El Banco Hipotecario interviene en el caso de los damnificados por la constructora Yabas-Rojas S. A.
Tras la intervención de Anses, el Gerente recibe notas de los sampedrinos que entregaron dinero a la empresa, que no cumplió con los contratos. Cada caso tiene su particularidad, por lo que la casa central los evaluará y decidirá qué hacer al respecto. Hay damnificados que están desesperados y acuerdan por montos ínfimos. Otros rechazan los ofrecimientos y buscan una salida judicial. Casos ejemplares.
Alrededor de diez beneficiarios del programa Procrear damnificados por la cesación de pago e incumplimiento de contratos por parte de la empresa constructora Yabas-Rojas S. A. se acercaron a la oficina de Anses, cuya titular Marisol Acevedo había advertido en el Banco Hipotecario lo que sucedía en San Pedro.
El gerente de la sucursal Pergamino del banco, Marcelo Pancaldo, recibió una carpeta con información sobre los casos y las publicaciones de La Opinión al respecto. Ese detalle obra ya en la casa central del Hipotecario, que determinará pasos a seguir de acuerdo a las particularidades de cada damnificado.
Por ello, les fue solicitado a cada víctima que relate su situación por escrito, de manera tal de que pueda evaluarse si corresponde la posibilidad de extender los plazos de cancelación del crédito, entregar desembolsos aunque la etapa anterior no se haya construido como estaba previsto, entre otras alternativas viables que el Banco analizará en su momento.
Hay quienes recibieron la totalidad del dinero y ya comenzaron a pagar el crédito, aunque no pudieron mudarse a su vivienda propia porque no está terminada. Hay otros que entregaron a la empresa la primera parte del monto y tienen trabada la segunda remesa de fondos, ya que en su terreno no hay rastros ni de las promesas de comenzar en breve que uno de los titulares de la constructora hizo en repetidas ocasiones.
“Hablé con el gerente del Banco Hipotecario, Marcelo Pancaldo, quien se manifestó preocupado por el tema y tuvo una recepción muy amable”, dijo a La Opinión la titular de Anses, Marisol Acevedo, quien destacó la predisposición del funcionario.
Acuerdos y desacuerdos
Varios de los damnificados tienen abogados. Otros no. Todos intentan alcanzar un acuerdo antes de que, como adelantó en su momento el patrocinante de la constructora a este semanario, comience un proceso de convocatoria de acreedores.
Al respecto, el abogado Maximiliano Zubiete señaló: “La sociedad no tiene bienes, no hemos encontrado nada a su nombre, lo que había eran bienes particulares” que fueron entregándose en sucesivos acuerdos, como parte de la deuda.
Varios coincidieron en señalar a La Opinión que hablaron con la familia de uno de los socios, quienes se habrían comprometido de palabra a darles prioridad a los beneficiarios del Procrear, que en su mayoría no tienen posibilidades de soportar el peso de solucionar por sus propios medios las consecuencias del incumplimiento contractual.
Por ahora, todos están expectantes por la posibilidad de un acuerdo. “Me ofrecieron 25 mil pesos y me deben arriba de 150.000, yo no pienso arreglar por esa plata”, contó una de las beneficiarias del Procrear, que tiene la casa sin terminar. Otra aceptó 30.000 pesos. Lanchas y camionetas habrían sido parte de otros convenios.
Desde el punto de vista penal, y a pesar de que muchos analizan que los casos podrían dar lugar a la configuración del delito de estafa, todavía nadie fue a Fiscalía a denunciar tal vez, especulando con un “acuerdo”.
De los cinco casos que lleva adelante otro profesional del Derecho, dos ya acordaron. Uno por alrededor del 80 por ciento de la deuda. Otro por el 45. De la cantidad de damnificados y por los montos que se manejan, los que han elegido la vía extrajudicial son pocos.
La mayoría se niega a aceptar los pequeños montos que les ofrecen. Otros esperan promesas. Habría uno que estuvo con Martín Yabas, de quien la mayoría desconoce paradero, y hasta lo habría amenazado con un arma delante de otra persona.
