El 27 por ciento que engrosa los bolsillos políticos
Tras largos debates, el municipio otorgó un 27 por ciento de aumento a los trabajadores municipales, escalonado a fin de año. El aumento implica una suba en las dietas de los concejales y en el sueldo del intendente, que pasará a cobrar en octubre cerca de 30.000 pesos por mes, el doble que el gobernador de la provincia. Lo mismo sucederá con los miembros del gabinete designados políticamente.
La disputa salarial entre los empleados del municipio tiene en sí misma el justo reclamo de los trabajadores, que año a año establecen en la mesa de negociación salarial acuerdos con el Ejecutivo municipal para percibir incrementos en los sueldos.
El presupuesto aprobado en el Concejo Deliberante de este año no contemplaba esos aumentos, por lo que la negociación fue más tensa en el primer semestre del año.
Finalmente, tras idas y vueltas en el marco de la polémica, el Secretario de Economía y Hacienda Jorge Génova aprobó un incremento del 27 por ciento sobre el salario mínimo, escalonado entre junio, agosto, septiembre y octubre.
Todos cobran
Ese aumento lleva el salario mínimo de un trabajador municipal que cumple treinta horas semanales de $ 991,65 a $ 1.259,39. También aumenta la remuneración de un trabajador de cuarenta horas semanales, que es el patrón que se utiliza para calcular el sueldo de los concejales y el Intendente municipal.
Ese salario de cuarenta horas pasará de $ 1.639,20 a 2.081,73, base que habrá que multiplicar por tres y medio en el caso de los concejales y por catorce en el caso del Jefe Comunal para calcular el dinero que la comuna les pagará por mes a los cargos elegidos por medio del voto popular para conducir los destinos de la ciudad. Otra vez la brecha entre representados y representantes plantea desigualdades antipáticas.
Así, el Intendente, cuyo salario era de 22.948,80 pesos pasará a 29.144,22, a lo que debe sumarse un diez por ciento por “gastos de representación”, lo que eleva la suma a 32.058,64 que Pablo Guacone recibirá desde diciembre, cuando se complete el 27 por ciento total del incremento, a lo que, por supuesto deben adicionarse las sumas de antigüedad en la actividad pública (fue concejal municipal), el aguinaldo y las vacaciones.
Ello implica que cuando el Intendente deje el cargo el 10 de diciembre de 2011 habrá cobrado desde que ese aumento corre en su totalidad, es decir desde el último mes de este año hasta el último del próximo, 13 meses, unos $ 416.762,32 por ejercer la máxima responsabilidad política de San Pedro.
El Intendente municipal percibirá prácticamente el doble que el Gobernador de la Provincia Daniel Scioli, cuyo salario básico por el cargo que ocupa no supera los $ 15.000 por mes, aunque su antigüedad en el sector público data desde el gobierno de Menem.
El Concejo está de fiesta
Por el lado de los Concejales, la suma estaba fijada –sin tener en cuenta bonificaciones, antigüedad, etc. y a partir del cálculo de multiplicar por tres y medio el sueldo del trabajador de cuarenta horas– en 5.737,20. Con el incremento del 27 por ciento, esa suma pasa a $ 7.286,05, que será la dieta básica que percibirán los concejales. De todos modos no es esa la cifra que le cuesta al ciudadano ya que en los casos de haber trabajado en la administración pública están habilitados a percibir bonificaciones por antigüedad, “refrigerio” también multiplicado por 3,5, aguinaldo y vacaciones (generalmente más de dos meses). Si a ello se le suma lo que se debe pagar por contribuciones sociales y jubilación –se estima un 40% de costo para cualquier empleado registrado), el bolsillo duele.
Si se tiene en cuenta que el presupuesto del Cuerpo Deliberativo para 2010 preveía un total es de $ 1.477.973,78 para “dietas” o “indemnizaciones” (ninguno está obligado a dejar su actividad particular), lo que dividido entre los dieciocho ediles daba unos $ 82.109,65 anuales por cada Concejal, es decir unos $ 6.842, 47 promedio mensual, a ese número habrá que sumarle el incremento logrado por los municipales, que se hace extensivo a todos.
Así, si el aumento total para un empleado de cuarenta horas es de $ 442,53, multiplicado por tres y medio, el máximo posible elegido por nuestros representantes en el Concejo –que bien podrían haber votado multiplicar por uno, dos o tres y medio, y eligieron el mayor–, el aumento correspondiente es de 1.327,59, que sumados a los $ 6.842,47 promedio que se desprenden del análisis del presupuesto del HCD por edil da una dieta promedio por cada uno de los concejales de la nada despreciable suma de $ 8.170,06 por mes.
Sí, ocho mil ciento setenta pesos con seis centavos mensuales, lo que significa unos $ 1.906,34 por semana, como “compensación” por las horas que le dedican a la representación popular “descuidando” sus tareas particulares. Teniendo en cuenta que con suerte alguno trabaje cuatro horas durante cinco días de la semana, el cálculo da $ 381,26 por día, $ 95,31 por hora.
