Dos familias tras un asesino
Las dos familias que hasta el momento están involucradas en la causa por el asesinato de Daniel Pérez transitan paradójicamente la misma senda, con distintas sensaciones pero el mismo objetivo: encontrar al asesino del comerciante. Mientras la familia Pérez reclama justicia y aguarda expectante las decisiones de estas horas, esperanzados en la actuación de la Justicia, la familia De La Fuente —a la que pertenece el único detenido que tiene la causa— también acompaña y colabora para que se sepa quién mató al comerciante.
A seis días del asesinato del comerciante Daniel Pérez, la Justicia intenta obtener pistas firmes que le den la oportunidad de atrapar al homicida. Según relatan quienes han pasado por una situación semejante, nadie está preparado para perder a un hijo. La familia Pérez ya no será la misma a partir de un hecho que los ha marcado para siempre.
La ciudad tampoco podrá seguir de la misma manera, ya que si bien se venían soportando toda clase de ilícitos, no se recuerdan episodios de semejante magnitud, donde prácticamente ejecutaron a una persona de 41 años delante de su padre y esposa, emulando hechos que hasta no hace mucho los sampedrinos sólo veían por televisión.
Los Pérez son una familia como cualquier otra, que desde hace años trabaja para tener un mejor pasar. Osvaldo es un comerciante local, que este año decidió emprender una nueva etapa de su vida con la apertura de un nuevo comercio barrial, de estilo minimercado, al que los mayores recordarán como esos espacios donde se podía ir a charlar con los vecinos, comprar tranquilo y hasta llevar la libretita para sacar fiado, porque la confianza era lo que primaba. Así, desde hace tres meses abrió el pintoresco emprendimiento familiar “Clarita”, sin pensar en lo que allí podría pasar.
En cuestión de minutos, el pasado Jueves se desmoronó la vida de una familia que consiguió todo en base al esfuerzo. Daniel Pérez no es hoy simplemente el título de una crónica policial. Con su partida quedará vacío el lugar de hijo de “Ñata” y Osvaldo y el de hermano mellizo de Martín, quien desde hace dos años reside en España y aunque vino a despedir a su hermano, no logró llegar al sepelio. En el país ibérico vive también Sergio, el mayor de los hermanos, quien no pudo volver a la Argentina. Daniel también era padre de un varón de 6 años y una niña de 15 de un primer matrimonio. Desde hace cuatro meses convivía con Cintia, su pareja de 21 años que se encontraba con él cuando se produjo el hecho que le terminó con su vida.
“El Gringo”, como lo llamaban sus amigos, tenía muchas cosas por hacer junto a su familia y amigos. Vivía en la misma cuadra en la que se encontraba el negocio y la casa de sus padres, como parte de una familia muy cercana, que hoy pide solamente un derecho: Justicia, que si bien no le devolverá jamás a su hijo, le otorgará al menos paz y tranquilidad de que un asesino no volverá a disparar nunca más para destrozar otra familia.
Avanza la causa
En las últimas horas se habría avanzado notablemente en la investigación del hecho, con directivas precisas por parte del Fiscal Patricio Mujica Díaz. Se busca intensamente a otro sospechoso de haber perpetrado el asesinato, quien estaría escondido en un barrio periférico de la ciudad.
Fuentes sumamente confiables aseguraron que se trataría de una persona con antecedentes y que habría sido reconocido por los vecinos, quienes colaboraron desinteresadamente con la investigación. Además reuniría las características que describieron los testigos del hecho.
El terrible episodio se desencadenó el Jueves 16 cerca de las 20.00, cuando una persona ingresó al comercio de Maestro Reyna 1350 y utilizando un arma intentó amedrentar a Daniel Pérez, su pareja, Cintia, y su padre, Osvaldo.
El hombre —alto, morocho, de tez trigueña, pelo corto, vestido con una campera marrón—, actuó con suma violencia. En un primer momento se dirigió directamente a la mujer, quien se encontraba trabajando en el minimercado. De inmediato, se interpuso Osvaldo Pérez y se sumó su hijo Daniel, quien comenzó a forcejear con el delincuente. Todo sucedió en cuestión de segundos. Cuando el sujeto parecía estar dominado, sorpresivamente descerrajó dos disparos; uno de ellos dio de lleno sobre el parietal izquierdo de la cabeza de Daniel. El atacante huyó de inmediato, aunque el propio Osvaldo Pérez extrajo un arma de fuego de su cintura y le disparó varios tiros que impactaron en el vidrio de la puerta de enfrente y en una lata de tomates que se encontraba sobre las góndolas. Los familiares de la víctima aseguraron que el sujeto ingresó con fines de robo y que previamente había permanecido por unos minutos sobre el frente del comercio, simulando arrancar la moto en la que se movilizaba.
Una ambulancia del servicio 107 acudió al lugar del hecho para auxiliar a Pérez, quien yacía tirado y mal herido detrás del mostrador del comercio, en medio de un charco de sangre. Daniel Pérez fue trasladado a la guardia del Hospital, con una herida de bala en su cabeza y varios cortes sobre su cara, producto de la refriega que había mantenido con el delincuente. Lamentablemente, cerca de las 23.00 falleció.
Testimonios e investigación
Minutos después del triste episodio, se abrió una causa caratulada “Homicidio en Ocasión de Robo”. Las tareas fueron encabezadas por el Fiscal de turno, Dr. Patricio Mujica Díaz, quien envió un representante de la Fiscalía Nº 5 de nuestra ciudad, el Dr. Fernando Nouet, personal policial y Policía Científica. Más tarde se sumó personal del Grupo GAD y el propio Comisionado Hugo Prado, Jefe de la Departamental San Nicolás.
