Diez años de prisión para el homicida de “Huevo” Vargas
Maximiliano Nicolás Farías fue hallado culpable de ser el autor del asesinato de Vargas en octubre del año pasado.
Con una particular rapidez el Tribunal Criminal Nº 1 con asiento en San Nicolás determinó sobre un caso de homicidio simple acontecido en octubre del año pasado. La velocidad con que se expidió la Justicia y la contundencia hallada a la hora de reunir pruebas y la tarea investigativa de quienes tuvieron el caso en sus manos. En febrero pasado la causa fue elevada a juicio y la Fiscal Gabriela Ates solicitó 10 años de prisión para Maximiliano Nicolás Farías, un joven de 18 años que fue detenido el mismo día en que se produjo el hecho. Farías estaba acusado de asesinar de dos disparos a Fernando Vargas, de 23 años, más conocido como “Huevo”, en la puerta de la casa de este ubicada en el barrio San Miguel. Finalmente, ayer se conoció que el Tribunal hizo lugar al pedido de la Fiscal de Juicio y condenó al acusado a 10 años de prisión efectiva, por hallárselo culpable de la muerte de Vargas.
El hecho se produjo sobre el mediodía del 12 de octubre en la intersección de Hermano Indio y Ruffa, lugar en donde vivía Vargas junto a su familia. Farías arribó al lugar a bordo de una moto tipo 110, y sin mediar palabra descerrajó varios disparos con una carabina, impactando dos de estos en el cuerpo de Vargas, quien falleció como consecuencia de las heridas. Vargas se hallaba junto a otras personas cuando apareció Farías, detuvo su marcha, extrajo una carabina que aparentemente llevaba entre sus piernas y disparó contra la víctima. El tiro ingresó a la altura del pecho, Vargas cayó y se puso otra vez de pie, entonces el atacante volvió a dispararle, para asegurarse la ejecución. El joven agredido pudo caminar algunos metros, hasta caer. Aún hoy nadie encuentra explicaciones a lo acontecido en ese momento, algunos testimonios aseguran que la víctima se hallaba en el interior de la vivienda junto a su familia hasta que en un determinado momento decidieron salir a la vereda para saludar a otro familiar que se retiraba y fue el momento justo para que el agresor llevara a cabo sus intenciones.