Divinas, Populares y un intendente sin rumbo para enfrentar la crisis
Borgo amagó con renunciar pero Guacone le pidió que se quede. A cambio, el Secretario de Economía solicitó “acompañamiento” tras ir solo a defender la moratoria. El “equipo de Salud” sumó a un nuevo militante político a la gestión y presiona sobre las Divinas. Bianchi, Cheyllada y Mosteiro, en la mira. El Intendente, en otra cosa.
La imagen era tragicómica: todos los concejales, todos los sindicalistas, hombres políticos que no están en función y, entre ellos, triste, solitario y final, el Secretario de Economía Roberto Borgo. Perdió la contienda política y quienes lo tratan a diario aseguraron que ese día no durmió. El viernes, a primera hora, le planteó a Guacone que ponía su renuncia a disposición.
A las 9.00 de la mañana, y tras hablar con dos programas de radio distintos, le confirmó a La Opinión la decisión. Consideraba que había fallado y que con él a la cabeza todo el gabinete debía replantearse la situación. Por eso iba con su renuncia en la mano a la reunión.
El encuentro del gabinete fue pobre. El que tuvieron en privado Borgo y Guacone también. El funcionario le pidió “apoyo”, “acompañamiento”, un gabinete sino unido al menos con un objetivo claro por delante para que el trabajo conjunto pueda dar frutos.
El Intendente habrá pensado que hay situaciones en la vida que se dan una sola vez, por lo que debe haber devuelto sus pensamientos a un asunto familiar que debe celebrar en breve.
Al menos eso sintieron los que pudieron dialogar con el funcionario tras el breve y para nada intenso encuentro con la máxima autoridad política de la ciudad.
El rumbo político
El gabinete carece de rumbo porque la interna está desatada. Lo que este semanario anticipó dos semanas atrás como el regreso de la vieja disputa entre “Divinas y Populares” está cada vez peor, profundizada por los acontecimientos de las últimas semanas.
Si el grupo divino culpa al popular de que no puede resolver los problemas más acuciantes, los segundos enrostran a los primeros ser los únicos que están al pie del cañón.
En los diálogos divinos, los “popu” son llamados “el equipo de Salud” y entran ahí Sualdea, Borgo –exadministrador del Hospital, después de todo– y Pichioni, quien advirtió que tanto él como su grupo cercano, con el Jefe de Guardia Gustavo Alarcón como ladero, renunciarán si Borgo se va.
Apuntan con todo a Raúl Cheyllada, Fabián Bianchi y Verónica Mosteiro. El primero ya no tiene la fluida relación que tenía con Borgo cuando eran “Batman y Robin” o viceversa. Se notó el lunes, cuando en los pasillos del Palacio el único que iba y venía era el “Primer Ministro de la crisis”.
Un funcionario al que le cuestionan su frialdad analítica consideró que el gabinete entró a una disputa política interna de “bajo vuelo”. Más acostumbrado a las lides marítimas que a las aéreas, después de todo, tiene experiencia en cierto tipo de vaivenes.
En el medio, los otros dos secretarios que restan, Pablo Ojea y Fito Benincasa, hacen su trabajo de hormiga, aunque se encuentran con algunas dificultades que los pone en tensión a ellos mismos.
Horas decisivas
Las posiciones son marcadas. Unos creen que el fracaso, en efecto, fue de Borgo. “El fue el que habló con los concejales y el que cedió a todo lo que pedían”, dicen los que lo miran de soslayo.
Enfrente, consideran que no se puede estar en la misa y en la procesión, por lo que la tarea de articulación política la deberían haber encabezado el Secretario de Gobierno y el de Coordinación. “No conocen ni el bloque del Frente para la Victoria, que se supone que son los más cercanos”, se quejan.
Lo cierto es que Guacone sigue sin gobernar la ciudad ni el gabinete. Mientras la acuciante situación económica devora todo a su paso, la interna del Gobierno autofagocita los pocos intentos de sobrellevar los meses que vienen, que serán los más duros hasta que llegue diciembre, cuando haya que pagar aguinaldos.
Sigue el show de horas extras
En la reunión del Comité de Crisis, desde el Sipem se quejaron porque a pesar del decreto de emergencia administrativa hubo empleados que el mes pasado cobraron hasta 9.000 pesos de horas extras.
Nada nuevo, si se tienen en cuenta por un lado el exhaustivo informe que al respecto publicó La Opinión en una de las entregas denominadas “Así se funde el pueblo”, y por otro las observaciones del Tribunal de Cuentas.
El organismo que audita las finanzas municipales pidió al Ejecutivo que remita documentación que avale la friolera de 9.613.932,55 en horas extras que considera no están justificadas. Mes a mes, los nombres sobre los que el Tribunal de Cuentas tiene dudas se repiten.