Educación y paritarias
Mientras el país negocia como Clisé gastado las paritarias, la sociedad como un ciego que camina hacia un abismo sin fin, sigue sin comprender que la educación debería estar en primer lugar en nuestras agendas de estado.
A mis casi 40 años, sigo viendo como se continúa postergando año a año la educación argentina. Hoy por la crisis mundial, el año venidero veremos, y el anterior ya no me acuerdo.
Luego de capacitarme y obtener título docente en el 2007, no tengo memoria de haber visto que se encuentre solución al problema educativo argentino. Refiero que (excepto por los años 1880) no hay líderes que comprendan y que lleven a cabo políticas para que la educación sea incuestionablemente el secreto para que este país de ese salto y logre volver a la posición internacional de antaño donde se parafraseaba “rico como Argentino, o se creaba el mito de tirar manteca al techo”. ¿Qué nos pasó, por qué dejamos de cultivarnos, de creer en las escuelas?
Todas las encuestas refieren que la sociedad no la tiene como prioridad, que con capacitación sólida como política de estado, se mejoran las exportaciones, nuestra salud, nuestra producción, y en definitiva nuestra calidad de vida. Esta falta de saberes vitales tiene su origen en cada hogar de nuestro país y está condicionado por la calidad educativa que hemos o no hemos recibido y que ofrecemos hoy a nuestros niños.
Cuando Mitre dejaba sus tareas como presidente y concurría a observar una clase en el colegio Nacional de Bs. As., daba un mensaje: quería mostrar que la educación era prioridad de estado. Cuando Rafael Obligado apoyó la inauguración de nuestra biblioteca Popular no había dudas de su mensaje.
Cuando Manuel Belgrano refería y sostenía que un docente debía ganar como un Juez de la Nación, también estaba emitiendo el mismo mensaje.
Así líderes como Mitre, Avellaneda, Maino, Máximo Aldazábal, no dudaban en que esta herramienta constituía el elemento esencial para construir una nación.
Si bien lo económico es la punta del Iceberg, la asignación de los recursos confirma el desinterés por la educación de cada gobierno que nos ha presidido.
Refiero y cito “La educación es la base mínima, es el punto de partida para cualquier proyecto de nación. En cualquier terreno y frente a cualquier contingencia o crisis es la apuesta más segura, la política más eficaz para el desarrollo y movilidad social, sin olvidar que el fin último de la educación no es sólo formar eslabones para la cadena de producción, sino contribuir a una mejor manera de vivir”
Leer ha dejado de ser peligrosamente la acción básica de transmisión de saberes. Enviar a nuestros niños al colegio ha dejado de ser nuestra prioridad de nación y refleja nuestro desinterés por lo educativo.
Hoy nuevamente se posterga a la educación por falta de negociación, esta vez la puntual crisis, esta vez: global; ayer fue por nuestros compromisos con el FMI, lo cierto es que ningún líder comprende que sin capacitación formal y no formal, no se logrará forjar un país.
Los decisores deberían saber que su tarea primaria es educativa y por sobre todo ejemplificadora, que sus decisiones tienen vastos o desvastadores efectos, ya que como docentes del pueblo que son, sus acciones condicionan a su vez los pensamientos y acciones de cada ciudadano, entre ellos los niños.
El singular destino de un país pasa en buena medida por las aulas. Los fundadores de las democracias contemporáneas comprenden con claridad que sólo un pueblo educado está a salvo.
La crisis actual no pasa sólo por lo económico o los métodos pedagógicos, reconoce una raíz más profunda: la carencia de una voluntad estatal: de todos nosotros, de tomar seriamente a nuestros niños, a nuestras escuelas, a nuestros docentes, a nuestra educación, a nuestro futuro.
Muy atte. Como siempre un saludo cordial para todos vuestros equipos.
Alejandro García,
Docente egresado de la Escuela Normal
(Instituto 119, año 2007), DNI: 21.674.108