Dos policías permanecen detenidos por la muerte del joven Gonzalo Rojas
En la madrugada del miércoles, se produjo la muerte de Gonzalo Rojas, de 16 años, a raíz de un disparo efectuado por personal policial. Por el hecho, permanecen detenidos dos uniformados, mientras que otros dos fueron liberados a fines de la semana pasada. Siguen las dudas en torno al caso y las opiniones de la comunidad se dividen.
Desde hace varios meses preocupa una ola creciente de delitos en los que tienen intervención los menores de edad que, al ser inimputables, recuperan la libertad a las pocas horas de ser apresados por la policía. Estos episodios ponen al descubierto las falencias de un sistema cuyos vacíos legales u operativos provocan situaciones que se repiten. El hecho provocó la reacción del pueblo sampedrino, aunque las posiciones adoptadas fueron varias. En lo que todos coinciden es en la preocupación por la ola de delitos perpetrados por adolescentes, casi niños, que se ha desatado en San Pedro y que parece no tener fin. El valor de la vida y las muertes a la vuelta de cualquier esquina por motivos imposibles de justificar.
En esta oportunidad, un confuso episodio que aún no pudo ser esclarecido terminó con la vida de Gonzalo Rojas, un menor de 16 años. El hecho tuvo lugar el miércoles 21, alrededor de las 2.30 de la madrugada, cuando un grupo de policías acudió en respuesta al llamado de un vecino de Padre Santana y 3 de Febrero que observó movimientos raros en los techos.
La intervención policial culminó con el disparo del arma de uno de los uniformados que impactó contra el menor, provocándole la muerte.
Las versiones de lo acontecido son varias y las dudas también. Resulta llamativo el hecho de que el menor (junto a otro que está detenido) deambulara a esas horas de la madrugada, solo, por la calle. Tampoco se sabe qué fue lo que vio el vecino que decidió llamar a la policía y en qué circunstancias encontraron a los jóvenes.
Según la versión ofrecida por personal policial, Rojas se encontraba en el techo de un comercio, junto a otro joven que finalmente fue aprehendido. Al parecer, al llegar al lugar los cuatros uniformados, intentaron darse a la fuga para lo cual descendieron de los techos y empezaron una carrera por la Avenida 3 de Febrero, en dirección al centro. En ese momento, se efectuaron varios disparos supuestamente intimidatorios y uno de ellos impactó en el cuerpo de Rojas quien continuó corriendo unos metros hasta caer a casi 80 metros del lugar. “No mataron a ningún delincuente” se dijo y se repite aún hoy.
El menor fue trasladado al Hospital pero al ingresar al mismo se encontraba sin vida.
El padre del joven fallecido, Fabián Rojas, un ex policía, expresó, su versión de lo acontecido. Dijo que el menor había salido de su casa alrededor de las 22 horas para dirigirse al domicilio de su novia, del que regresó alrededor de las 2 de la mañana. Luego salió nuevamente a comprar cigarrillos y se quedó con un amigo tomando vino. Al llegar la policía se habrían asustado, por lo que habrían empezado a correr.
El cuerpo fue trasladado a San Nicolás donde se le efectuaron las pericias correspondientes. El fiscal Omar Tempo fue quien se hizo cargo de las investigaciones. Los cuatro oficiales que participaron del operativo quedaron detenidos luego de este episodio, pero dos ellos fueron liberados luego de prestar declaración testimonial el día jueves. Recuperaron la libertad el Oficial Monasterio y el Sargento Tarragó. Mientras tanto, Castañares y Llul quedaron arrestados ya que desde sus armas se habrían efectuado disparos, aunque aún resta por resolver exactamente de cual de ellas salió la bala mortal.
También se realizarán varios peritajes que permitirían especificar la posición de cada uno de los uniformados, desde dónde fue efectuado el disparo, y ciertas circunstancias que aún no fueron clarificadas. Se estima que los resultados de los mismos estarán listos en los próximos días, antes del fin de semana.
Desde la Comisaría informaron que es poco probable que surjan grandes cambios en la causa, a no ser que aparezca un testigo ocular que pueda dar mayores precisiones.
Abogados
El Dr. Hugo Lima asumió la defensa de los policías y algunos vecinos incluso están movilizándose para juntar fondos que permitan a la familia de éstos costear el servicio profesional. Dicen que es una manera de respaldar a “quienes nos cuidan”. El Dr. Lima ya deslizó varias hipótesis de su defensa, logrando dos liberaciones y extraoficialmente hay confianza de que se consiga la excarcelación de los dos que quedan, en las próximas horas.
“Una persecución contra delincuentes que habían o estaban por cometer un delito”, dijo el abogado.
La Dra. Marisa López Bravo es quien se hizo cargo de la defensa de la familia del joven Rojas, por un vínculo anterior con la familia de la víctima fatal. López Bravo ya adelantó que los jóvenes “no estaban cometiendo delito alguno” y que la sociedad está hablando de la “barra de la Coopser” como si se tratara de delincuentes. “No hay nada que pruebe que hay una conducta delictiva sino que se trata de víctimas de una balacera”, dijo.
Según la abogada, desde la defensa de los policías lo que se busca es transformar la carátula para pasarla de homicidio calificado a homicidio culposo. De esta manera, explicó, “se pasaría de una pena de 25 años a un delito excarcelable”. Para esto, sostuvo López Bravo, van a sostener que el disparo salió de forma accidental mientras el policía se encontraba cargando el arma. Ayer la Dra. López Bravo intentaba obtener mayores precisiones sobre lo sucedido con el testimonio del menor que quedó internado en un Instituto de La Plata a la espera de que se resuelva su situación. La madre del chico que sobrevivió dijo que “estaban paveando como cualquier chico” y que son inocentes.
El valor de la vida
Desde que la noticia ganó la calle se escucha un alto porcentaje de voces a favor de la intervención policial. Dicen que la policía no puede “terminar presa por cuidarnos”. La otra mirada acusa sin medias tintas a los efectivos y no se les acepta el más mínimo argumento para justificar lo que habría sido según declararon ante el Fiscal “un disparo accidental mientras se cargaba el arma”.
La famosa Banda de la Coopser, denominada así por su lugar de encuentro, también se asoma a esta trágica situación. Se trata de un grupo de chicos y no tanto que se reúnen en la esquina de las Salas Velatorias a tomar y divertirse y que han sido varias veces sindicados como los autores de disturbios y hechos violentos en esa zona. Hay quienes dicen que los dos jóvenes que protagonizaron ese hecho formaban parte del grupo y también se sostiene con insistencia que los llamados desde allí cada noche eran numerosos. Los vecinos guardan un profundo silencio por temor a represalias. Hay familias destruídas y un grave problema, más allá de la esquina en la que se paren los chicos. Padres despreocupados o cansados de no poder contener a sus hijos y jóvenes que no alcanzan a darle a la vida el valor que tiene exponiéndose a situaciones dramáticas. Quien después de este suceso sólo se quede en la anécdota de quién tuvo la culpa estará abonando a la continuidad de hechos que hacen que la ciudad en la que vivimos cada vez se parezca más al infierno.
Es imprescindible señalar a la Justicia de Menores como principal responsable de “esperar” a que los jóvenes se conviertan en mayores para declararlos “delincuentes”, porque la intervención sobre las familias y los propios chicos es prácticamente inexistente. Es probable además que la Policía y la mentada “reforma” termine en un cuerpo absolutamente inactivo y poco preparado para combatir el verdadero delito, ante situaciones como las que se han planteado en los últimos tiempos.