Dos escuelas soñadas por la comunidad durante décadas están terminadas
La escuela Agraria inauguró su sala de agroindustria, el último edificio del ambicioso proyecto que comenzó con la gestión anterior y que forma parte del sueño de una escuela de enseñanza rural para los sampedrinos que se remonta a la década del 80. La escuela de Banfield, otro anhelo de hace casi 30 años, también está terminada y lista para los estudiantes de la secundaria 13.
Hace mucho tiempo que San Pedro no tenía la alegría de inaugurar escuelas. Esas que se pagan con fondos nacionales, provinciales o municipales, recursos de todos y todas, al fin. Esta semana, la felicidad fue por partida doble y para dos comunidades educativas que luchan desde hace tiempo por su identidad, sus estudiantes, su lugar, ni más ni menos que su edificio propio.
Sin quitar mérito a las gestiones políticas, que las hubo y en distinta medida desde el regreso de la democracia hasta estos cortes de cinta, el logro es, siempre, de la comunidad: si se abren escuelas es porque los vecinos y vecinas del pueblo donde se erigen todavía confían en que la educación es una herramienta fundamental. Es porque muchos lucharon para que sus hijos, sus nietos, acaso el de sus amigos o de los desconocidos de la otra cuadra puedan gozar del derecho inalienable de aprender para hacer mejor el lugar que habitan.
Una vez más: sin desmerecer la labor de quienes desde sus cargos políticos hicieron más o menos porque esto sea posible, la celebración es conjunta: tenemos dos escuelas terminadas, tras más de una década sin inaugurar edificios nuevos.
La escuela agraria que soñó todo un pueblo
“Vine porque me gusta el campo, los animales”, repiten alumnos y alumnas de la escuela Agraria Nº 1, aquella agrotécnica que soñó Guillermo Farabollini, que se materializó años después de su gobierno y que durante décadas luchó por un edificio propio hasta que lo consiguió en un predio que había comprado la gestión Pángaro en Río Tala, construido desde las bases en el mismo predio donde este martes el ministro de Educación bonaerense, Gabriel Sánchez Zinny, inauguró junto al intendente Cecilio Salazar y otras autoridades el edificio anexo para la producción agroindustrial.
Hoy son alrededor de 230 estudiantes los que estudian la tecnicatura en producción de agroalimentos, la carrera que esta secundaria ofrece en siete años, uno más que las de los bachilleratos comunes. El lunes, cuando el #LiliMóvil recorrió el predio, fueron ellos los que contaron la experiencia de cursar en este tipo de colegio.
En la escuela Agraria, además de la currícula habitual para la secundaria, están las materias especializadas. Incluso hay dos exalumnos que actualmente dan clases de mecánica agrícola, granja, maquinarias y herramientas.
El 90 por ciento de la evaluación de muchas materias es práctica. Las clases técnicas, de campo, son por la tarde. A medida que van avanzando los años, los días de tarea y aprendizaje rural aumentan de dos a tres y luego cinco días a la semana.
El año pasado, con los chicos y en clase, hicieron el galpón de aves y este año construyeron el portón. “Toda la escuela la fuimos haciendo así”, dicen docentes que atravesaron toda la historia de la escuela Agraria y que abrieron sus puertas para la recorrida.
En total son 17 hectáreas. De ellas, hay 13 hectáreas de campo, libres; el resto son los edificios, los invernáculos y todo lo que está construido. El edificio central de formación general, construido durante la gestión Guacone, comenzó a albergar a los alumnos en el ciclo lectivo 2015, 16 años después de que, durante la intendencia de Sánchez, la escuela abriera sus puertas.
La inauguración de este martes fue un verdadero acontecimiento, porque con el anexo, la sala de agroindustria, se completó la obra que pone a la escuela Agraria de San Pedro como modelo en la provincia de Buenos Aires, a la par de otras que, con más años de experiencia, guiaron el camino de la formación escolar agraria en el interior bonaerense.
En la jornada previa, los chicos estaban entusiasmados. Ayudaron a cortar el pasto y recolectaron kumquat para convidar a las visitas que lleguen para la inauguración. Es que eran anfitriones y estaban felices de serlo.
En la cocina, que se abastece en parte con lo que se produce en el propio campo de la escuela, el lunes cocinaron para 130 personas. “La producción de la escuela está organizada y gran parte va al comedor, el excedente se industrializa y se comercializa”, contaron los docentes. La feria Frutos de la Tierra y el Río suele tener esos productos.
En el campo había tres vacas, pero las robaron. Estaban en un corral en la zona de producción de carne y desaparecieron durante un fin de semana. Sí hay gallinas, conejos, abejas. Ahora en la nueva sala de elaboración esperan producir producir mermeladas, cárnicos, extracción de miel. Hasta sala de lácteos y dos aulas tiene el sector que inauguraron.
Aunque en general los egresados son pocos, algo que sucede en muchas escuelas secundarias, en la comunidad esperan mejorar año a año esa performance, tal como vienen haciendo con la matrícula, que crece a medida que la institución es difundida como opción entre chicos y padres.
