Doce años apostando a la comida natural
La familia Velasco es pionera en San Pedro con su comercio que elabora platos caseros a base de legumbres, cereales y verduras. Después de recorrer un difícil camino en el que tuvieron que pagar un caro derecho de piso, hoy cuentan con una clientela fija y una demanda creciente. Dicen que los cambios en los hábitos alimenticios de la última década los ayudaron, pero recalcan la diferencia entre la comida dietética y la natural. “Tuvimos que vencer muchos prejuicios”, dicen. Natural World pronto cumplirá 12 años.
En pocos meses, Natural World cumplirá sus primeros 12 años desde que abrió sus puertas, primero en la calle Las Heras y desde hace ya varios años en su concurrido local de la esquina de San Martín y Salta, todo parece fácil porque este comercio ya está instalado en la mente y el paladar de los sampedrinos.
Lo que se cocina se vende, la mayoría de los clientes son fijos y el trabajo es continuo. Pero, dicen sus integrantes, los comienzos fueron difíciles.
“Empezamos con un mercado en 0, o en bajo 0”, comenta Héctor Velasco, uno de los propietarios, durante la entrevista. Junto a su esposa, Haydeé Prego, la cocinera y quien le pone “ese gustito” a todas las comidas, convirtieron un emprendimiento en una actividad rentable pero no sin esfuerzo. Reconocen que la principal dificultad fue ser adelantados a una corriente naturista que llegó un poco más tarde para instalarse en la sociedad.
Ayudaron en eso, los medios de comunicación que difundieron los beneficios de una alimentación natural.
Hoy Natural World, es toda una marca registrada en San Pedro que significa comida natural, sabrosa y fresca, elaborada artesanalmente por la familia Velasco.
El principio de la historia
El 26 de diciembre de 1993 a Héctor Velasco lo despidieron de la Coopser. En ese momento tenía 51 años. A esa edad y en medio de un panorama desalentador por los índices de desocupación que atravesaban el país, aumentaron la preocupación de este padre de familia. Había que pensar la salida y lo primero que hicieron fue irse de vacaciones: “La intención era tranquilizarnos y ver qué podíamos hacer”, cuenta Héctor.
Todas las noches salían a caminar y a recorrer comercios. En una de esas caminatas entraron a una librería donde preguntaron por libros de yoga, disciplina que el matrimonio practicaba desde hacía ya varios años. Buscaban libros sobre el tema pero a Haydeé se le ocurrió preguntar por libros sobre repostería natural.
La empleada les respondió que no tenía pero les facilitó una dirección de un instituto de Buenos Aires donde se dictaban ese tipo de cursos. A los diez días, ella estaba haciendo esos cursos y aprendiendo sobre la cocina natural. Después de las clases le transmitía a Héctor sus conocimientos. “Ella me fue enseñando. Es difícil pasar de estar entre cables y pinzas a estar haciendo lo que hago yo ahora”. Él se encarga de todo lo que tenga que ver con la panificación: panes, tartas, prepizzas, bizcochos y hasta las facturas integrales (que ahora no se están elaborando) pasan y dependen de sus manos.
En Octubre del 1994, abrieron Natural World, en un local de Las Heras al 100. Los primeros tres años, fueron más que difíciles. “Se tiraba comida y estábamos todo el día mirándonos la cara. El cansancio era peor que ahora porque ni siquiera cuando dormíamos podíamos descansar. Teníamos los problemas que, en general, tiene todo el mundo”, recuerdan.
Estuvieron tres años allí y se mudaron a la esquina de San Martín y Salta, donde hoy funciona el comercio. “Acá nos empezamos a enderezar, a trabajar un poco más. No sé si es porque está en una esquina o porque nos empezó a ver otro tipo de gente pero de a poquito fuimos aumentando la clientela. La tuvimos que luchar un montón”.
La respuesta de los sampedrinos
Era difícil, y para muchos sigue siéndolo, entender la diferencia entre la comida natural y la dietética. Es cierto, como explicará Haydee, que al comer este tipo de comidas se termina adelgazando, pero por los cambios en los hábitos alimenticios y no porque se trate de comida “light”. Ese fue el prejuicio más grande contra el que tuvieron que luchar. “Hasta el día de hoy la gente duda venir acá porque piensa que hacemos comida dietética y no es así: nosotros hacemos cocina natural. La gente cree que la comida no tiene sabor, que no está condimentada, que no tiene sal. Usamos sal marina y otros condimentos; lo que no usamos es pimienta y picantes. Tampoco usamos grasas ni manteca y hacemos todo en el horno”, dice Haydeé. Sin embargo, a la luz de la cantidad de clientes que desfilan a diario por el local, podría afirmarse que ya muchos entendieron la diferencia, y la comprobaron.
