Dictaron prisión para los piratas del asfalto
El Juzgado de Garantías Nº 1 determinó que los siete piratas del asfalto permanezcan detenidos. La Justicia investiga distintos aspectos, entre ellos si realmente la carga tenía como destino nuestra ciudad.
A una semana del hallazgo de un camión robado en inmediaciones del paraje La Buena Moza, crecen las dudas y versiones sobre lo sucedido.
Mientras siete personas permanecen detenidas en la Comisaría local, la Justicia intenta desentramar cuál es la verdadera historia que se teje detrás del robo. El Juzgado de Garantías Nº 1, a cargo de la Dra. Laura Vázquez, dictó la prisión efectiva para todos los detenidos. El abogado defensor, el Dr. Gotardo Migliaro, pidió la excarcelación pero no se dio a lugar y se deberán aguardar cinco días para ratificar la medida o conceder la libertad.
Los detenidos, Francisco Cañete de 32, José Luis Cáceres de 29, Jorge Alberto Mendoza de 27, Ariel Mendoza de 23, Eduardo Aguilar de 33, Juan Antonio Cardozo de 32 y Alberto Cañete de 30 años, se negaron a declarar ante el Fiscal Martín Mariezcurrena. Se espera que en algún momento lo hagan ya que sería determinante saber el verdadero rol de cada uno de los delincuentes y otras cuestiones que ayudarían a la investigación.
Existen un sinfín de versiones sobre lo acontecido, pero los datos recogidos hasta el momento indican que el lugar en donde fue hallado el rodado no sería el indicado. Al parecer, el campo era otro pero ya no quedaba más tiempo, había que liberar a los rehenes y trasladar el camión para abandonarlo, así que los delincuentes decidieron hacer el traspaso de la mercadería en ese lugar. Lo que no tenían en cuenta era que el casero del campo iba a escapar y dar aviso a una patrulla policial que recorría la zona.
El camión Mercedes Benz con acoplado y totalmente cargado con indumentaria deportiva y medicamentos, apareció abandonado en el campo “El Rocío”, propiedad de la familia Battistón, en el paraje La Buena Moza.
Los delincuentes violentaron el candado de la tranquera e ingresaron el camión, para minutos después proceder a trasvasar su mercadería. Pero no hubo tiempo, porque llegó la policía y debieron huir: “Guarda, que anda la zorra”, gritó uno.
Lo cierto es que la Justicia ha obtenido varios datos, aunque falta mucho como para cerrar esta historia. De todos modos, es un hecho que la mercadería venía a parar a la zona y San Pedro sería el punto indicado. Además, no sería la primera vez que aparecen vehículos de procedencia dudosa en la zona, ya que la falta de controles en ese camino es una ventaja para quienes se dedican a estas tareas.
Los investigadores no descartan nada, ni siquiera la posibilidad de que la carga fuera a ser bajada en ese mismo lugar. Por todo esto, se dice que varios sampedrinos miran de reojo todo lo que va pasando, pero la negativa a declarar por parte de los involucrados aporta algunas dudas y alivio al caso.
El tipo de carga que transportaba el camión es una de las más rentables, pues es una mercadería de fácil comercialización, que se puede vender muy bien y en cualquier mercado.
Persecución, tiros y “La Maquinita”
El camión perteneciente a la empresa Transportes Gualdesi, con sede en la localidad de Los Polvorines, partió el Jueves a las 12.30 horas desde la planta de medicamentos Transfármaco, ubicada en la localidad de Gral. Pacheco, con destino a la ciudad de Rosario. En su traslado por la Ruta Nacional Nº 9, al transitar por el kilómetro 170 del carril Bs. As – Rosario, fue sorprendido por un utilitario Renault Kangoo que se le puso a la par, uno de sus ocupantes extrajo un arma de fuego y efectuó tres disparos al aire para amedrentar al chofer, quien rápidamente detuvo su marcha, mientras que otro vehículo interceptó y redujo a la custodia del camión, que viajaba unos metros atrás.
El chofer y el personal de seguridad fueron introducidos al interior de un vehículo Renault Transit blanco. Comenzaron a ser paseados por distintas partes hasta ser abandonados en el barrio de Liniers en Capital Federal.
Mientras tanto, el camión tomaba por distintos caminos rurales hasta terminar en el interior del citado campo en La Buena Moza. La maniobra fue advertida por el cuidador del establecimiento, quien logró salir del campo y dar aviso a la policía. En ese momento la patrulla interceptó un auto Toyota Corolla guiado por una persona de sexo masculino, como contaba con toda la documentación en condiciones siguió su marcha.
Al llegar al lugar se advirtió la presencia de un auto Volkswagen Polo rojo en el que viajaban seis personas. Al parecer tenían algo que ver, pues al ser interrogados nadie pudo justificar por qué circulaban por el lugar. Pero esto no fue todo, porque a los pocos minutos se divisó una camioneta Transit blanca que también circulaba por el lugar y grande fue la sorpresa cuando los uniformados reconocieron al conductor como el mismo que momentos antes habían visto manejando el Toyota Corolla. Pero para confirmarlo aún más, el relato de un testigo aseguró que el Toyota también ingresó al campo en el momento en que ingresaron el camión.
Para la Justicia, todos los sujetos detenidos tienen relación entre sí. Por ejemplo, quien manejaba el Toyota sería hermano de uno de los que viajaba en el Polo. Eso marcaría todo un dato para la Justicia, como así también que uno de los detenidos, de apellido Cáceres, cuenta con domicilio en San Pedro, aunque todos viven en Zárate.
Lo curioso del caso es que al momento de la detención no se hallaron armas, pero sí un sofisticado equipo electrónico que es utilizado para alejar las señales satelitales. Con ese método se evita el rastreo satelital y las llamadas desde celulares.
La causa está caratulada como Privación Ilegítima de la Libertad y Robo Calificado, está en plena investigación y se pretende determinar si hay vinculaciones sampedrinas con el caso.
Sin rastreos satelitales
(Fuente: Clarín). Le dicen “la máquina”. A simple vista parece un artefacto electrónico rudimentario. Pero, en realidad, es un sofisticado inhibidor artesanal de señales satelitales que corta todo contacto entre un camión robado con la central que hace el rastreo. Así, los piratas del asfalto sacan al camión de su ruta y se llevan el cargamento sin que los detecten.
En los últimos años, las empresas de transportes de carga tuvieron que redoblar las medidas de seguridad de sus camiones debido al constante acoso de los piratas del asfalto. Muchas optaron por vigiladores privados que escoltan a los camiones desde uno, dos o más autos. Además de la vigilancia física también le sumaron la seguridad electrónica.