Además, la escuela tiene una residencia construida, con dormitorios, duchas, para que en un futuro puedan alojarse los estudiantes, lo que también la posicionará como una opción para alumnos de otras ciudades.
La inauguración fue una formalidad, es cierto. Pero para la comunidad educativa de la escuela Agraria fue un sueño cumplido, un sueño que construyeron entre todos y que, desde 1984, cuando empezó a soñarse, atravesó todas las gestiones políticas, educativas, directivas, generaciones de docentes y de alumnos, atravesó a todos los sampedrinos, que pueden estar contentos de ser parte de esta felicidad compartida.
La escuela de Banfield, por fin
El barrio Banfield, el barrio 25 de Mayo, el barrio Obrero, el Fonavi y la zona de influencia crecieron cuando el corralón municipal se mudó y dejó esos terrenos libres para la construcción de las 104 Viviendas. Cruzando la avenida 11 de Septiembre, en la cancha de fútbol donde practicaba el club barrial, se alimentó durante décadas el sueño de una escuela: ya está terminada.
Es la escuela secundaria 13. La primera secundaria de San Pedro, sin contar la Agraria, que tiene otras particularidades, que cuenta con edificio propio. Además, desde la construcción de la escuela 48 en Los Aromos, durante la era Barbieri, y otra vez sin contar la Agraria por sus características especiales, este edificio, el de “la escuela de Banfield” es el primero que se inaugura en San Pedro.
Pasó más de una década desde el último corte de cinta en una escuela nueva. Pasaron casi tres desde que empezaron a soñar con instituciones educativas para esa barriada.
El sábado, la comunidad educativa de la escuela 13, con su directora Olga de Sensi, padres de la cooperadora, docentes y estudiantes, fueron a “matear” a la escuela nueva. A conocerla del todo. A recorrerla completa, lista para empezar la mudanza desde el edificio “prestado” de la planta alta del Industrial, donde desarrollan actividades a diario.
La escuela secundaria 13 nació cuando la reforma que inventó el Polimodal y extendió la primaria a 9 años fue reemplazada por el sistema actual, de seis años de primaria y seis de secundaria. Esa “EGB” de 7º, 8º y 9º se transformó en la secundaria básica 13. Sin lugar en la escuela 6, era casi una intrusa en la Técnica. Ahora tiene su propio edificio.
El sábado, antes de que el intendente y el presidente del Consejo Escolar encabezaran una especie de acto de entrega, La Opinión recorrió las instalaciones que, sin dudas, son de las mejores que pueden encontrarse en San Pedro.
Hubo que esperar no sólo las décadas de soñar con una escuela para el barrio sino también las complicaciones políticas y económicas: la construcción empezó durante la gestión Scioli, pero la empresa adjudicataria abandonó la obra tras levantar paredes y techo, los vándalos robaron todo lo que había y nadie custodió ese bien preciado.
Ahora está terminada. La fachada colorada recién pintada tiene las letras en molde que dicen ESN 13. Las aberturas están colocadas. Las paredes, blancas y relucientes. Hay ventanas enormes de vidrio que dan a los pasillos, donde el piso brilla. En los baño hay tapas para los inodoros y canillas monocomando. Hasta espejos hay.
El presidente del Consejo Escolar, Gustavo Liloff, estimó que la inauguración podría ser el próximo 3 de septiembre para que “los alumnos puedan comenzar cuanto antes a tener sus clases y aprovechar el lugar”. Solo falta que la empresa concluya con algunos detalles, informó.
“La directora nos expresó, cuando vino a realizar las visitas, que quieren venirse cuanto antes; pero bueno, aún nos faltan terminar con algunos detalles, en esta semana estimamos que ya nos bajan finalmente la luz y llegan los pizarrones, que a pedido de los docentes, serán en realidad, pizarras blancas, para fibrón”, detalló el consejero escolar.
La escuela tiene cocina con baño propio, seis aulas con sillas nuevas y de calidad, ventiladores en los salones, aire acondicionado frío/calor, luces de emergencias, baño equipado para discapacitados, laboratorio, gabinete, espacio para los directivos y un salón de usos múltiples amplio.
Ahora, como bien dijo Liloff, a “cuidar esto que costó tanto esfuerzo”.
Pronto retomarán la obra del jardín
Al gobierno actual le sucedió con el jardín lo mismo que al anterior con la escuela: conflictos con la empresa detuvieron la obra, hubo que gestionar para que envíen una nueva partida de fondos y llamar a una nueva licitación.
La semana pasada abrieron los sobres y son dos las empresas que presentaron ofertas: Pesciallo Flores y Compañía, que cotizó $ 33.907.823,42 y es la misma que construyó la escuela secundaria 13; e Ingenglob S.A., con $31.650.000 y que actualmente construye el edificio del Centro Educativo de Villa Depietri.
Desde el gobierno informaron que está en evaluación y que esperan adjudicar lo más rápido posible para que la obra comience.
Ambas empresas pasaron cotizaciones por encima de los 28 millones de pesos previstos. El presupuesto original con el que fue licitada la obra del jardín era de 17 millones. Ahora, con esta nueva licitación, su construcción rondará los 40 millones, en total. El plan es que el jardín esté listo para comenzar el ciclo lectivo 2020.