El presupuesto para dietas planeado, pasa así de $ 82.109,65 por cada concejal a un total de $ 106.006,27 desde diciembre 2010 a mismo mes de 2011, cuando la mitad del Cuerpo deje su cargo.
Votá positivo
En la sesión siguiente al acuerdo sellado entre los gremios que representan a los trabajadores del Estado local, muchos de ellos se hicieron presentes para “presionar” por la aprobación de la ordenanza de tercerización del cobro de derechos de publicidad y propagandas e instalación de antenas, lo que causó un importante debate en el recinto.
La polémica estuvo dada porque muchos concejales consideraron que amén del resultado respecto de ese proyecto, que el Ejecutivo consideraba fundamental para la recaudación, no podía tener ningún tipo de injerencia en el aumento otorgado y por ello la presencia de los trabajadores en el recinto para abuchear o aplaudir fue concebida como una “jugada” que nada tenía que ver con el tema en tratamiento.
Lo que ninguno dijo fue que, teniendo en cuenta la compleja situación financiera del municipio, existía la posibilidad de hacer un gesto mínimo para contribuir al erario y no dar curso al aumento para sí mismos que corresponde. Sin embargo, mucho se discutió pero nada apareció en el recinto al respecto.
Yo te avisé
Cuando comenzaron las negociaciones había tres posicionamientos respecto de las demandas de los trabajadores. Cada uno de los gremios que representan a los municipales había elevado una propuesta que estaba a consideración.
El Sindicato de Trabajadores Municipales que lideraba el ahora Director de Personal, Censo, Cómputo y Estadística Juan Kasta y cuyo máximo referente es César Parzon tenía una demanda de incremento del orden del 20 por ciento.
Por su parte, la Asociación de Trabajadores del Estado, ATE, que encabeza Marcelo Marelli, pedía un treinta.
El Sindicato Unico, cuyo Secretario General es Juan Cruz Acosta pero que tiene como referencia política al esposo de la Concejal Sandra Mari, Néstor “Yayi” Chávez fue el único que planteó que el aumento no tenía que ser porcentual para que no alcanzara a los cargos políticos. Por ello, su requerimiento era de un aumento de $ 500 al básico.
Sin embargo, la propuesta del Sindicato adherido a la FESIMUBO no cuadraba en su argumentación original, en la medida en que el aumento iba a ir de todas maneras al sueldo mínimo del municipal de 40 horas, sobre el que se calculan los del Intendente y los Concejales.
El propio Chávez había manifestado que si querían un aumento, “lo votaran” en el Concejo, y que desde su sindicato “reclamaban por los trabajadores” de carrera y no por los políticos.
Aun así, ese aumento hubiera sido incluso superior para todos que el que finalmente fue aprobado, que estuvo por encima de lo que pedía Parzon y cerca de lo que reclamaban Marelli y Acosta.
Intendente que cobre
como un Director de Escuela
En la ciudad de José C. Paz, uno de los últimos distritos creados en el conurbano bonaerense, donde gobierna el inefable Mario Ishii, acusado entre otras tantas cosas de otorgar irregularmente planes de vivienda a sus parientes, los de sus funcionarios y concejales, hubo un intento de limitar los sueldos del Jefe Comunal.
La propuesta había sido elevada en 2007 por la Coalición Cívica, quienes entendían que “es inmoral que existan funcionarios públicos con sueldos fastuosos en municipios pobres”.
Así, proponían que el sueldo del Intendente Municipal sea igual al de un Director de Escuela Media, que no incorporara “ningún tipo de gastos de representación, ni ningún concepto de bonificación no remunerativa” y que, como el sueldo está fijado por ley, “la diferencia existente entre el sueldo a cobrar por el intendente y el monto estipulado por el artículo 125º de la Ley Orgánica de las Municipalidades será destinado a la Cuenta Bancaria del Consejo Escolar del Municipio de José C. Paz”.
El proyecto sostenía que sería una manera “de dar el ejemplo de arriba hacia abajo” y fundamentaba con una cita bíblica, tomada del Evangelio según San Lucas: “Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero”.
“Salvando las distancias, un funcionario público con responsabilidades de gobierno, debe percibir por su trabajo un sueldo digno que lo mantenga al margen del preocupaciones económicas inmediatas, más no puede pretender cobrar sueldos fastuosos que lo distancien irremediablemente de la realidad de su pueblo, máxime cuando su pueblo es uno de los más pobres de la provincia”, señalaban.
La norma, por supuesto, no fue aprobada por el Concejo Deliberante donde el Intendente tenía mayoría, pero sentó un precedente importante a la hora de establecer posibilidades de mejorar la situación que se plantea cada vez que los trabajadores perciben un incremento y que, en términos relativos, siempre favorece a quienes más ganan.