Se recibieron algunos testimonios y relatos de los principales testigos. Por el momento, la Justicia maneja distintas hipótesis, pero todas giran alrededor del hecho de robo. Por supuesto, existen otras versiones con respecto a lo acontecido y los motivos que lo originaron, pero por ahora los únicos testimonios sobre lo ocurrido fueron relatados por los familiares de la víctima que se hallaban junto a él en el momento del hecho.
Al día siguiente, la presentación espontánea de una mujer le sumó un punto a favor a la causa, anexando una prueba que para la Justicia ha sido muy importante y hasta el momento representa uno de los datos más seguros: la secuencia de al menos tres mensajes de texto donde un joven la alertaba sobre algo que había hecho. Maximiliano De La Fuente le pedía ayuda a través del mensaje por haberse “mandado una cag…”. “Maté a Pérez”, expresaba. Así fue como se impartieron directivas inmediatas y en plena vía pública se aprehendió a De La Fuente, un joven de 30 años con antecedentes de robos y consumo de estupefacientes.
Esa misma tarde, mientras los restos del desafortunado comerciante eran velados y sepultados, la Justicia —con el Dr. Mujica Díaz y el Comisionado Prado instalados en la ciudad— continuaron las tareas investigativas. La causa pareció retroceder cuando en medio de la rueda de reconocimientos, tanto Osvaldo Pérez como su nuera no lograron reconocer a las personas detenidas. De La Fuente no reunía las características del sujeto que ingresó al comercio y mató a su hijo.
De cualquier manera, y a pesar del reclamo de los familiares del detenido sobre las primeras horas de la tarde del Lunes, el Juzgado de Garantías Nº 1 a cargo de la Dra. María Laura Vázquez, transformó la aprehensión en detención, decisión que no es menor para el transcurso de la causa.
“El asesino de mi hijo todavía está suelto”
Un día después del trágico episodio, Osvaldo Pérez confirmó en su primer contacto con los medios que el joven aprehendido no es el asesino de su hijo: “Me hicieron participar de la rueda de reconocimiento y el que está detenido no es el asesino de mi hijo”, pues no tiene las características que describieron. “El asesino de mi hijo todavía está suelto”, aseguró el padre de la víctima.
“Esto nos destruyó y decidimos cerrar el negocio. Liquidaremos toda la mercadería y luego lo vamos a alquilar. Yo no sigo más, estoy muy grande —tiene 69 años— como para soportar semejante situación”, dijo el comerciante.
“Esto es una columna de humo…
Mi hijo es un perejil”
Mientras el Dr. Gotardo Migliaro, abogado de Maximiliano De La Fuente, evalúa la posibilidad de pedir la excarcelación de su defendido, también se analiza la posibilidad de realizar una marcha de silencio convocada por los familiares de Pérez y De La Fuente. Estos últimos dejaron en claro que su hijo no tuvo nada que ver.
El joven De La Fuente es un conocido deportista de la ciudad que ha jugado al fútbol en varios clubes. Pasó por Mitre, Nikkey y Defensores Unidos, aunque debido a problemas personales se había alejado.
“Primero y principal, mi hijo es un perejil”, dijo Heriberto De La Fuente, un conocido trabajador municipal y árbitro de fútbol. “Mi hijo tiene problemas de adicción y es un mitómano y fabulador. La policía ya lo conoce, ha estado internado, la fiscalía lo sabe, yo creo que han destruido dos familias”, relató.
“Hubo cosas que me movilizaron, el señor Oroza (Jefe de la Policía Distrital) que salió en un programa de TV, no dijo el nombre y apellido de mi hijo, pero directamente lo culpó, que él tenia al culpable del asesinato de Pérez”, agregó el hombre.
“Ese día, mi hijo a las 18.30 estaba llevando un perro a la veterinaria Patitas y de ahí se fue a la casa de la novia que tiene, que queda por los silos de Rosa. En la 107 (FM) piden un tema y lo escuchan cerca de las 19.45. Acto seguido se comunica con Lucas Guerrero (un amigo) se toma un remis, y es el señor Romero de la remiseria de Mitre y Boulevard Moreno quien lo lleva a la casa de su amigo”, explicó el padre del detenido.
“Yo lo hago responsable al señor Oroza, ese señor fue el que le hizo cargo a mi hijo, porque hay un mensaje de texto, que es verdad que existe, porque me lo confió mi hijo me dijo ‘¡Sí, papi!’, es un mensaje por el cual está implicado pero todavía es secreto de sumario”.
“Todos los testigos los aporté yo al Fiscal, la policía no llevó ni un solo testigo. Me hacen un allanamiento en mi casa sin presentarme orden de allanamiento, como ciudadano, ni con testigos, yo no estaba en mi casa y mi esposa llamó al vecino porque estaba desesperada, el vecino no sabía qué hacer y no tiene por qué saberlo”, se quejó y agregó: “Cuando yo llego al lugar, no estaba el vallado y pude ingresar y hasta se podía borrar evidencia, era una torpeza”.
“Don Pérez nunca más va a recuperar a su hijo, pero si yo tenía un problema, ahora tengo un problemón. Es más, me presenté al velorio de Pérez y no quería ni levantar la cabeza, porque se comentaba que yo era el padre del asesino”
Delafuente acusó a un miembro de la DDI: “Juan Cruz Acevedo le dijo a mi hijo que se haga cargo del hecho” porque después podían “simular que el disparo lo había hecho el padre” de la víctima. El proceder de este policía también está siendo investigado.