Dos historias ejemplares
De tantos casos que este semanario ha relevado, hay dos que merecen la pena ser contados a modo de ejemplo. Uno podría ser el mayor damnificado. El otro es uno de los casos más conmovedores de los escuchados. Ambos significan una vida de trabajo entregada a manos de una empresa que aún sabiendo las dificultades económicas que tenía, seguía prometiendo soluciones.
El primer caso es el de un emprendedor que decidió invertir las utilidades de los últimos diez años de su empresa en bienes raíces. Contrató a Yabas-Rojas S. A. para que le construya ocho departamentos. Le pagó por adelantado más de 2.000.000 de pesos.
La empresa nunca cumplió y el inversor tuvo que cubrir con sus propios recursos la construcción, ya que de los ocho departamentos, cuatro los tenía comprometidos para la venta. Se tuvo que hacer cargo en persona de la inmensa deuda generada por el incumplimiento.
Aseguran que vendió cuatro camionetas –una cero kilómetro, de pocos meses de uso–, una lancha, dos terrenos y hasta un importante instrumento de trabajo que había comprado por una gran suma de dinero. Todo para cumplir con los cuatro departamentos vendidos, mientras perdía a su vez los otros cuatro planificados.
El otro caso es el de una mujer de alrededor de 40 años que vive sola con sus dos hijos, uno de ellos egresa de la secundaria y este año viajará a Bariloche, gracias a la ayuda de otros familiares. Le entregó a Yabas-Rojas S. A. toda una vida de trabajo y la única posibilidad del techo propio, que llegó de la mano del Procrear.
Su casa tenía que estar lista en diciembre. Sin embargo, para esa fecha, Martín Yabas, el titular de la empresa con quien hablaban todos los que firmaban contratos –lo hicieran en sus oficinas de 3 de Febrero al 500 o en las de la inmobiliaria de su padre, que también los hay–, le dijo que no se preocupara, que él se haría cargo de abonarle el alquiler de la vivienda que habita, hasta terminar la suya.
Nunca hizo lo uno ni lo otro, por lo que esta mujer se vio en la situación de tener que comenzar a pagar el crédito –la cuota es de 3.500 pesos por mes– y dejar de pagar el alquiler, del que debe ya dos meses porque no llega a cumplir con todos esos compromisos y además comer, vivir.
El retraso comenzó en la tercera de cuatro etapas. Con el último desembolso y acompañada por el propio Martín Yabas fue a una casa de amoblamientos a pagar. Por ello, tal vez, creyó una vez más en el joven constructor.
La última vez que lo vio fue cuando le entregó dinero para ir a buscar elementos a una casa de materiales, donde le dijeron que sus insumos, ya pagos, habían sido entregados a otra persona. Las cosas estaban pagas pero no se las daban porque habían sido abonadas con cheques que fueron rechazados.
A esta víctima del mal manejo financiero de la empresa, la familia le dio un portón que tenía en su casa. Mientras tanto, en la suya en construcción sólo hay paredes, techo y algunas aberturas. También el miedo a la usurpación. Las ventanas que tiene las encontró rastreando medidas luego de que otros damnificados vaciaran un depósito de la empresa.
Respecto de abogados, sólo dialogó con el Dr. Lozano, de San Nicolás. Quien le dijo que estaban “tratando de reorganizar todo”. Sería el abogado del jefe de familia del titular de la constructora, quien en algunos casos se ocupa personalmente de intentar un acuerdo.
“No duermo, me voy a enfermar, no sé con quién hablar”, relató la mujer, que rechazó la alternativa de que su familia tome un crédito para terminar la construcción, mientras la dueña de la casa que alquila le pide que cumpla.
“Hace 20 años que trabajo para esta casa, no puedo dejar de pagar el crédito. No sé qué hacer, que me den trabajo, aunque sea”, dijo, al borde de las lágrimas, y agregó: “Mucha gente fue a sacar cosas en el galpón, yo no quería hacer eso, porque sentí que no corresponde”.