce colgada. Obviamente que cada vez es más difícil, cuesta todo más, tengo 45 años, pero todavía no sé qué voy a hacer con Los Murciélagos”.
El sampedrino Silvio Velo, seguramente y de forma unánime, el mejor deportista de toda la historia de esta ciudad, nos enseña día a día que no hay barreras ni limites cuando uno se propone un objetivo, que la lucha es proporcional a la pasión con la cual se la emprende y que las únicas barreras las pone uno mismo. Por eso se convirtió en Capitán, en líder y figura. Y en héroe. Nuestro héroe.
El Encuentro con Mauricio Macri
En la mañana del viernes, el Presidente de la Nación recibió a la delegación paralímpica y tuvo un detalle que causó sorpresa entre los presentes y aún más en Silvio Velo.
“Siempre es importante que te reciba la primera autoridad de tu país y más aun a un deportista. Es un elogio y es algo muy lindo, es un reconocimiento al trabajo. Por más que sea un saludo, te gratifica. Además, tuve la posibilidad de obsequiarle mi libro y en base a mi libro, el Presidente hizo su discurso y estuvo buenísimo para mí que no lo esperaba. Lo estuvo ojeando y con la frase de la tapa del libro, “Cuando hay voluntad hay mil maneras”, arrancó el discurso con eso. Fue muy lindo eso, fue un reconocimiento más del que estábamos siendo parte” explicó feliz Silvio.