Gran parte de los alimentos que elaboran están destinados a unas 50 personas que compran diariamente su vianda a la hora del almuerzo y la cena. Se trata de afectados con alguna enfermedad que deben comer siguiendo un determinado régimen. “Hay gente con problemas de diabetes, divertículos, o que no pueden comer con sal, entre otros casos”, cuenta Haydee.
Mucho trabajo
La jornada comienza a las siete de la mañana y no termina hasta después de las 24. Aunque las puertas del negocio están cerradas entre las 14 y las 18, siempre hay cosas para hacer adentro. Pero ellos prefieren no quejarse.
Los ánimos parecen cambiar cuando se les menciona la competencia. Lo que más molesta, seguro, es que muchas personas realizan este tipo de trabajo en su casa pero no deben cumplir con las mismas condiciones porque nadie los controla.
“Si a nosotros esto nos salía mal, terminábamos viviendo en una alcantarilla”, afirma Héctor reconociendo que tuvieron que pagar un derecho de piso que ahora otros disfrutan.
“El trabajo no hay que sacárselo a nadie pero si vos haces el sacrificio de estar trabajando muchas horas para pagar todo, que la ley sea pareja para todos”, sostienen. “Acá puede venir la gente de Bromatología en cualquier momento pero a ellos ¿quién los controla?”
Haydeé cuenta que conoce varias personas que realizan este tipo de actividad pero que no producen tanta variedad. “Por lo general la gente elabora milanesas y hamburguesas de soja, no sé si mucho más”. Natural World en cambio, presenta una enorme diversidad de platos que se elaboran diariamente: “Las ensaladas, comunes o primaveras, las prepizzas de espinaca, con harina integral y espinaca, milanesas de soja, hamburguesas, tartas, bocadillos. Tenemos un menú variado con opciones fijas, y después elaboramos tres platos del día. También cuando tenemos tiempo hacemos postres.”
¿Cuestión de mujer?
Héctor cuenta varias anécdotas de hombres que se resisten al tipo de comidas que ellos elaboran. En general, entran al negocio acompañando a otra persona.
“A los hombres les cuesta más creer que con una ensalada se pueden satisfacer. Un kilo de asado es un pedazo nada más; un kilo de ensalada es una parva enorme”, comenta entre risas. Muchos terminan aceptando el reto. Pero los clientes de este comercio, son en su mayoría mujeres. “También viene mucha gente que tiene horario corrido en el trabajo y que come ahí. Con este tipo de comida se llena pero no queda cansado como con otras comidas que les demanda mucha energía para hacer la digestión”.
Una tendencia cada vez más fuerte: el vegetarianismo
Todo lo que se elabora dentro de Natural World está hecho a base de cereales, legumbres, vegetales y hortalizas. Hay muchos mitos acerca de las ventajas y desventajas de no consumir carne. Estos son algunos de los pro y los contra:
·Las dietas vegetarianas se consideran promotoras de la salud y de la longevidad.
·Favorecen un índice de masa corporal menor.
·Los vegetarianos tienen una menor incidencia de diabetes, problemas coronarios y cáncer.
Alguno de los problemas que ocasiona el dejar de consumir carne:
·Anemia
·Hipervitaminosis o Hipovitaminosis
·Carencia de oligoelementos que pueden derivar en dolencias como la osteoporosis.
·Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC) relacionados con la alimentación.
·Enfermedades psiquiátricas tales como depresión, ansiedad e hipocondriasis.
Haydeé cuenta que ella estuvo tres años estudiando en Buenos Aires no solo para aprender cómo se cocinan los alimentos sino también para aprender las combinaciones que permiten tener un plato nutritivo. “Mezclando cereales con legumbres, por ejemplo, se pueden reemplazar las propiedades de la carne. En cuanto a las ensaladas, cuanto más colores tengan más vitaminas poseen”.