Disparó a nenes que lo molestaban con la pelota y la causa es por “lesiones leves”
Un adulto mayor descerrajó al menos tres disparos contra un grupo de chicos que jugaba al fútbol en la calle, en el barrio San Francisco, e hirió a uno de ellos en la mano. El Juzgado no calificó el hecho como “tentativa de homicidio”. Hubo un allanamiento y el autor del hecho sigue en libertad. El nene herido fue operado en el hospital.
Hay barrios de la ciudad donde el detonar de disparos de arma de fuego es la banda de sonido habitual. A cualquier hora. Los vecinos ya ni quieren saber por qué. Ni siquiera se asoman a la ventana, por las dudas, cada vez que truena un revólver, una pistola o una escopeta.
Puede ser a la madrugada, mientras los que esperan para ir a trabaja desayunan; o a media mañana, cuando algunos siguen de farra y arremeten a tiros contra otros con quienes tuvieron alguna discusión; a la siesta, cuando el alcohol y las drogas encienden la pendencia; o a la tarde, cuando los pibes salen de la escuela y se ponen a jugar en la calle, como pasó el lunes en el barrio San Francisco.
La historia debería sonar inverosímil, pero ya no lo es: un hombre adulto descerrajó disparos en la vía pública contra un grupo de niños porque le molestaba que estuvieran jugando a la pelota.
De campito de fútbol a campo de tiro
Eran las 17.30. Todavía había un sol radiante en el oeste de la ciudad. La intersección de Mateo Sbert y Nieto de Torres se había convertido en canchita, en uno de esos potreros improvisados donde se juegan finales de mundiales imaginarios cuyas alternativas se detienen cuando tiene que pasar algún auto.
Entre los pibes que pateaban la redonda el mismo día en que Diego Armando Maradona cumplía 57 años y era objeto de homenajes en todo el mundo estaba Juan Manuel. Un chico como cualquier otro del barrio, de siete años, que transpiraba en la calurosa tarde de esta primavera que recién se insinúa.
La pelota iba y venía. Los gritos y las risas acompañaban las jugadas. Cada tanto, los límites de la cancha imaginaria quedaban grandes al afán de los pequeños deportistas. En varias de esas ocasiones en que el esférico se dirigió hacia donde no debía, cayó en la casa de un vecino.
La molestia por el juego de los niños se transformó en inaudita furia. Según relataron los vecinos de la cuadra, sin que nadie entendiera qué sucedía, comenzaron a escucharse estampidos. Aunque en el barrio, lamentablemente, el sonido de disparos de armas de fuego es bien conocido, no dejó de sorprender lo que prácticamente fue una balacera.
Hubo gritos y corridas. Quienes estaban cerca de la escena aseguran que los disparos fueron tres, uno detrás de otro pero no seguidos, como si hubiese descerrajado uno para cada uno de los niños que tenía enfrente y que corrían detrás de la pelota.
Podría haber sido una masacre, aseguraron los vecinos. Escondido detrás de una planta, disparó. Uno de los proyectiles pasó muy cerca de uno de los nenes. De otro, no hay registro. Un tercero alcanzó a Juan Manuel en la mano derecha.
El niño fue trasladado al Hospital. En la Guardia de Pediatría lo intervinieron quirúrgicamente para extraerle el proyectil y quedó internado, mientras mejoraba su estado.
Medidas judiciales
La Fiscalía de la Dra. Viviana Ramos dispuso medidas para la investigación del caso. Ayer, casi 24 horas después del hecho, el Juzgado de Garantías interviniente ordenó un allanamiento en el domicilio del autor, que estaba identificado desde el primer momento y a quien los vecinos describieron como un anciano.
Como la causa está caratulada “lesiones leves”, no hubo ninguna medida contra su libertad. Por otra parte, aun cuando hubiesen calificado el delito como se esperaba, “homicidio en grado de tentativa”, es decir intento de asesinato, porque disparó a matar, su edad le hubiese permitido no permanecer entre rejas.